arra
os dirigimos hacia el hospital. En el hospital, las enfermeras llamaron varias veces al teléfono c
ctor muy serio, mirando a su pac
ya Gas
Anotando en unos documentos c
on José, pero soy su e
aciente. ¿Por qué lo
en blanco y encogiéndome de hombros. Quise decirle todo esto con sarcasmo, pero en este pueb
ndiente y se cayó
on él? - Ahora mi
escuché el escándalo. - Ya me estaba da
te caíste? - Ahora dirigiéndose
uy serios y comenzaron a reír. Luego el doctor pr
uda? Deja que la chica te ayude a bañar, porque un día de estos vendrás sin cabeza. Vamos a sacarte unas placas y hace
a ser tu hermosa madre, le permitiría ayudarme a ba
l viejo serio y amargado está respondiendo de esta forma? No, no, no
trasladarlo al salón de rayos X, procedieron a hacer las radiografías y luego las pruebas de sangre para descartar azúcar baja u otras causas pa
mi abuela usaba conmigo en mis días más complicados. Le ofrecí de comer bizcocho de maíz y leche caliente. Estuvimos en el balcón charlando y esperando a su hija por un largo rato.
ido. No sé si me hacía magia, pero yo quedaba como nuevo luego de su suave toque. -
me cuenta historias de una bruja dulce, bueno, así le di
pto mi hija María, claro está. Ella siempre fue indomable e irrespetuosa conmigo y con todos, pero leal hasta el final. Mi hija María aprendió a trabajar para mantenernos con alimentos y sustentos, mientras yo aprendía cómo hacer los trabajos en madera. La niña me ayudaba en el taller y con mis cuidados mientras mi hija no estaba, y en cada golpe que me hacía ella me curaba muy rápido las heridas. Era tan gentil y amable que se ganó mi cariño en poco tiempo. Iba y venía como los pétalos de las rosas, siempre sonriendo, siempre brillando
en el bosque y ellos no se mudaron como dice el anciano. ¿Será que este pobre anciano no sab
en tono muy bajo, mirando mis manos
entos. - Extraño sus conversaciones, su compañía, su presencia... Los llegué a querer tanto como a mis hijos propios. - Dich
agotador. Pasada la medianoche, la hija del anciano viene acercándose a la casa a paso lento y tambaleante. La escucho gritar varias veces mientras se ac
- Levanté mi mano para q
, bien vieja, y yo no soy vieja. Tengo muchos miles d
que yo la admiro y la respeto mucho. - Digo son
en casa? ¿Mi padr
que llevarlo al hospital y mañana debe ir a
Dijo mientras me señalaba con su bolsa que al parece
no me deja entrar al baño para ayudarlo. Lo
hacemos aquí papi? Te van a matar. - Puso sus
descansar. Mañana hablamos lo demás. Cuídese. - Me despedí de la señora, pero ella
irada, pero es lo único con lo que cuento para poder moverme, aparte de la troca de mi tía Seli, que aún no sé
traída mirando el cielo y las estrellas y en algunas ocasiones la luna. La noche está despejada, dando una vista clara y hermosa de las estrellas.