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Historia
Desde cero hasta ti

Desde cero hasta ti

Autor: Road1985
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Capítulo 1 El bailarín y el soldado

Palabras:4346    |    Actualizado en: 30/07/2023

grupo que había acudido era una despedida de soltero que, desde luego, no esperaba verle bailar y hacer su st

ánto tiempo más podría sobrevivir con el escaso sueldo y los pocos e

siendo un crío. Pero hacerse adulto muchas veces significaba ver cómo lo

todos los que trabajaban allí sabían que no le quedaba mucho para poder dar esa mano de pintura que tanto le hacía al local, y cambiar los dos focos fundidos del esce

ro; pero, por lo visto, vivir en Texas, ser hijo de inmigrantes por mucho que hubiera nacido en Estados Unidos, que su ingl

arse a limpiar suelos. Personalmente prefería lo primero. Muchos decían que

spedida de soltero buscaban tetas y culos diferentes a los suyos, lo que s

nza de haberse equivocado, pero allí no había más de doscientos c

permitirse: un par de pastillas para el dolor de cabeza, un sobre de paracetamol para el resfriado y las dos últimas dosis de insulina con las q

a sobrevivir en su caso no era lo mejor para su salud, pero no tenía dinero para

stiaba la idea de imaginarse metido en una oficina o convertirse en dependiente en una tienda. Se

gustaba la idea de terminar en el hospital porque odiaba las preguntas sobr

to era él el que no transmitía seguridad a los farmacéutic

mpre llevaba encima y se apoyó en el mostrador

eceta, como si fuera a cambiar de algún modo lo que el ordena

en? –pregunt

ue viene no tienes más cajas d

nrió con

ecesito una caja más

ue comprarla por su precio total –dijo la farm

uro médico no entra el medicamen

eso era lo que parecía que sentía por él; lástima y poco más. No dijo nada y c

y sacó la cartera de la moc

nto cuesta una ca

leó en el ordenador

probó. Necesitaba dejar aparte cien dólares para los recibos, de la luz y el a

ré. Espero hasta el me

a que el problema era del sistema, el mismo que no le permitía conseguir el trabajo que desea

tener que estirar lo poco que le quedaba, sentirse como si se fuera a morir, re

eza las pesadillas con las que pasaba toda la noche. Había cometido demasiad

do el sol todavía estaba saliendo, le

ás. Solo se detuvo cuando estaba ya sin aliento. Apoyó las manos en las rodillas y

enedores de basura, y corrió todo lo rápido que pudo. Con un poco de suerte, si era lo bastante rápido, lo perdería de vista. Pero al dar la vuelta a la siguiente

erta del conductor se abrió y un rostro qu

o te iba a enc

e te iba a pagar t

l mientras dejaba ver que ll

canso, Shawn. Te aseguro que tengo mucha menos paciencia de l

ue te pagaré

manera. –le dio una palmada en el hombro, le sonrió, y le asest

estaba lo bastante lejos, se dejó llevar por el miedo, las pierna

ero? Quería ser feliz, o por lo menos ser él mismo. Se dio l

od

viera a pagar su frustración con el contenedor después de haber recupe

, los chicos han decidido que salgamos esta noche, so

dónde qu

nuevo local de str

? ¿Y qué pinto yo ahí? Saben que no me

y pases con tíos para tíos. Por eso quiere

verdad lo h

chicas están muy buenas. Per

, si se han preoc

n: ¡G

a peor todavía, iban a la guerra. Ese era el único modo que tenía de cobrar el dinero suficiente para dejar atrás su pasado por mucho que la guerra le a

a en el más próximo, pero si realmente ese local tenía ba

compañeras del local, parecía asombrada por el grupo

Allí había seis hombres jóvenes que hablaban muy alto, tanto que desde dond

ía las bromas que hacían los demás. –Ha mirado a Rodrigo como solo alguien interesado en otro hombre sabe hacer. Estoy segura de que

día gustarle de un hombre, y, cuando sus ojos se encontraron durante un

va a derretir

s dos y les puso un

mer pase. Nacho, luego los c

e dinero. Le gustaba su trabajo, aunque bailar en una compañía de baile sería mucho mejor. Pero si había algo que no soportaba de verdad era el

s hacer su espectáculo, y todos con ganas de reírse y pasárselo bien, metiéndose con él y los otros bailarines con sus

sted detenido, el sentar al público en la silla y contonearse delante de ellos. Ese baile solía durar poco antes de que el cliente se emocionara y

an allí. Nacho no era fan de los soldados entre el público. Siempre querían demostrar que no les gustaban los pases hechos por Rodrigo, Seth y él, no fuera alguien

mo si fueran a un safari, piensan que van a ver algo con lo que divertirse, a su modo, no

se de las maniobras militares para evitar las bromas o que algún sold

e demasiadas películas para hacer algo con el maletín y los juguetes que

os que luego quería probar en sus propios vídeos bailando. Nadie apreciaba los cambios de música, de velocidad, la emoció

uave para las chicas. Aunque el grupo de soldados parecía solo interesado en br

rían hacer todo lo que no iban a poder hacer los siguientes meses. Bebían, reían escandalosamente e intentaban meter mano a las chicas.

gestos obscenos y que algunos daban golpecitos en el hombro del tipo de o

on cuando aparecie

n ningún problema en hacer un número propio más subido de tono, metiéndose mano y calentando el ambiente para cons

suena

do aquella conversación. –Nuestros límites acaban donde acaban nuestros cuer

esas cosas rodeando la cintura de su compañero. –No somos una pareja abierta, solo permit

egar. Estaba seguro que muchas de las personas que iban a verlos pensaban lo mismo, pero también habí

un empujón hacia el escenario a su amigo de los o

o que no les había insultado ni se había burlado de ellos, así que estiró el brazo y le acarició el cabello con una mano. Deslizó ese mismo pulgar por su mejilla hacia su mentón. Fue ahí cuando se dio cuenta de que el hombre había bajado la mirada

e volvió hacia sus compañeros y sonrió. Los demás hicieron sus estúpidos y depravados gestos, pero Nacho intentó no hacerles caso, se puso la mano de

cierta satisfacción de que ese desconocido mirara su cuerpo y la forma en que se estaba

ro hombre se puso todavía más colorado, se mordió el labio, y los ojos verdes se le iluminaron mientras Nacho se arrastraba un poco m

na y hacer que alguien volviera unos días más tarde. Vio cómo el hombre se inclinaba hacia él, expectante, a la espera del beso, mostrando

los labios, chasqueó la lengua, le dio un empujón, y

o está deseando. – Dijeron unas v

Eso siempre funciona

Se concentró en el extraño de ojos verdes, se agachó delante de él y l

y era lo bastante educado, aceptaba que le metieran mano, porque entonces llegaban los b

parentemente tímido de ojos verdes. Tenía toda su atención puesta en él, en el movimiento de sus caderas, en sus manos bajando por s

aba entusiasmado hasta el momento en que la m

mojas! –exclamó

r –protestó e

mientras se levantaba del suelo, le hizo bajar del escenario y le rodeó la cintura

n al otro hombre, recogió la camisa del suelo

a lo has

era una tía, dejaría que la to

así, con las manos y las lenguas muy largas. Se dio la vuelta, se puso la c

que me ha metido mano. ¿Estás seguro de que no te interesa

iendo que s

sé. ¿

zarle un puñetazo a la cara. Una pelea en ese momento era lo que menos necesitaba. Un solo baile ya le había dejado agotado porque

no llegó a pasar porque tanto el tío para el que hab

reguntó Nach

ro de si me reconocerías. H

tó Shawn mientras ale

e vez en cuando. Nuestros padres eran amigos y

édulo de ver al niño del que había cuidado se había

añía, nos vamos a Afg

Espera, ¿te

lágrimas cuando había tenido miedo algún sábado por la noche, le había ayudado a entender las matemáticas, le hab

y era peligroso, había demasiadas p

ue Rodrigo lo agarraba. Seth y Rodrigo lo conocían, sabían

omer algo. –

go, que tiró un poco más de él. –Le diré a Ryan que te prepare un s

He des

¿verdad? –Añadió Seth. –A veces

les había dado más de un susto y los dos veían las señales de alarma con tiempo.

, es

lina no lo estaba ayudando. Respiró con fuerza y apretó los puños. Se quedó ahí un mom

é qu

que te han dicho. Son

ué estás

las únicas personas que conozca allí. Excepto Martín, ning

no de ellos... aunque... – Rodrigo, que se había echado a un lado para darle espacio, se acercó de nuevo, dispuesto a agarrarle si caía al s

wn al ver que temblaba y que le

ta la parte trasera del local, le hizo sentar y le puso delante

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