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Historia
La purísima amante

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Capítulo 1 La monja prostituta

Palabras:1259    |    Actualizado en: 26/06/2023

daleando su bicicleta un tipo a quien por el momento llámese «gato sin dueña», ya

y la buena ropa en el clóset. Aunque más que parecer de escasas monedas, da la impresión de ser un patético suricata que s

ntos voluptuosos. Hay ofertadas tan altas como jirafas y también las que todavía no sobrepasan la inocencia infantil. Incluso se encuentra con ridículas car

s. ¡Ja! Quién lo diría: el menesteroso se pone quisquilloso. Pero como sea, el tipo está harto y se rehúsa a volver al otro bulevar, el

n alguien como mi esposa en este sitio,

a, pues ha llegado al final del

clama ahogadamen

resulta tan descabellado que el gato sin dueña por poco cae de su corcel... «¿Será que esta es una señal

dinoso corre al supuesto favor divino que, dicho sea de pas

a una mujer con turbias intenciones-. ¿Cuá-cuánto cobr

n vivo-. Hermano, por favor, no se confunda que yo soy su herm

do felino-. Dígame su precio que yo se lo p

depreda aquella cara bonita... «Si ese es el rostro, no

ambiente ha despertado la

e respete como su madre

sterona contenida hace del minin

mis hábitos -la monja comi

dura de pata-. ¿Realmente es usted monja?

son inescrutables -la c

uello. La confusión l

en su rostro que es un hombre de familia. No debería estar

lo se la pasa ayunando -se aleja un

monja gimen en respuesta a la inj

imos a pedir limosna en las calles. Yo por ejemplo, llevo todo el día sin probar bocado. Así que enti

la mano y se la lleva consigo, casi a rastras, ante las variadas polillas de aquel bulevar. Unas se indignan y otr

e la calle del pecado le

..? -aun las palabr

l perro irá

o de perros calientes, para comer. El tentempié d

te, el dadivoso sujeto comienza

os labios de los

¿Y usted? -la joven procura

in motivo aparente, e

so? -curiosea la de ojos ve

enido a cenar a la calle a es

trario, estoy segura de que usted hace este tipo d

sa y yo hemos caído en la rutina -suspira desánimo-

en el daño que le haría a su familia; en el daño a su propia salud

una santa -el tipo se levanta de la banca-.

se pone de pie y lo detiene. Ahor

-consulta i

nsolarme con las mismas manos con las que siempre como -pl

icho carnal, no. Ella se da cuenta de que aquel sujet

su problema -se comprome

sorpresa al descoraz

quita las empañadas gafas para c

ue

anos a causa de un necesitado... «Lo haré para qu

el cual se le volverá como la peor de las enfermed

*

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