Se encontraba entrando por el ventanal del parque con sus manos en los bolsillos y observaba el lugar con el ceño fruncido. Tras observar a su alrededor, sus miradas se cruzaron y él supo que seguro era la culpable de aquel evento. La chica con una sonrisa se acercó al joven. Debía ser una buena anfitriona con todos.
-¡Hola! ¿Qué tal? -Lo saludó, pero él no respondió-. ¿Has venido con algún invitado? -preguntó confundida.
-¡Bonita fiesta! -dijo con sarcasmo.
-Alan no empieces.
Escuchó Milagros una segunda voz de alguien que aparecía en su campo de visión, haciendo que girara a verlo.
-¿Eres la anfitriona? -inquirió con interés.
-¡Eh sí! -titubeó porque la situación le parecía surrealista-.
-¿Es tu casa? -preguntó señalando el inmueble.
-Hace poco adquirí la casa y estoy haciendo el estreno con amigos. ¿Son de la policía? ¿La música está alta?
-¡Ven aquí!
La tomó del brazo y la llevó directo a la cocina casi arrastrándola mientras ella intentaba zafarse.
-Suéltame, te dije. -Forcejeó y él la soltó-. ¿Qué demonios te pasa? ¿Quién eres?
-Él es mi hermano Logan, es abogado...
-Te pregunté a ti quien carajo eres -espetó, estaba perdiendo la poca paciencia que tenía.
-Soy Alan Müller, y ambos somos los dueños de esta casa.
-¿Qué? -expresó alarmada-. ¡No! Eso no puede ser posible, tengo los papeles que indican que soy la dueña.
-Lamento decirte que has sido víctima de una estafa. -Se acercó lo suficiente para que la chica pudiera ver sus ojos azules dilatados del enojo-. Esta casa era de mi abuelo materno, él falleció hace tres meses y por herencia le correspondería a mi madre, solo que ella murió hace tres años, en línea de sucesión nos corresponde a los dos -hablaba apretando los dientes, mientras Logan miraba la escena a unos pasos.
-Eso no puede ser cierto -exclamó la chica con los ojos anegados de lágrimas y la voz entrecortada.
-¿Qué sucede, Mili? -Se escuchó una voz femenina desde la puerta de la cocina-. ¿Está... todo bien? -interrogó pausadamente.
-No -respondió su amiga a punto de llorar.
-¿Qué pasó? -vio detenidamente a los dos rubios extraños que se encontraban con su mejor amiga-. ¿Y ustedes quiénes son?
-Los dueños de la casa -espetó el rubio de ojos celestes.
-Eso no puede ser -explicó con una sonrisa-. La dueña de la casa es ella, la compró hace diez días. Yo misma busqué el lugar a través de una inmobiliaria.
-Eso no puede ser cierto -gritó Alan.
-Te pido que bajes la voz, hay invitados y no tienen porque conocer temas internos.
-La casa de mi abuelo no estaba a la venta, jamás autorizamos ninguna venta.
-Probablemente no. -Sara se cruzó de brazos-. Porque no son los dueños, el dueño era un hombre grande que falleció y en su testamento decía que la casa debía ser vendida y el dinero donado.
-Sin herederos. -Carcajeó con ira en su voz-. Sí fuera así, nosotros que somos. -Señaló a su hermano y a él mismo-. Esta casa nos pertenece, no se porque se creen con el derecho de usurparla y hacer fiestas.
-¡Oye yo no usurpe nada! -declaró Milagros, mientras las lágrimas caían por sus mejillas.
-No me consta que la hayas comprado -retrucó Alan.
-Tengo todos los papeles en mi oficina. -Se secó las lágrimas pegadas debajo de los ojos corriendo su maquillaje.
-Muéstramelos -ordenó.
-Lamento interrumpir su amorosa conversación -comentó sarcástica Sara-. Pero estamos en medio de una fiesta de conocidos y amistades, no es momento de este tipo de pláticas.
-¿Y tú quién eres? -inquirió con desdén.
-Soy la mejor amiga de la mujer que estás haciendo llorar. -Se acercó al hombre desafiante-. Y no lo voy a permitir.
-No eres nadie -le respondió apretando los dientes.
Él hermano finalmente decidió intervenir.
-Creo que es suficiente, Alan. -Lo empujó suavemente hacia atrás tocando el pecho sobre la camisa de seda que llevaba puesta el hombre-. Dejemos que las chicas hagan su fiesta tranquilas y volvemos el lunes para solucionar este inconveniente -agregó con aplomo.
-¡Claro que no! -escupió casi en un grito-. Están deshonrando a nuestro abuelo, que clase de personas hacen una fiesta luego de...
-Personas que compran su casa y la hacen suya -comentó Sara interrumpiendo al hombre.
-Alan, mejor vamos. Regresamos el lunes. -Tomó del brazo a su hermano, intentando jalarlo fuera de la cocina para irse.
-No me iré a ningún lado. -Se zafó del agarre de Logan-. Me quedaré a revisar que la casa sea cuidada, tienen hasta medianoche para irse todos.
-¿Qué te crees que somos Cenicienta? -interrogó Milagros completamente molesta y angustiada.
-¿Quieres eso o que eche a todos ahora?
-¡Maldito arrogante! -masculló la joven con los puños cerrados.
-Es mi última palabra, a las doce quiero la casa desalojada o empezaré yo mismo a hacerlo, y no creo que quieras quedar mal con tus invitados -sentenció y salió de la habitación.
-¡Alan por favor! -El hermano lo siguió y antes de salir se disculpó con las chicas-. Realmente lo lamento, mi hermano es algo temperamental, trataré de convencerlo para irnos y regresar el lunes para hablar más tranquilos.
-¡Gracias! -musitó Milagros sorbiendo su nariz.
-Tranquila hermosa, lo arreglaremos. Ve a lavarte la cara y retoca el maquillaje.
-¿Qué voy a hacer dijo angustiada?
-Ya sabes que te he dicho ciento de veces que debes vivir el presente. -Secó unas lágrimas de su amiga-. Ahora concéntrate en la fiesta, luego veremos lo de la casa. Nadie va a quitarte tu templo.
-No quiero perderla, Sara.
-Lo sé, y no pasará.
-¿Qué sucede si fuimos presas de una estafa?
-Eso no puede ser posible, la persona que tenía el poder sobre la casa es abogado. No se arriesgaría con algo así y terminé perdiendo su lugar en el Colegio de abogados de Barcelona.
-¡Oye Mili! -Ingresó una joven de cabellos cortos animada a la cocina-. ¿Qué sucedió? -inquirió al ver a la chica en aquel estado.
-Un altercado con uno de los invitados, luego te explico -respondió Sara por Milagros que apenas podía hablar-. ¿Qué necesitabas?
-Más bebida, no encontré a uno solo de los asistentes.
-¡Demonios!, ven veamos que está pasando. -La tomó de la espalda para conducirla fuera de la cocina, antes de salir por completo Sara volteó y vio a su amiga-. ¿Estarás bien en lo que me ocupo de este tema? -La chica asintió-. Cualquier cosa me buscas. -Finalmente salió del lugar.