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Durante años me pregunte que tan cruel debí haber sido en mi anterior vida para merecer el sufrimiento que estaba pasando, ¿Este era un castigo por mi naturaleza?. Un día los perdí y evite transformarme en quien siempre temí, ahora debo enfrentarme al presente, no descansaré hasta recuperarlos... Y entonces, todos conocerán el pecado de mi sangre, mis dientes arrebataran sus vidas, ardera el infierno con su carne y el cielo brillará con sus gritos. Soy detonación, soy la peor pesadilla de los adultos, el temor de la noche, soy Brianca y revólvere el mundo hasta recuperar a mi esposo e hijo. Dios se apiade de quien me los arrebataron. BART es el primer libro de la serie Pecados de sangre, basado en un mundo de ficción, el argumento es totalmente de mi autoria. Habrán lugares y nombres reales que en la realidad no tienen nada que ver con este mundo ficto. Se recomienda ser leído de manera responsable. Suplico no se copie sin permiso esta obra.
BART
Mi vida siempre fue perfecta, crecí siendo un niño en una familia llena de afecto y amor, mi padre era un excelente abogado y mi madre una perfecta ama de casa que cuidaba de su esposo y su hijo, desde pequeño sobresali en todo lo que me proponía, primaria y secundaria, beisbol, boxeo, e incluso danza, ahí la conocí, Brianca, mi bella flor, la adore desde el momento en que mis ojos vieron los suyos, era una chica encantadora de larga melena rizada y cobriza que le llegaba más debajo de la cintura, un rostro enmarcado por dos hermosos ojos grandes y grises que pese a su descolorido no perdían el calor que transmitían, más alta que de costumbre para las mujeres y aún así escasamente me llegaba a la barbilla.
Me enamore perdidamente y no dudamos en entregaron antes del matrimonio, la vida nos bendijo con un bebé cuando yo tenía 20 y ella 18 años, entre a la universidad a los 19 y no salí de ella sin un título de abogado, tan pronto ejerci mi carrera me heredaron el bufete de mis padres y con mi económia resuelta, nos casamos, fueron los mejores 4 años, fuimos felices hasta ese día.
Seattle, Estados Unidos 18 de Marzo 2019
Sentí el colchón hundirse a mi espalda, aun con los ojos cerrados pude persivir que la cortina seguía abajo y el sol no podía entrar aún si ya se había puesto, el olor a café inundó la habitación. Me gire hacia el olor y una suave risa me hizo abrir los ojos.
-Eres un glotón - sonreí inmediatamente, su cabello largo y cobrizo recogido en un rodete, aún llevaba su pijama de seda, tenía una taza de café en sus manos.
-No puedo evitarlo... Más aún si tu mujer prepara el mejor café del estado -me senté con desgana en la gran cama.
-Tienes razón, hago el mejor café -su sonrisa era devastadora, llevábamos juntos cinco años y aún sentía mis tripas burbujear cuando sonreía de esa manera.
Habíamos comprado este apartamento cuando supimos de la venida de Trenton, nos enamoramos del lugar, nuestro nido de amor, era grande tenía tres habitaciones y cinco baños, una gran cocina que utilizábamos la gran mayoría del día, una sala con un gran TV que disfrutábamos cada noche, habia habido cunas en casi todas las habitaciones cuando Trent nació, ahora teníamos colchonetas y juguetes por todos lados, amaba despertar en este lugar.
-Buenos días-susurre inclinando me hacía sus labios, podrían pasar los años y jamás me aburriría de sus reacciones, su suavidad, su dulzura, la ama a locamente.
-Buenos días, lyubov'*- su acento rasposo me prendió, habia algo sexi en escuchar a su mujer en su lengua nativa, el ruso era muy complicado, había aprendido a medio comunicarme en ese idioma por que Brianca era Rusa, pero cuando lo hablaba ella... ¡Diablos, era muy difícil no salir de la cama!.
Éramos sexualmente demasiado activos, cuando apenas nos conocimos decidimos esperar el momento adecuado para hacer el amor, un año que fue recompensado con mucho sudor, extasis y un bebé, eso no nos había detenido de seguir explorandonos, aún si eso implicaba no querer salir de la cama.
El café fue dejado en la mesa de moche de mi. Lado izquierdo, sin detenerme a pensar mucho me lancé a ella, una de las tiras del pijama resbaló por su hombro, una invitación que no rechazaría, olía a mía, sin inmutarme deslice la otra tira del pijama y baje la camisola hasta su cadera, sus turgentes senos me dieron la bienvenida, erguitos y orgullosos, sus picos rosados me llamaron.
-Bart... -el jadeo corto lo que trataba de decir, la apreté más a mi mientras succionaba su pezón.
-¡PAPÁ! -el grito nos sobresalto a ambos, mi cabeza giro en direccion a la voz.
Una versión muy pequeña de mi me devolvió la mirada, su ceño fruncido me dijo que no estaba contento y sus labios fruncidos me advirtió una rabieta a segundos de estallar.
-! Hey! --salude con derrota, mis ojos volvieron a la cara de Brianca sonrojada y tratando de tapar su desnudez.
-Quiero leche - su demanda me hizo suspirar, Brianca me sonrió con diversión.
-No deberías poner esa cara... Es tu viva imagen, al parecer el genio se hereda-ambos reímos, antes de levantarme de la cama bese su hombro.
-Te amo -ella beso casta mente mis labios en respuesta, sin más me gire hacia el pequeño hombrecito- Bien... ¿Que haremos contigo? - me pare frente a él con mis manos en mi cadera, él me imitó y enarco una ceja, gesto evidentemente de Brianca.
-¿Darme mi leche? - tenía tres años y aunque evidentemente su astucia parecía longeva, su voz y pronunciación no lo eran, era divertido escucharlo demandar.
-Claro que sí, mi capitán - extendió sus brazos y obedeci cargandolo.
-Cocina-señaló frente a él, reí siguiendo su orden.
Me había tomado el día completo para dedicarse lo a Trenton, desde que nació Brianca había cuidado de él y se habia encargado de su entera crianza, ella no se quejaba pero últimamente me había dado cuenta que su vida había tomado una gran pausa debido a la maternidad, Bri había empezado una gran carrera como pianista justo meses antes de concebir, luego hizo giras aún en embarazo y después de que nació Trenton trató de retomar su vida normal pero se vio truncada, me dio el tiempo suficiente para graduarme de la universidad y empezar a trabajar en el bufete de mi padre y cuando pase a ser el presidente las cargas subieron, éramos jóvenes y yo no había descansado desde hace cuatro años y Brianca no había continuado con su musica.
Mi padre me aconsejo un día de descanso y la oportunidad de que Brianca retomara su pasión, estábamos listos para dejar a Trenton durante algunas horas al día con una niñera, así que era día de Trenton y papá, Brianca tenía una cita con una profesora en un estudio de música para ensayar sus canciones.
Me costó una hora completa hacer que Trenton comiera su desayuno, era un completo terremoto, pero lo había conseguido, el sonido de tacones en el marmol nos hizo girar la cabeza al unísono.
Brianca se había vuelto una mujer aún más hermosa que cuando la conocí, sonreí con cariño al verla acercarse, llevaba un lindo vestido de seda agua marino, unos tacones azules y su cabello recogido a la mitad con una mascada.
-Hermosa -ella sonrió con sus mejillas sonrosadas.
-Gracias, lyubov'... Tendré que irme ahora si quiero llegar temprano, deje el almuerzo en el refri, Suzanne vendrá a hacer aseo a las 5:30 p.m, por que tuvo un problema con su sobrina, Trenton toma una siesta a las 11:20 a.m. Así que aprovechalo y date un baño- asentí con atención, cuidar a Trenton era un reto y debía hacerlo bien, me negaba a dejar que mi trabajo mandara en mi vida- le gusta el canal 12, solo 30 minutos al día usalo solo si hay algo muy importante que debes hacer, deje su papilla y tus snacks por ahí -señaló el segundo refri--no le des azúcar y es intolerante a las fresas y los pepinillos- ella tomó un respiro.
-Lo tengo, prometo seguir todas tus órdenes, mi flor- ella sonrió, luego se giro hacia Trenton que la observaba en silencio.
-Trataré de llegar más temprano- se acercó al hombre cito y beso sus mofletes con cariño, luego giro su cuerpo y beso mis labios, la acepte gustoso, se separó con un suspiro -ok, me iré, estaré a una llamada de distancia... YA lyublyu ikh*-sonreí.
-también te amamos- ella asintio y camino hacia la puerta, se giro antes de desaparecer y movió su mano en despedida.
-¡Chao mamá! -el grito resonó y luego el sonido de la puerta siendo cerrada, ambos giramos nuestras cabezas hacia el otro.
-Bien... ¿Qué haremos tu y yo solos sin mamá? - el niño me miró como si fuera un estúpido -entendido soy el adulto aquí y ya se me ocurrira algo.
Controlar a un niño era demasiado complicado, Trenton no descanso hasta la hora del almuerzo, ni siquiera tomó su siesta, corrió por todo el piso desnudo, compadecia a Suzanne por el desorden que tendria que recoger. El niño se rio en mi cara cuando trate de ponerle un pañal y luego dijo que no lo usaba hace mucho tiempo, evidentemente debía dejar de poner mis narices en el trabajo y dedicarme a mi bebé de tres años que ya usaba el sarcasmo como fuente de comunicación.
Logre vestirlo decentemente, Brianca había dejado una muda de ropa lista para usar al lado de la cama de Trent, pero el niño peleó con la comezón y decidí que un pantalon y una sudadera beige de algodón seria lo suficientemente cómodo para ambos.
El TV sonaba moderadamente, habia decidido darle una hora al chiquillo, momento que aproveche para pedir pizza y macarrones con queso, habíamos almorzado muy temprano para mi gusto y eran las 5:00 p.m. Así que sería una buena hora para relajarme y disfrutar mis horas con el pequeño torbellino.
Los rizos rubios de Trenton se movian al compás de la musica, sus ojos oscuros brillaban con inocencia, era una mierda de programa pero lo mantenía atento, bostece con pereza, Trent giro su cabeza y me sonrió. Ser padre joven resultó terrorífico, aunque jamás pensé en no conocer al pequeño ser que era sangre de mi sangre, era mío y lo veria crecer, jamás me arrepentirá de esa decisión.
El timbre sonó y antes de levantarme revolvi sus rizos, el niño río.
-No creo que debamos contarle a mamá lo que comemos cuando ella no esta--hable en voz alta mientras me dirigía a la puerta pensando que era el repartidor.
Un maldito error, todo paso en cámara rapida, veinte hombres vestidos de negro y azul entraron en un segundo en mi hogar, me tomaron en brazos y se adentraron en las habitaciones, el pánico me hizo forcejear, Trenton era demasiado pequeño y delicado, trate de soltarme pero me sometieron en el suelo.
-¿Esta la mujer? - un hombre preguntó entre el jaleo.
-Negativo -
-¡PAPÁ! -El grito de Trenton me hizo gruñir de rabia.
-¡No lo toquen! - el niño corrió hacía mi liberándose de uno de los hombres, su cara bañada en lágrimas, nadie lo tocó, pero tampoco me soltaron, Trent se arrastro por el suelo acercándose a mi y abrazándome por el cuello.
-Todo va a estar bien -trate de calmar.
Uno de los hombres me amordazo, Trenton se aferro a mí cuello aún cuando ya estaba de pie.
-El mocoso-señaló un enmascarado, trataron de separarlo de mi, pero Trenton se aferro a mi mientras gruñia.
-¡No! -manoteo a uno de los hombres.
-Dejalo, no queremos mas escándalos- me arrastraron hacia el ascensor, solo esperaba que Suzanne llegara y se diera cuenta de lo que había pasado.
Una camioneta negra con polarizados nos esperaba afuera, las puertas abiertas, cuando estuvimos dentro y el auto se puso en marcha, la situación cayó en mis hombros y solo pude pensar en ella,mi flor.
--§--
*lyubov' amor
*YA lyublyu ikh los amo
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