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Moreno, orgulloso y peligrosamente guapo, Julián Merrill había decidido recuperar a su esposa. Por fuera Mariana era perfecta e intocable, pero Julian sabia que por dentro era una mujer tremenda y apasionada. Había algo en lo que también debía pensar Julian: Mariana lo había dejado una vez, por lo que ahora no podía darle la menor oportunidad de volver a hacerlo. Quería llévala a la cama y castigarla por haberle dejado.
Capitulo 1
Era la tarde perfecta para realizar una boda, El atardecer brillaba con la promesa de una tarde agradable para todas las personas que se aglomeraban para ver a la novia.
En Londres las flores de la primavera ya habían florecido cubriendo todo de morado, blanco y dorado, los árboles estaban cubiertos de verde brillante de un nuevo follaje. Pero allí, en las calles de la Isla de Margarita, solo se podían ver dónde podías apreciar la vista del mal y del atardecer tan agradable de la tarde.
Sin embargo, no echaba nada de menos su casa, ni por un segundo, había encontrado un nuevo hogar para ella y no quería estar en ningún otro lugar que no fuera en ese dónde estaba, en ese momento porque quería que fuera un día perfecto y se encontraba muy y plenamente feliz.
Podía sentir latir su corazón de felicidad.
Tendría un matrimonio con el hombre que consideraba perfecto para ella, un hombre muy inteligente, guapo y agradable en el mundo entero.
Tenía un leve dolor de cabeza, aún le daba un poco de mareo cuando se ponía a pensar en lo rápido que había pasado todo sobre la boda, hace pocos días antes de todos esto, ni se podía imaginar la existencia de su prometido. Pero las casualidades de la vida hicieron que se conocieran en el salón de un hotel, una maleta caída le había hecho muchos cambios en su vida por completo al recogerla y ver el hombre que se detuvo junto a ella con una suave voz había preguntado si podía ofrecer su ayuda. Con manos fuertes y piel morena la había ayudado a levantarse y al mirarle se ha ido encontrando con unos ojos color marrón claro, era los ojos más hermosos que ella había visto.
Sentía como si su corazón se hubiera perdido y peor aún era imposible crees que a él le ocurría lo mismo, pero lo cierto es que este encuentro los había vuelto seres inseparables.
Claro que tanto como para realizar una boda
Solo pudo reír feliz y aspirar profundamente mirando el taxi que se detenía junto a la acera, acababa de llegar a la pequeña iglesia en la que se convertirían marido y mujer.
La iglesia era pequeña y estaba pintada de amarillo, era el color que predomina en esta ciudad en las mayorías de las iglesias que había visto, pero a pesar de no ser tan grande era un lugar agradable y cómodo para una boda, cuando solo estarían presente ellos dos y un testigo que la ley les exigía ¿Qué más podían necesitar, aparte de amarse uno al otro en un amor inesperado en una ciudad tan lejana de sus respectivos lugares?
Y allí se encontraba ella.
Contenido la respiración por tanto tiempo hasta que vio una la figura de, alta y morena del hombre, del hombre con el que iba a casarse y amaba, cómo como si hasta ese momento no hubiera creído por completo que fuera a suceder. Los hombres como él, guapos, exóticos, poderosos, no sé casaban con chicas como ella, bastante la había sorprendido verlo mucho que la deseaba al irse con él a la cama sin mirar atrás y sien pensar por un segundo en nada. Se sentía perdidamente enamorada, no quería pensar en nada ni en el pasado, presente y mucho menos en el futuro, solo quería estar con él, conocerlo y pasar tiempo en su cama le bastaba con amarlo.
La puerta del coche fue abierta y él se encontraba vestido un pantalón negro y una camisa blanca y una espléndida sonrisa que le robó el corazón en cuanto la vio por primera vez.
- ¿llegaste?
- Por supuesto que si - se rio un poco ella, presa de los nervios - ¿pensaste que no vendría?
- Nunca, ni por un momento - dijo él con voz penetrante
Ella esperó a que él le pague al taxi, sus pies se movían inquietos, impacientes, con deseo de entrar a la iglesia corriendo para recibir su nueva vida.
- ¿Estás preparada? - preguntó él, ofreciendo su mano.
- Lista - aseguro ella dejando que sus manos se tomarán la una a la otra
Él dudó por un momento muy pequeño
- No trajiste flores, así que toma...
Le entrego una única flor roja y sin espina
- Está realmente hermosa - susurro ella llevando la flor a sus labios dándole un beso.
- Pero no tan hermosa como tú.
Le sonrió haciéndola sentir hermosa, como siempre que le sonreía de esa forma, con los ojos de color marrón, demostrando amor, hacía que se olvidará que no había tenido tiempo, ni dinero para comprar un vestido bonito, sino que había tenido que confirmarse con un vestido sencillo y unas sandalias de plataforma no muy alta. Pero en realidad nada de eso era tan importante.
Lo único importante era el amor que compartían, un amor que les proporcionaba un futuro justo cuando ella había creído que lo que tenían estaba llegando a su fin cuando ya había temido que tendría que regresar a su casa y enfrentar a la fría desaprobación de su madre decidida a encontrar un marido "adecuado" para su hija.
- ¿Nos casamos?
- Sí, por favor
No dejaría que su madre se entrometiera en ese momento, no dejaría que nada, ni nadie le estropeara su día.
Las palabras de cura entraban en su cabeza y volvían a salir mientras no podía apartar la mirada del hombre que sería pronto su marido, aún no podía creer que él le fuera pedido matrimonio, había estado tan triste pensando en tener que ir a casa cuando él pidió que se casará con él, lo había dicho de forma despreocupada aun cuando estaban tumbados en la cama con la cabeza apoyada en las manos el torso bronceado en contraste con las blancas sábanas de la cama que le cubrían de la cintura para abajo y ella quien estaba junto a la ventana se volvió hacia donde él estaba con ojos de felicidad y pregunto ¿Si lo que acaban decir era cierto? Así que cuando él asintió ella comenzó a gritar de emoción que sí, pero que debían de hacerlo pronto y ese pronto fue el mismo día después.
Por el bien de la empresa, los padres deciden cambiar a su hija por dinero y arreglan un matrimonio para ella. Ana y Gabriel acuerdan ser amigos y darse el divorcio en un plazo de dos años, pero luego las cosas cambian. El amor los va atrapando poco a poco, y cuando se dan cuenta están enfrentando los problemas del destino amarse. La lucha para poder estar junto de hace muy dura día a día.
Rachel pensaba que con su devoción conquistaría a Brian algún día, pero se dio cuenta de que se había equivocado cuando su verdadero amor regresó. Rachel lo había soportado todo, desde quedarse sola en el altar hasta recibir un tratamiento de urgencia sin su presencia. Todos pensaban que estaba loca por renunciar a tanto de sí misma por alguien que no correspondía a sus sentimientos. Pero cuando Brian recibió la noticia de la enfermedad terminal de Rachel y se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo de vida, se derrumbó por completo. "¡No te permito que mueras!". Rachel se limitó a sonreír. Ya no necesitaba a ese hombre. "Por fin seré libre".
Ella cayó en la trampa que la tendieron su prometido y su mejor amiga. Lo perdió todo y murió en la calle. Sin embargo, ella renació. En el momento en que abrió los ojos, su esposo estaba tratando de estrangularla. Afortunadamente, ella sobrevivió a eso. Firmó el acuerdo de divorcio sin vacilación. La joven estaba lista para su miserable vida. Para su sorpresa, su madre en esta vida le dejó una gran cantidad de dinero. Ella dio la vuelta a las tornas y se vengó. Todo le salió bien cuando su ex marido apareció en su vida.
Tras ser expulsada de su casa, Harlee se enteró de que no era hija biológica de su familia. Se rumoreaba que su empobrecida familia biológica favorecía a los hijos varones y planeaba sacar provecho de su regreso. Inesperadamente, su verdadero padre era multimillonario, lo que la catapultó a una inmensa riqueza y la convirtió en el miembro más apreciado de la familia. Mientras esperaban su desgracia, Harlee poseía en secreto patentes de diseño valoradas en miles de millones. Por su brillantez, fue invitada como mentora a un grupo nacional de aviación, atrajo el interés de varios pretendientes adinerados y llamó la atención de un misterioso personaje, ascendiendo a la cima del mundo.
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".
"Tú no perteneces aquí. Lárgate". Hanna, la hija legítima de Wheeler, regresó sólo para ser expulsada por su familia. Su prometido la engañaba con la hija impostora, sus hermanos la despreciaban y su padre la ignoraba. Entonces, se cruzó con Chris, el formidable líder de la familia Willis y tío de su prometido. "Hagamos como si nunca hubiera pasado", dijo ella. Sin embargo, a pesar de la esperanza de Hanna de separarse, Chris insistió en que fuera responsable. Él amenazó con revelar los verdaderos talentos de Hanna como doctora sobresaliente, guionista brillante y cerebro de un famoso estudio de diseño, obligándola a casarse. Una vez le pidieron a Chris que protegiera a alguien. El destino los reunió en circunstancias delicadas. Él había planeado mantener su promesa y proporcionar un refugio seguro, sólo para descubrir que Hanna estaba lejos de ser la delicada mujer que parecía. Era ingeniosa y astuta...
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar películas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna película. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenía películas para compartir, podía ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perdería su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".