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"Hace tres años, él trajo a otra mujer a su fiesta de compromiso. La humilló en público y ella se marchó sin dudarlo. Cuando ella regresó, se dio cuenta de que ella era la única que él quería. Para recuperarla, el hombre intentó todo lo que pudo para acercarse a ella. Sin embargo, solo recibió desprecio por parte de ella. ¿Cómo podía volver a confiar en él? ¿Cómo podría curar su corazón roto?"
Jean salió del City A International Airport luciendo un par de tacones de altos, combinados con una camisa blanca y unos pantalones negros de corte alto que le daban la apariencia de una sobresaliente mujer de negocios.
Ese estilo complementaba a la perfección su esbelta figura. Adicionalmente, su cabello corto revelaba la delicadeza de su cuello, mientras su hermoso rostro estaba cubierto por un gran par de lentes de sol. A decir verdad, la mayoría de las estrellas de cine habrían admitido que tal elegancia era digna de una alfombra roja.
De hecho, la chica estaba atrayendo miradas de admiración de todos a su alrededor.
Al llegar a la puerta del aeropuerto, se detuvo brevemente a mirar el cielo azul.
La última vez que estuvo en esta ciudad había sido hace tres años, es por eso que el paisaje, aunque estaba un poco cambiado, invocaba un sentimiento complejo en el corazón de Jean.
De pronto, su teléfono sonó con un mensaje de su amiga, Sabina Shangguan.
"Ven directamente a Nature Bar apenas llegues. De lo contrario, ¡olvídate de que existo!", decía.
Leyendo esto, Jean sonrió con suavidad. Definitivamente la personalidad de Sabina no había cambiado en absoluto.
En seguida, ella paró un taxi para ir al lugar mencionado, pero por culpa del tráfico, le tomó media hora en llegar.
Allí, las brillantes luces de colores y la música ensordecedora la hicieron fruncir el ceño. Adentrándose poco a poco en el lugar, miraba a su alrededor sin poder encontrar a la persona que estaba buscando.
Por lo tanto, le envió un mensaje de texto a Sabina: "¿Dónde estás?".
"¡Sala 9, entra!", respondió la amiga al instante.
Con esto, Jean se dirigió a la sala indicada.
Mientras tanto, dentro de la sala 6 había un hombre muy guapo sentado en el sofá, luciendo una camisa negra con los dos botones superiores desabrochados casualmente, dejando ligeramente al descubierto su fuerte pecho.
La mirada del chico estaba fija en el líquido que se balanceaba en el vaso que sostenía. Curiosamente, el aura a su alrededor era tal que impedía que la gente se le acercara. Era como si de alguna manera intimidara con solo existir.
"Stark, se supone que nos estamos divirtiendo, ¿puedes cambiar esa cara? No seas aguafiestas".
Ante la insatisfacción en el rostro de Joe, Stark Lu sonrió calmado. "No tenías que llamarme".
"¿Y tú crees que quería hacerlo? La única razón por la que te invité a salir es porque escuché que no habías puesto un pie fuera de tu oficina en dos meses. Tenía miedo de que murieras de aburrimiento".
Volteándole los ojos, Stark exclamó: "Métete en tus asuntos. ¡Deja de comportarte como una abuelita entrometida!".
Debido a la falta de respeto, Joe se enfureció. "¡Tienes razón!", gritó enojado. "Soy una abuela entrometida, es mí culpa. ¿Sabes qué? ¡Tal vez debería dejarte morir por exceso de trabajo!".
Acto seguido, al notar que Stark seguía indiferente a pesar de su arrebato, Joe perdió la cabeza. De modo que se bebió todo su trago de una sola vez, azotando el vaso contra la mesa con el golpe más fuerte posible. Por su parte, Stark ni siquiera alzó la mirada.
Entonces, aún iracundo, Joe tomó por el brazo a una camarera para arrojarla sobre su amigo.
'Odia que las mujeres se le acerquen, ¿no? Pues lo haré sufrir', pensó.
"¡Oye! Hazle compañía", le gritó Joe a la joven.
Instantáneamente el rostro de Stark se oscureció, exudando incomodidad. Y justo cuando estaba por apartar a la mujer, la puerta se abrió.
Mirando a su inesperada invitada, Stark entrecerró los ojos. ¡No podía ser!
"Bueno, Sabina, ya estoy aquí. ¿Puedes dejar de actuar así? ¡Deja de amenazarme y trata de ser amable por una vez en tu vida! Pudiste simplemente...".
De repente, Jean hizo una pausa, sintiendo que algo andaba mal. No había visto a su amiga en tres años, es decir, Sabina debería estar sobre ella, abrazándola con la fuerza suficiente como para romperle los huesos.
Con esa idea en la cabeza, Jean agudizó la mirada solo para encontrarse con los profundos ojos del hombre.
La cara de Stark le provocó un grito ahogado, fue como si la hubieran lanzado a un abismo helado.
¡Stark Lu!
¿De todas las personas en el mundo, por qué tenía que toparse con él tan pronto como regresó al país?
Luego, los ojos de Jean se posaron en la mujer que estaba en los brazos del joven, por lo que una sonrisa burlona apareció en sus labios. Por ende, miró hacia otro lado para contener sus emociones.
Inmediatamente después, se aclaró la garganta y se disculpó: "Lo siento. Me equivoqué de sala". Dicho esto, cerró la puerta y se fue.
Detrás de ella, la atmósfera del lugar se volvió increíblemente fría.
Así que rompiendo el hielo, Joe dijo con debilidad: "Si no vi mal, esa era Jean. ¿Cuándo volvió?".
Sin decir ni una palabra, Stark se deshizo de la mujer en sus brazos para salir tras la recién llegada.
Afuera, Jean se rio entre dientes con ironía, pensando en que debió visitar a una adivina antes de ir a ese sitio. Pues resultaba que la primera persona a la que se encontró era precisamente la última a la que quería ver.
No fue hasta que se alejó un par de metros que se dio cuenta de que había leído mal el número de la sala. Por lo que al darse cuenta de se metió en la 6 en lugar de en la 9, se molestó por su descuido.
Entonces, mientras caminaba hacia la sala correcta, alguien la sujetó por detrás, presionando su cuerpo contra la pared del pasillo sin darle la oportunidad de reaccionar.
En ese momento, ella sintió un aliento familiar sobre su oreja que la dejó atónita.
En seguida, su delicada barbilla fue levantada con fuerza, obligándola a mirar los ojos oscuros de Stark.
Algo inexplicable se vislumbraba en los ojos del hombre mientras levantaba la esquina de su boca. No obstante, no había rastro de sonrisa en su expresión.
"Tenemos tres años sin vernos. ¿No crees que deberías despedirte antes de volverte a ir? ¡Jean!".
El chico hizo hincapié en su nombre de una forma bastante peculiar, como si se lo hubiera sacado de entre los dientes.
"Si realmente ha pasado tanto tiempo, es un honor para mí que el señor Lu todavía me recuerde. No me lo habría esperado", respondió ella, alzando una ceja.
El hecho de que lo llamara "Señor Lu" lo irritó más, así que la apretó con más fuerza.
Él la miraba como si quisiera comérsela viva, pero ella solo sonreía con tranquilidad.
"¿Por qué volviste?", preguntó Stark, "¡Jean! Responde. ¿Has vuelto para...?".
Antes de que él pudiera terminar de hablar, alguien lo empujó. Se trataba de Sabina, quien había salido corriendo a saludar a su amiga, y que terminó tirando de ella como una gallina protegiendo a su polluelo.
"¡Stark Lu! ¿Qué quieres? Te lo advierto, si te atreves a tratarla como lo hiciste hace tres años, ¡no te lo voy a perdonar!".
Ante semejante amenaza, Stark ahora estaba observando a Sabina con un inmenso odio en sus ojos.
"¡Vete a la mierda!", rugió.
Sobresaltada, Sabina tragó grueso.
Por su lado, al darse cuenta del miedo de su amiga, Jean la tomó de la mano y se paró frente a ella sacudiendo la cabeza para decirle que no hiciera ninguna tontería.
Luego, le echó un vistazo al hombre nuevamente. "Señor Lu, no somos amigos, por lo que considero que lo mejor sería ignorarnos la próxima vez que nos crucemos. En fin, tengo cosas que hacer, así que me despido".
Ante eso, él se quedó inmóvil, viéndola alejarse a través del pasillo sin siquiera mirar atrás. Pasada la escena, Joe arrastró a Stark de vuelta a su sala.
Una vez adentro, Stark le gruñó a la camarera: "Fuera de aquí". Guiñándole un ojo, Joe le indicó a la chica que podía irse.
En silencio, Stark empezó a beber sin que Joe notara que le temblaba la mano derecha.
Al otro lado del bar, Sabina llevó a Jean al lugar en que se suponía que debían estar.
Y al verlas entrar con la amargura que lo hicieron, Ashley Fang preguntó confundida: "¿Qué les pasa?".
"Nada, me acabo de encontrar a Stark".
"¿Qué? Jean, ¿estás...?".
"Estoy bien", la interrumpió sonriente, "Ya no soy la misma de antes".
Ciertamente, ya no era la chica inocente que había amado tanto a Stark que se había olvidado de sí misma.
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