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Naty, había sufrido mucho gracias a alguien: maltratador. Pero decide salir adelante, con trabajo y una herencia inesperada. El problema: un hombre aparece en su vida, haciéndola estremecer, pero ella nunca pudo dejar que alguien la toque.
Naty, había sufrido mucho gracias a alguien: maltratador. Pero decide salir adelante, con trabajo y una herencia inesperada. El problema: un hombre aparece en su vida, haciéndola estremecer, pero ella nunca pudo dejar que alguien la toque.
Estaba escuchando el golpeteo del agua sobre la chapa del techo, aquello en parte me aliviaba y también me aterraba. Sabía que en cualquier momento él llegaría, con la excusa de estar cansado pondría su mano sobre mí mejilla, pero no de forma pacífica más bien al contrario.
Y eso exactamente sucedió, escuché las llaves chocar una contra la otra Y de pronto la puerta cedió. Lo primero que pude ver desde la rendija de la puerta, fue su mueca de disgusto al verme.
Tenía su cabello negro empapado de agua,sus cejas estaban casi unidas en una sola.
-¿Tienes la comida lista?-su voz gruesa resonó por toda la casa.
Yo temblé de miedo y Susurre:
-Si...
-¿Qué?-preguntó furioso,se acercó a mi tomándome del rostro.
-¡Si!-exclame en tono más alto.
-¡Ahora sí!
-Le falta un poco...
-¿Un poco? Lo único que debes hacer es mantener la casa limpia y cocinarme y no lo haces.
-Lo lamento-baje la cabeza.
-¿Lo lamentas?-preguntó con una risa seca.
Tomó mi cabello,yo sostuve lo poco que podía entre mis dedos. Llorando intenté aferrarme a sus manos, estaban calientes y mi pulso temblaba. Me arrojó contra el sofá, levante mi vista aterrada. Acerco su cuerpo al mío, pude sentir su aroma su mezcla de alcohol chocar contra mis labios.
Luego la tortura volvió a comenzar:acariciaba mis piernas sin permiso,yo me dejaba ya habían sido tantas veces de golpes que prefería que terminara pronto.
Cuando terminó,se dirigió a la mesa. puse los platos de silencio, aunque esté mismo se desvaneció, el prendió el televisor. Un partido de fútbol opaca el lúgubre silencio de la casa, al igual que mis sollozos mientras servía la cena.
-¿Puedes no llorar mientras sirves la comida?¡es asqueroso!
-Lo lamento.
No dije nada, tomé la cuchara y esta iba temblando hasta mis labios. Sabía que si no comía, el se molestaba. Procuraba no molestarlo, era silenciosa, rápida ante sus pedidos y de esa manera no me golpeaba tan seguido.
Cuando termine, recogía en silencio los platos de la mesa. Los dejé sobre la mesada, sabía que no debía hacer ruido mientras el veía la televisión. Limpié viéndolo por el rabillo del ojo, cuando termine fui a mi habitación.
Habian tres cuartos, una de las pocas cosas que yo podía tener: era una habitación. En ese pequeño espacio, podría soñar que en algún momento huiria de aquel lugar.
Estaba ahorrando y sabía que en algún momento podría. El obviamente no estaba enterado de mis trabajos, y tampoco debía hacerlo.
Me desperté. A veces tenía esas pesadillas, no podia evitar rememorar las aparecían solas cada noche. Mi pasado aún continuaba atormentandome.
Al salir hacía comedor, mi compañero de piso estaba preparando dos cafés. Me miró con una sonrisa y me dio una taza.
-Tienes una cara que da miedo mi lady-murmuró divertido.
-Solo estoy algo nerviosa por el parcial de hoy,solo eso-dije mientras masticaba una galleta.
-Yo tengo que ir a trabajar y después a cursar-hizo una mueca.
-Ve tranquilo,suerte.
Con Leandro ya eran tres años que vivíamos juntos, habiamos sido amigos desde la infancia. Los encontramos en la universidad, un día lo vi muy preocupado sobre una escalera. Entonces le pregunté que le pasaba:
-¿Leandro?-me senté a su lado.
-Hola Nat.
-¿Pasa algo?-comenté curiosa y preocupada.
-No tengo como pagar la matrícula.
-¿Te puedo ayudar?
-No,descuida.Me iré a nuestro pueblo y dejaré de estudiar, dejaré de alquilar
-Yo tengo un gran piso,¿Quieres vivir en el?,puedes ayudarme un poco con los gastos cuando puedas,la verdad me da igual.
-¿Lo dices enserio?
Desde ese momento, somos compañeros de piso. Yo pude salir de ese infierno, y ahora tenía mi propio apartamento luego de haber trabajado muy duramente.
Leandro, no sabía nada acerca de mi pasado. Tampoco quería que se enterara, odiaba la lástima de las personas sobre mí. No soportaría ver la enel.
Tomé mi café viendo a mi compañero partir, sonreí ya que estaba muy feliz por su nuevo trabajo. Él quería ayudarme los gastos y siempre lo hacía, me alegra que hubiese conseguido un gran empleo. A él le quedaba solo un año para terminar su carrera, en cuanto a mí me quedan dos largos años.
Suspiré nostálgica, mi amiga vale seguramente estar esperándome en la biblioteca. Cada mañana antes de partir a las clases, ponemos a preparar todo lo que nos faltaba y también a ponerlos al día con los chismes, eso no podía faltar.
Mientras iba en camino, primero tomé el autobús y me coloque los auriculares para ir escuchando música. Mira con nostalgia el fondo de pantalla de mi teléfono, estábamos mi hermana pequeña y yo.
Luego de escabullir me de mis pensamientos negativos, me concentre en que me faltaban dos calles para mí parada. Comencé a caminar por el largo tramo de césped recién cortado, algunos estudiantes me pisan los talones no obstante continúe con mi pasó despreocupado.
A llegar a la biblioteca pude ver: mi amiga estaba esperando en la parte trasera dónde estaban las mesas.
-¡Nat!-exclamó,yo sonreí al verla.
-Vale¿cómo estás?
-Bien,estoy repasando un poco de química orgánica.
-Yo tengo que repasar algo de biología.
Me encontraba buscando un par de libros, Google no me ayudado en este caso a entender una inquietud. Por lo cual cuando llegue a la mesa, libros me cubrían de arriba abajo. En ese momento solo se veían mis ojos y parte de mi cabello despeinado.
Cuando volví a buscar un libro, sin querer me tropecé con alguien. Quién me dijo de manera poco amable:
-Ten cuidado-dijo de mala manera.
-Tu también-levanté mi ceja desafiante.
-Yo estaba aquí parado y tú me has pisado.¿Por qué yo debería tener cuidado?-preguntó confundido.
-Porque... estabas muy en el medio.
-No,en realidad mas bien estaba en el borde.
-Si tuvieras al borde yo no te hubiera pisado,además no lo hice.
-Desconocida,tengo tu huella en mi zapatilla negra-señaló
-¿Y?,puede ser que otra persona te piso.
-En fin,saludos.
Se alejó dando por finalizada la conversación, lo mire alejarse ceñuda.
<<¿Quien se creía que era?>>
Al regresar, Vale me miro divertida y me preguntó:
-¿De dónde sacaste esa cara de amargada?
-Me la traje de la fila de atrás.aquí. Vale me miro divertida y me preguntó:
-¿De dónde sacaste esa cara de amargada?
-Me la traje de la fila de atrás.
Olivia se cruza con Emilio y se enamora perdidamente de él. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando despierta en una habitación desconocida, sin tener recuerdos de cómo llegó allí. Llena de temor, toma la decisión de escapar y comienza una búsqueda incansable para reconstruir su vida desde cero. Para evitar ser reconocida por Emilio, su esposo, Olivia deja de tomar su medicación para las tiroides, lo cual resulta en un aumento significativo de peso. Este cambio físico le permite ocultarse y pasar desapercibida. Pero un año después, se encuentra frente a frente con una versión completamente transformada del hombre que le arrebató su libertad. Ahora, Olivia se enfrenta a una encrucijada emocional, donde debe confrontar sus sentimientos encontrados y decidir si puede superar el amor que alguna vez sintió por alguien que la engañó y la mantuvo cautiva. ¿Será capaz de encontrar el coraje necesario para dejar atrás su oscuro pasado y reclamar su libertad? En esta intensa historia, Olivia se enfrentará a su propio viaje de autodescubrimiento y redención.
Después de unas horas fingiendo amor frente a su jefe y de un pico después de decir "acepto", la noche pasó sin ningún otro contratiempo. Se marcharon en un Ford descapotable de los años sesenta y finalmente llegaron a la casa de Lionel. Tan pronto como pisaron el suelo, él la observó con aburrimiento y se giró para irse a dormir. No le gustaba estar rodeado de personas, a menos que fueran bailarinas en poca ropa. -¡Oye! -protestó Alexa, pero él no se giró para seguir avanzando-. Se supone que estamos casados -murmuró temblorosa. Finalmente, él se detuvo y Alexa se acercó a pasos firmes, rodeándolo. Lionel bajó la vista para fijarla en ella. Le resultó... ¿Bonita? Supuso que ese era un adjetivo acorde a esa mujer, aunque le parecía insoportable y aquello restaba la belleza que poseía. -¿Qué? ¿Quieres acostarte conmigo? -preguntó él. Ella levantó una ceja para negar, pero ya era tarde. Lionel la tomó entre sus brazos y la recostó sobre la pared. Una mano detrás de su cintura bajó hasta sus glúteos y los apretó. Alexa rodó los ojos para darle un empujón. -Al cabo que ni quería... puedo cogerme mujeres de verdad -se burló, pero no esperó recibir un cachetazo de la dama. Alexa observó sorprendida la mejilla roja de su ahora esposo. Su piel se volvió más pálida de lo normal y retrocedió un paso, luego otro. Lionel se limpió un hilo de sangre que caía en la comisura de sus labios y la observó furioso. Era raro verlo así. Corrió a su lado y la tomó del cuello con brusquedad. Poco a poco, Alexa pudo sentir que el oxígeno no pasaba por su garganta y que estaba quedándose sin aire. -P-por favor... -suplicó, pero Lionel siguió presionando hasta que la soltó arrojándola al suelo. Se limpió el saco, como si ella lo hubiera ensuciado, y se dio la vuelta. Alexa, perpleja por haber sido estrangulada por su esposo, se levantó. -¡Soy tu esposa! ¡Te guste o no! -gritó a todo pulmón. Lionel se giró, buscó algo en su bolsillo y dijo: -Bien. Ten, son diez mil dólares. El próximo mes te daré más, ahora vete. No me interesa tenerte en esta casa. -Somos marido y mujer. Merezco y debo estar aquí -susurró con la voz quebrada y los ojos llenos de sufrimiento. Él le lanzó una sonrisa ladina mientras avanzaba, pero ella, a pesar de temblar por ese hombre, no se dejó intimidar. -Entonces... -comentó mientras bajaba el cierre de su pantalón, sacando su enorme miembro frente a ella-... mételo en tu boca... -canturreó divertido. Lionel se rió de la desgracia de aquella mujer. Y ella lo sabía.
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