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Henry Stojak era un joven chico de apenas 26 años, quien aún no había culminado sus estudios universitarios, ya que poseía una vida relajada y pensaba que en el país en el que vivía no valía la pena estudiar, pues eran las mismas posibilidades de surgir tanto si estudiabas como si no lo hacías. Solo trabajaba para darse uno que otro gusto y hacia pequeños negocios donde ganaba dinero extra, desde muy temprana edad ya era todo un comerciante. En esa época de su vida ya había tenido una buena cantidad de novias y amigas especiales como él solía llamarlas, haciendo de esta manera que su vicio fueran las mujeres. Para el joven Henry, eso era lo más productivo que podía hacer en su vida. Solía cubrir su verdadera personalidad bajo la caballerosidad pero realmente era todo un Patán. En ese trayecto conoció a Vanessa Belandria, quien fue su novia durante 3 años, y además quién le aguantó desde sus bruscos cambios de humor hasta sus constantes infidelidades. Un día Vanessa se dió cuenta que la vida que soñó, Henry no podía dársela pues ella necesitaba una persona que equilibrara sus emociones y no a alguien que despertara en ella el demonio de los celos, puesto que Vanessa Belandria era una chica celosa casi al extremo y aparte de esa condición también sufría de bipolaridad, estaba medicada para esa condición. Es así como Vanessa Belandria le pide un tiempo a su novio Henry para estar sola y tranquila, al descubrirle una infidelidad. Es en ese lapso conoce a un hombre muy galante, caballeroso y respetuoso un tanto mayor que ella pero eso no fue impedimento alguno para que Vanessa iniciara una relación con él. Allí se hicieron más grandes los problemas con su ex-novio Henry, ya que él se negaba a entender que la relación de él con Vanessa había finalizado, pues su ego no le permitía aceptar la realidad. La poca relación de comunicación que tenían se volvió muy tóxica al punto de que Vanessa tuvo que tomar medidas serias para alejar a su ex-novio porque no dejaba de molestarla. Es allí cuando la relación empeora al punto de que Vanessa tuvo una gran crisis donde estuvo al filo de la muerte. Con este evento su ex-novio toma conciencia de todo, entendiendo que Vanessa no era un objeto y menos de su propiedad.
Era una tarde lluviosa...yo esperaba el bus para irme a mi casa, el tráfico estaba pesado y habían pocos buses por la hora. Justo en frente de mi se detuvo un auto. Confieso que en ese momento sentí temor pero al bajar el vidrio vi al hombre más guapo que mis ojos habían visto en mucho tiempo. Era alto blanco, corpulento, con el cuerpo bien definido, se notaba a simple vista que hacía ejercicios, era rubio con los ojos color miel. Un porte así no era común o por lo menos no en los sitios donde yo acostumbraba a andar. El chico en cuestión tenía una mirada, que a la primera enamoraba y el aroma que desprendía, era un olor a perfume de hombre, que lo hacía lucir más varonil. Me dijo en un tono de voz muy educado y caballeroso - Hola hermosa dama, mi nombre es Henry Stojak, me preguntaba si.. ¿desea usted subir a mi auto?, Si me lo permite puedo llevarla a su lugar de destino- Yo lo miré dudosa pues no sabía que decirle y me dió mucho temor, tan sólo le respondí que lo sentía pero no podía ya que yo estaba esperando a alguien más.
No me quedó más remedio que mentir en ese momento pero el chico fue muy insistente y por demás amable. A mi me daba temor subirme a su auto pues tantos casos que se escuchan muy parecidos a ese y que paran muy mal. De repente el chico se bajó de su auto y en ese preciso momento comenzó a llover más duro, él sacó un paraguas y me dijo mirándome a los ojos- vamos, súbete estoy a tus órdenes para llevarte a donde desees-. La verdad acepté pues no sabía qué me causaba más miedo si quedarme allí bajo la lluvia sin que pasará un solo bus mientras seguía oscureciendo o si subirme al auto con un extraño.
Mientras me subía iba solo rezando y pidiendo a todos los Ángeles que podían ayudarme en ese momento.
El galán en cuestión no paraba de hablar luego de preguntarme cuál era mi destino. Vi que se dirigía con exactitud al sitio que le indiqué y pude por fin relajarme. Yo tenía mil voces en mi cabeza y el seguía indagando sobre mi vida, yo respondía cosas puntuales pues no quería dar mayores detalles.
Me preguntó mi nombre, mi edad y muchos detalles más, entre esos si podía pasar buscándome al día siguiente para llevarme a mi lugar de trabajo pues ya me había preguntado a qué me dedicaba.
Hasta que por fin llegamos al sitio donde vivo sola desde hace 5 años, el mismo tiempo que tenía desde que me independicé. Le dije al apuesto chico que me dejara en frente de una casa de un vecino haciéndole creer que era mi casa pues por precaución él no debía saber cual era exactamente mi casa. Yo siempre había sido así, desconfiada.
Él fue bastante insistente desde siempre, yo debí darme cuenta de su carácter pero así somos las mujeres preferimos hacernos la vista gorda ante determinados envíos de señales. Como el quería hacer las cosas las hacía y no aceptaba un no como respuesta.
Me dijo al despedirse- eres una chica hermosa, gracias por aceptar que te trajera hasta tu casa- Yo me ruboricé porque realmente este hombre era apuesto y caballeroso o por lo menos eso era lo que él quería aparentar.
Al día siguiente él se llegó al sitio donde me dejó y tocaba corneta para que yo saliera...yo me asomé por la ventana de mi casa pues imaginé que era él y efectivamente si lo era.
Yo emocionada terminé lo que estaba haciendo y agarré todo para irme al trabajo. Llegué hasta donde estaba él y me preguntó un tanto sorprendido que de dónde había salido.
Sólo le dije en broma que mi casa tenía un pasadizo secreto y él sonrió.
Me dijo- sube al auto hermosa princesa-.
Realmente ya yo tenía mucho tiempo que nadie me hacía sentir así tan especial y su voz y su olor me derretían. Su caballerosidad era sorprendente pero era bastante imponente y eso no me agradaba mucho.
Por eso pienso que cuando se dan las primeras señales de que algo no estará bien se le debe hacer caso a la intuición.
Yo solo le seguía el juego porque yo deseaba conocerlo más.
Me dejó a la puerta de mi trabajo y prometió pasar por mi.
Yo trabajaba en ese momento en un bufete de abogados y estudiaba derecho en una costosa y reconocida Universidad de mi País, trabajaba duro para poder pagar mis estudios.
Yo le dije que no era necesario que me buscara pues ya me daba pena.
Me dijo- Lo haré porque eres alguien muy especial Vanessa y no quiero que andes sola por allí pasando malos ratos para agarrar un bus-.
Eso me derritió, ese hombre se estaba preocupando por mi de una manera bonita y distinta.
Al tiempo fue que comprendí todo y la realidad de su actitud. Él lo hacía porque era una característica dominante de él y que lo hacía porque siempre quería hacer su voluntad y todo a su antojo.
Pero eso lo dejaré a un lado y les seguiré contando que poco a poco me fue enamorando.
Él era un hombre que buscaba la manera de conseguir vivir bien pero no deseaba estudiar pues aquí realmente estudiar no hacia la diferencia. Henry Pensaba que sólo debía trabajar y hacer negocios eso era más importante que estudiar.
Esa era una de las tantas diferencias que teníamos pues yo luchaba día a día por estudiar y graduarme de abogado, era mi sueño.
A mi mejor amiga Andrea, nunca le agradó del todo Henry, ella era mi amiga de la Universidad, logramos hacer una bonita y sólida amistad.
Pero a veces los amigo exageran un poco o se sienten celosos y no aceptan a un tercero que venga a quitar el tiempo e invadir ese espacio y comienzan a ver defectos que no existen. Pero lo que Andrea sentía iba más allá de todo eso. En el fondo pienso que ella lo conocía mucho mejor que yo, los presentimientos que ella tenía acerca de él, en su mayoría resultaron ser ciertos.
Pese a todo esto Henry supo como enamorarme y captar toda mi atención y al principio trataba de ocultar todo lo que en realidad él era.
A la 3 semanas luego de buscarme en mi casa y llevarme al trabajo y posteriormente buscarme al trabajo, llevarme a la Universidad y de allí a la casa nuevamente, llegó un momento donde comenzó a quedarse en mi casa, casi siempre lo hacía y allí fue donde empezó una bella relación con sus altos y bajos... ya Henry se quedaba en mi casa y todo empezaba a ser hermoso, yo por mi parte estaba muy feliz y emocionada pues este hombre tenía todo lo que una mujer podía desear o por lo menos eso era lo que él trataba de aparentar.
Henry no era un adinerado ni tenía familia de dinero, él era un chico común que hacía lo posible honradamente por vivir bien y holgadamente. Era ambicioso y si se daba sus gustos y lujos, lo que tenía lo había conseguido con mucho esfuerzo y constancia y era generoso por demás.
Ya cuando teníamos tres meses de relación se hizo cargo de los gastos de mi universidad que como ya les dije era bastante costosa.
Él casi nunca conversaba de sus planes y muchas veces desaparecía por días, decía que tenía muchos negocios que atender y yo trataba de comprenderlo. Mi mejor amiga Andrea siempre me decía que eso le parecía muy extraño y que no entendía qué tipo de negocios hacía él, no entendía por qué debía desaparecer por tantos días. Andrea me decía que yo debía tener cuidado y que no debía confiar mucho pues yo no sabía que negocios hacía él. Ella no quería que él me lastimara de ninguna manera. La amistad entre nosotras realmente siempre fue sincera pero ella era bastante paranoica y siempre andaba presintiendo cosas malas de Henry.
Yo estaba en mi mejor momento de enamoramiento y para mí, Henry lo era todo, así que escuchaba a mi amiga y no le daba mucha importancia y yo, otras tantas veces trataba de que ella pensara diferente pero no había manera de que lo aceptara y eso era bastante incómodo.
A veces me provocaba salir con los dos pero no se podía ya que ella no lo toleraba, aunque él ni la determinaba.
Él tenía una manera muy distinta de ser con ella...a veces se portaba hasta grosero con Andrea y la ignoraba completamente. Justamente por toda esa serie de comportamientos de él con Andrea era que ella no lo soportaba...
Andrea siempre fue muy intuitiva y tenía dotes de adivina. Eso me gustaba pues muchas veces adivinaba lo que pasaría. Aunque con lo que ella opinaba de Henry preferí hacerme la vista gorda.
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