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Los caminos de Branxon Monterrubio y Hans Backer eran tan distintos, nunca en su más remota vida habrían coinsidido. Branxon es Capitán de barco. Es un hombre que no tiene tiempo para relaciones duraderas y menos de mujeres que no sepan entender que su tiempo es completamente reducido. Mientras que Hans es un hombre de familia, ha luchado duramente con su esposa porque su familia sea completa, buscar un bebé es un arduo trabajo, que el está dispuesto a seguir practicando. Cuando sus mundos se mezclan, no queda nada solo sobrevivir y buscar la manera de salir del gran lío en el que se han visto involucrado, antes que todo sea demasiado tarde.
Hans.
No era justo.
Estár aquí de pie, mientras el agua eliminaba todo rastro de suciedad: había restos de esperma por mi piel lo peor, es que no toda era mía.
Tratando de eliminar todo, comencé a frotar mi cuerpo cuando pequeños fragmengos de culpa llegaron. Estaba asustado de lo que había provocado.
No era nada justo sentirse así de bien, algo que el mundo condenaba.
Tenía una vida perfecta, lo que tanto había soñado se volvía realidad. Y llegó justo en el momento en donde de supone viví la peor experiencia jamás imaginada.
Nadie sabe que sucedió durante los seis meses que estuve encerrado, solo mis captores y el.
Inhalando profundamente, salí de mis pensamientos cuando escuché un golpe. Antes de retirar mi rostro de la ducha lo sentí, ésta maldita sensación que tenía desde hacía ya un tiempo.
Lo podía sentir, desde mucho antes de verlo.
Al inicio permanecí rígido, esperando..
Unos brazos me abrazaron desde atrás y fue ridículamente hipnotizante la manera en la que me relajé en el abrazo, sintiendo la dureza apretarse en medio de las mejillas de mi culo.
-¿Otra vez te arrepientes? -susurró su voz cargada ronca y con tanta incertidumbre.
Lo sentí apretarme y en vez de alejarme, tiré fuera de la ventaba la poca culpa que había llegado y me rendí a éste abrazo que se sentía como el cielo, se sentía correcto.
Sacudí la cabeza para negarle y restarle importancia, pero no me dejó.
-No me mientas, te conozco -comenzó a balancear sus caderas empujando su dureza sobre mi, mordí mi labio sofocando un jadeo. -. Hoy no nos hagas ésto. ¿Por favor?
Mis ojos se llenaron de lágrimas, la emoción era más que sofocante. Sentia un millon de sensaciones aplastantes.
El agua seguía corriendo, bajando una mis manos abrí una de las mejillas de mi culo, para que su dureza encajara.
Una de sus manos bajo y apretó duramente mi cadera, comencé a balancearme hacia atrás creando fricción entre los dos.
Mi corazón comenzó a latir tan rápido, cuando su brazo permaneció abrazándome con fuerza en mi pecho.
-Apoya tus manos sobre la pared -habló bajo, a pesar de solo estár los dos.
Haciendo caso, puse mis manos sobre la pared y sus manos se volvieron sólidas cuando frotando mis brazos con suavidad, una de sus manos comenzó a bajar por mi espalda.
-Bran -susurré.
-Justo aquí Cariño, te tengo.
Agarró mi culo con firmeza comenzando a frotarmelo cuando uno de sus dedos comenzó a acariciar mi agujero.
Ya estaba listo para el, todavía no había terminado de borrar lo que habíamos hecho y solo habían pasado menos de diez minutos cuando había entrado al baño.
Empujando hacia adentro uno de sus dedos, comencé a balancearme pidiendo más. La presión solo aumentaba haciéndome jadear mientras me estiraba, para éste momento mi verga pedía ser atendida, estaba más allá de duro.
Sentía sus dientes en mis hombros, mientras chupaba sin hacerme daño. Se sentía tan especial, tan abrumador.
No sabía que hacer con tanto.
No tenía derecho de sentirme así de bien, de pedir más. No sabía cómo irme, me sentía tan avergonzado, por disfrutar de éste momento.
Sin poder contenerme, comence a hablarle a pedirle más mientras gemia su nombre.
Sacándome de mi miseria comenzó a precionar su dureza sobre mi agujero ya abierto, estirandome mientras empujaba profundamente sobre mi, recorriendo un camino lento, cuando estuvo lo escuché susurrar algo. Pero estaba tan absorto en el momento, que lo único que pude fue asentir mientras daba golpes largos, con cada golpe aumentaba más. No se detubo, me dió todo mientras yo seguía pidiendo más.
Ambas manos ahora en mi cadera, me tenían ahi con firmeza mientras golpeaba dentro de mi, levantando una de mis piernas pude sentirlo más, mientras bajó una de sus manos a mi verga que pedía ser atendida.
Estaba al límite y el también, su mano comenzó a moverse rápido y desordenado mientras no detenía sus golpes dentro de mí, llegando a mi próstata, lo único que se escuchaba eran los gruñidos, los gemidos y las pieles chocarse en medio de la regadera.
Me sentía lleno, sabía que Bran estaba al límite sus golpes fueron más duros y erráticos y cuando chupo mi hombro con fuerza, no me moví para evitar el chupeton lo deje ser mientras sentía como dió un último golpe antes de sentir como descargaba todo dentro de mi .
Me besaba el hombro, lamiendo un camino hasta llegar a mi oido y mencionar lo bien que esto se sentía, aún después de haberse venido no había salido de mi, seguía meneandose y moviendo su mano con destreza, ésto iba más allá de todo.
-Hasta aquí puedo escuchar esos latidos, déjate ir -susurro mientras metía su lengua en mi oreja. -. Solo yo puedo cuidarte.
-Más, dame más. -susurré.
Cuando bajo su otra mano y apretó la base de mi pene, me estremecí y no pude más. Cerrando mis ojos, me deje llevar, respirando hondo tiré mi cabeza atrás sobre su pecho, mientras soltaba un gruñido de sorpresa dejando un desastre en sus manos.
Lamiendo un lado de mi cuello, Bran me sostuvo con fuerza mientras terminaba de bajar del extasis en el que me encontraba.
Me giré en su abrazo y puse mis manos alrededor de sus hombros mientras el debaja mis manos sobre mi cadera y culo. Los ojos de Bran brillaban con intensidad.
-¿Estamos bien? -Su boca a un centimetro del mío.
-Oh.. Supongo que si. -me lami los labios.
Eso esperaba.
Cuando su boca se cerró en la mía, hundiendo su lengua en mi boca me dejé llevar, si se sentía bien así, debería tomar ésta decisión.
Solo necesitaba el coraje, para llegar a casa y ser sincero.
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