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Petra es la hija perdida de una adinerada familia, recuperada solo para poder completar una cláusula en el testamento; aún cuando ella no quería más que ser amada. Thomas, el chico que siendo mayor se convirtió en su alma gemela, es el más tierno que jamás conociera. Ambos tienen sus propios demonios, ambos no podían pensar en algo más que no sea conseguir la felicidad: ella con amor, él con cumplir su sueño. ¿Será posible encontrar a la persona correcta para tus cicatrices y que te deje con más heridas? Un amor fresco, y con mínima posibilidad de expandirse por el resto de la vida, debe abrirse frente a los obstáculos... Una fábula, una danza en el cementerio, unas flores y un par de tragedias los conectaron, por mandato de las estrellas; Unieron lo que jamás se rompería, sin importar lo que se acabara. Ella era su pianito, la sinfonía de pasión que su alma anheló. Él su florecita, los pétalos de esperanza para su corazón herido. Ellos eran el amor que siempre necesitaron para sus dolores. Pero ¿acaso eso sería suficiente para prevalecer en el momento más tórrido de ella?
"Las estrías en el corazón son prueba de que se engrandeció con tu presencia y enflaqueció al perderte... Mi corazón perdió su latir, pero mantiene sus cicatrices."
Cementerio público Trueland, New York, Domingo 27 de septiembre, 2015.
(Antes del primer día de clases)
Petra Russo.
¿Qué pasaría si el cielo dejara de existir?
Dejando de lado la realidad lógica que sería la pérdida de la humanidad y centrándose en algo mucho menos científico, para mí significaría la pérdida de mi éxtasis. Extasis que no cambiaba, porque ya sea desde República Dominicana, desde aquí, en sus facetas normales, en otras no tan normales, yo lo sigo amando igual.
Quizás lo que más me impacta de él es la manera de ser habitual y a la vez... siempre sorprendente del cielo; podías pasar toda tu vida, cada segundo de ella, viéndolo, pero igual sería icónico cada día. En mi mente, el amor debe ser así o no sería amor. Habitual, pero siempre con cierta pizca de sorpresa. El amor debería ser como el cielo; algunas facetas oscuras, otras claras, pero siempre excitantes.
¿Qué más podíamos pedir los humanos más que alguien nos quisiera de esa misma manera?
Admito algo, me gusta pintar, me gusta bailar, tocar el piano y dibujar, sin embargo, todo eso necesita de algún esfuerzo mío... el cielo no necesitaba de algo mío, simplemente estaba ahí y ya. Está, estuvo y estará ahí sin importar mi presencia, significa que las estrellas siempre brillarían.
Me alucina pensar que existía una mínima similitud entre lo que más amaba y yo misma, eso viene de que aunque mi cabello resalta con el color rojo cobrizo, el atardecer hacía que pareciera una simulación de sí mismo.
Los árboles están bien podados, las lápidas en un ordenado zigzag y el silencio es casi escuchable, ¿Debería preocuparme porque el cementerio me parecía una obra de arte?
Que calmado es este lugar, aunque denominaba la muerte y el final del camino para los vivos, ¿Soy la única persona a la que los cementerios le dan paz?
En cualquier caso, todos, los vivos y los muertos; los muertos en vida... somos tan distintos, sin embargo, el cielo es el mismo para todos. Pero aún en esa conexión hay desdichados, es... un poco temible que lo más lejos que llegaríamos, sería a una lápida más concurrida que otra, pero no es algo que quiero estancar en mi mente por mucho tiempo, tristeza ya tengo demasiada ahora mismo. Sé que es iluso pensar que todos estas personas enterradas aquí estaban en el cielo, pero aun así lo hago, ¿Y qué si algunas veces mi imaginación quedaba siendo mejor que la realidad? Para mí, la imaginación algunas veces era hasta más real.
Como sea, la esperanza de pensar que el amor siempre te encuentra antes de morir me hacía feliz. Quizás porque eso significa que al menos antes de morir alguien me amaría a mí también.
Audifonos puestos procedo a poner Tears in heaven; esa canción podría tener una historia que rompía el alma, una melodía dolorosa y ese sentimiento de que es el destino más lagrimal que existe, pero aún así... da paz. ¿Por qué? No lo sé, es el poder de Eric Clapton.
Al ver que estoy sola, me levanto para hacer lo que más me dan ganas de hacer; bailar. En el medio del cementerio, sí. Como toda una loca. Pero aun así lo haré. Comienzo con pasos lentos, dejando fluir los movimientos con las notas que el artista entona. Bailo por unos minutos, hasta que siento que toda la carga y energía negativa que me agobiaba se ha ido. No me averguenzo porque ahora mismo no hay nadie alrededor. Me siento, con una sonrisa en la cara que delataba lo mucho que amaba la sensación y el sentir de mi corazón al latir fuerte. Repetí la canción. Solo había sido así de feliz al caminar por la zona colonial con mi tía.
Mientras dibujo y tarareo tuve una sensación extraña, ¿Alguien me miraba acaso? No es posible, miré antes de empezar.
Rayos.
Me asusté un poco, comencé a observar a mi alrededor, ¿Qué haré en caso de ser así? Por Dios...
Con el susto de mi vida comienzo a ver cada lugar y entonces... vi a un chico. Una leve brisa me hizo tener escalofríos, ¿Acaso el cielo brilla más ahora? No, ha de ser mi imaginación. Hay cierto olor a tierra mojada y la esencia de la felicidad que tenía no se va al sentir que él me observó... Él tiene unas rosas rojas en las manos, estaba en cuclillas frente a una lápida. Sus labios se mueven lentamente sin decir nada, al menos nada que yo pudiera oír.
Creí que me había visto, sentía mi cara arder por ello, pero es casi como si no estuviera, él tenía su propia burbuja. ¿Cómo lo hace? Necesitaba aprender a almacenarme en mi alma y no ser perturbada por el dolor exterior justo como él... Aunque él, por lo visto, en su alma tenía dolor también. Quizás estaba así porque no necesitaba afectarse por el exterior, ya que el interior tenía suficiente poder para destruirlo.
Yo nunca había visto a un hombre llorar.
¿Qué lo tiene así? Él es el primero al que le veo hacerlo, ser vulnerable y no parecer ni cerca apenado por ello. Me encantaría saber qué decía. Es muy guapo, pero no se nota como alguien altanero o agresivo. Eso me sorprendió. No es el hombre típico al que estaba acostumbrada...
No puedo dejar de verlo, ¿Siente mi mirada? Espero que no.
Cuando menos lo espero se levanta. Ágilmente se mueve, parece una danza. Deja las flores y lanza un beso a la lápida. Se ve realmente afligido. ¿Quién estaría ahí? Se marchaba y yo no podía dejar de verle. ¿Quién es? ¿Qué le apasionaba? ¿Por qué lloraba? ¿Lo hace muy seguido? ¿Es alguien amable?
Probablemente no lo sabría. Quizás nunca más le vería.
¿Cómo alguien que acabas de ver te podía dejar tantas incógnitas? ¿Quién sabe? Quizás el cielo me las responda un día.
-Adiós -le susurro.
Bajo la mirada a mi dibujo, ¿Sería él alguien artístico?
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