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Lealtad. Traición. Secretos. Una guerra se cocina en las oscuras calles de York. Una guerra que será ocasionada por muchos factores y giros impredecibles del destino. ¿Quien morirá? ¿Quién ganará? ¿Quién vivirá, por cuánto tiempo?
Red Pulse, era un centro de entretenimiento de lujo. De hecho, era tan lujoso que solo los autos de lujo estaban estacionados justo afuera de sus puertas.
Fue por esto que cuando el SUV barato de Marianne Cooper estaba estacionado allí, parecía especialmente fuera de lugar.
Al ver el auto de Marianne Cooper, la sonrisa en el rostro de la asistente en la puerta se había atenuado. Cayó aún más cuando vio que era una mujer la que salía del auto. De hecho, al ver lo coqueta que era Marianne Cooper, ni siquiera pudo ocultar su desdén.
Frente al desdén de la asistente, Marianne Cooper estaba sorprendentemente tranquila. Con una sonrisa elegante, sacó varios billetes de un dólar y los colocó en la mano de la asistente.
-Llévame a la habitación VIP8. -dijo Marianne.
Habiendo tomado su dinero, la asistente llevó a Marianne a la habitación VIP8. Cuando Marianne entró a la habitación en compañía de la asistente, los hombres presentes allí voltearon a mirarla. Había muebles acolchados donde los invitados podían tomar asiente, además de una pequeña fuente decorativa en el centro. La iluminación de la habitación era tenue, pero no demasiado.
-Usted ha de ser Marianne Cooper. -el hombre que había hablado era uno regordete de cincuenta años, vestido de un traje formal al igual que el resto. Se dirigió hacia ella con pasos cortos y un poco torpes-. Es un placer conocerla, soy Alan Paterson. -el hombre se presentó extendiéndole la mano.
-Buenas noches, Sr Paterson. -Marianne sonrió mientras le estrechaba la mano-. Sí, soy Marianne Cooper. Vengo de parte la Baker, S.A. para discutir los detalles de la compra de Red Pulse.
-Ah. Había pensado que Gabriel Baker vendría en persona.
-No se preocupe por eso, Sr. Paterson. Tengo toda la facultad para ejercer como factor en este contrato. -dijo Marianne ladeando una sonrisa confiada.
-Muy bien, tomemos asiento. -dijo el Sr. Paterson rascándose levemente la barbilla.
-Antes de comenzar a discutir los detalles de la compra. -dijo Marianne mientras caminaba con el Sr. Paterson hacia los muebles. Antes de tomar asiento en uno de los sillones, ella preguntó-: ¿Quién es el socio mayoritario en Red Pulse? Claramente este club nocturno forma parte de un conglomerado de inversionistas. Pero el socio mayoritario ni siquiera aparece mencionado en el Registro Mercantil.
-Sí, sí. Es verdad. Es que Edward no quería ser mencionado en el Registro. Lo cual no tiene sentido porque tiene el sesenta por ciento de las acciones.
-¿Edward? -preguntó Marianne con un hilillo de voz. Su rostro palideció.
-Si. Edward Wellington. Director Ejecutivo de la Corporación GoldMark. -El Sr. Paterson sonrió. Alzó la mirada por encima del hombro de Marianne, hacia la puerta de entrada detrás de ella-. Que, por cierto, allí viene.
Marianne cerró los ojos con fuerza. Aferró sus uñas a sus muslos. Vestía de una blusa debajo de un chaleco, una falda ceñida de lino que le llegaba las rodillas, y calzaba tacones. Escuchó las pisadas que se acercaban detrás de ella. Sus manos empezaron a tensarse, al igual que cada musculo de su cuerpo. Cuando abrió los ojos y alzó la vista, sus ojos se encontraron con una mirada fría. Se congeló, incluso su respiración se detuvo momentáneamente al ver al hombre vestido de acuerdo a su posición social que estaba de pie frente a ella.
Charles tenía novias diferentes cada día del año, nunca salía con la misma chica. Su nombre había sido vinculado a innumerables mujeres. Autumn, por su parte, se vio obligada a casarse con Charles sustituyendo a su hermana, quien se había escapado. Su único deseo era divorciarse después de un año. Ninguno de los dos había esperado que se enamoraran el uno del otro. Tampoco esperaban que el mundo entero los desafiara. Una ex novia quien causa problemas cada dos por tres. Una hermana fugitiva quien regresa con la intención de recuperar a Charles. Una suegra que siempre se entromete en sus momentos íntimos. ¿Te gustaría leer más? ¡No dudes! ¡Vamos allá!
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenía mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿Podría ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un príncipe, aunque tenía un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegítimo de una familia rica que vivía una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que había escuchado sobre ella. El destino había unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenía un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿Descubriría que Janet se casó con él por su hermana? ¿Sería su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.
Rena se acostó con Waylen una noche cuando estaba borracha. Y como ella necesitaba su ayuda mientras él se sentía atraído por su belleza juvenil, lo que se suponía que sería una aventura de una noche se convirtió en algo más. Todo iba bien hasta que Rena descubrió que el corazón de Waylen pertenecía a otra mujer. Cuando esa mujer regresó, dejó de volver a casa, dejándola sola por muchas noches. Finalmente, un día, la pobre chica recibió un cheque y unas palabras de despedida. Para sorpresa de Waylen, Rena solo sonrió y dijo: "Fue divertido mientras estuvimos juntos, Waylen. Pero espero que no nos volvamos a ver nunca más. Que tengas una buena vida". Sin embargo, por voluntad del destino, los dos se volvieron a encontrar. Al ver que Rena tenía a otro hombre a su lado, los ojos de Waylen ardieron de celos y gritó: "¿Cómo diablos lograste seguir adelante? ¡Pensé que solo me amabas a mí!". "¡Es pasado!", Rena se burló, "hay demasiados hombres en este mundo, Waylen. Además, tú fuiste quien pidió la ruptura. Ahora, si quieres salir conmigo, tendrás que hacer cola". Al día siguiente, Rena recibió un anillo de diamantes y un mensaje del banco de que alguien había transferido miles de millones a su cuenta. Waylen apareció, se arrodilló frente a ella y dijo: "¿Puedo saltarme la fila, Rena? Todavía te quiero".
Los rumores decían que Lucas se había casado con una mujer poco atractiva y sin antecedentes. En los tres años que estuvieron juntos, se mantuvo frío y distante con Belinda, que aguantó en silencio. Su amor por él la obligó a sacrificar su autoestima y sus sueños. Cuando el primer amor de Lucas reapareció, Belinda se dio cuenta de que su matrimonio era una farsa desde el principio, una estratagema para salvar la vida de otra mujer. Entonces firmó los papeles del divorcio y se marchó. Tres años después, Belinda regresó convertida en un prodigio de la cirugía y una maestra del piano. Perdido en el arrepentimiento, Lucas la persiguió bajo la lluvia y la abrazó con fuerza: "Eres mía, Belinda".
Durante tres años, Jessica soportó un matrimonio sin amor mientras su marido fingía impotencia. Sus mentiras se desvelaron cuando apareció una amante embarazada. Tras seis meses recopilando pruebas en secreto, Jessica se deshizo de él y construyó su propio imperio multimillonario. Tras el divorcio, se transformó en una figura irresistible, atrayendo admiradores. Un día, al salir de su oficina, se encontró con Kevan, el hermano de su exesposo. Él intervino, enfrentándose a ella: "¿Acaso era solo una herramienta para ti?". Los labios de Jessica se curvaron en una sonrisa tranquila mientras respondía: "¿Cuánta compensación quieres?". La voz de Kevan se suavizó. "Todo lo que quiero eres tú".
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