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Ani Villanova, se enfrenta todos los días a su cocina y una enorme responsabilidad de cuidados familiares. Aunque quiere ir más allá de la puerta de casa. En realidad, sus únicos paseos cargados de adrenalina son los que hace en su bicicleta. Ha enfrentado todos los pretendientes que su hermana Naomi ha querido buscar para ella, claro sin buenas intenciones por lo que se puede apreciar. Un día la visita de Juan Carlos Alvear, desata miles de miradas, miradas llenas sutileza. Todo cambiará cuando Juan Carlos y Ani, tengan encuentros a escondidas sugeridos por Ani, a los que Juan Carlos acepta, estos parecen simples charlas, pero descubre una mujer cargada de sueños, con deseos de salir de sus cuatro paredes. Una invitación a Marruecos gira el destino, el corazón y los sentimientos. El aire marroquí hará el resto, se embarcan en cortos viajes, noche de vinos, amor, para llevar sus vidas donde el destino les dé la oportunidad, eso sí; luchando contra los muros que quieren separarlos. acompáñalos en esta historia de amor. ¿Hasta dónde va el deber? ¿En qué punto nuestras prioridades se van olvidando sin ver que nuestro reloj avanza? Está el presente que hoy por hoy nos pertenece, así que, tenemos la decisión de tomar el rumbo de nuestra vida. Nadie puede decidir aquello que tan solo nos corresponderá en su momento hacerlo. Solo dependerá de ti. Es lo que nuestros protagonistas vivirán. Al final nuestra vida y destino, está hecho de sueños que nos aventuremos tomar. Nada es fácil. Todo cambio trae consigo algunos virajes. Si decides ser feliz, aborda el tren en la estación de tu destino. Se el autor y dueño de tu propia historia. La autora Charló Blus
Juan Carlos Alvear llego a su oficina siete en punto, para cumplir con su agenda de citas, mientras descargaba su teléfono sobre el escritorio, se colocaba la bata, miro con atención la mesa Luis quince que tenía en su sala, un ramo con una tarjeta reposaba sobre el jarrón de cristal.
Acercándose con curiosidad miro la tarjeta que había tomado en sus manos, "Amor perdóname, Te Amo. Silvia" abriendo la puerta que daba a recepción, llamo con voz cansada a su secretaria Lucila enfermera que trabajaba con el hacia diez años, hacia su agenda, programaba pacientes, así como el aseo y la asepsia de los equipos, la clínica estaba a cinco cuadras de su consultorio particular. Era la única que le conocía bien, por eso en las mañanas no permitía a María preparar el café del doctor, ella prefería realizarlo, sin azúcar y con crema.
-Buenos días doctor Alvear- Que temprano que ha llegado usted hoy, le traeré su café y...
-Lucila bote esas flores- dijo señalando el jarrón que ahora quedaba frente a ellos, lo había colocado en su escritorio-O si gusta lléveselas a su casa, pero no las quiero ver ni un minuto más-. No quiero flores de la señorita Silvia Zurbarán- ¿Entendido?
Lucila que había llegado al pie de su escritorio las tomó y salió tras cerrar la puerta rumbo a la cocina. Mirándolas le dio tristeza botarles, unos hermosos girasoles, doce para ser exactos, se veía un ramo costoso, había llegado con una cesta de frutos, tenía manzanas verdes, rojas, uvas, ciruelas, y otras frutas exóticas, lo miro una vez más suspirando así que las llevaría a casa, en su salita lucirían muy elegantes, tomo la cesta de las frutas, si no quería las flores, menos las frutas. Ordenó a María llevarle su café que preparo al instante, escucho su voz en el pasillo, otro día comenzaría.
Esa mañana atendió diez pacientes, algunos tardaron más que otros, reviso suturas, pasó revista, vio varios exámenes para las cirugías que se programarían. Consulto su reloj, la mañana había pasado velozmente, dejando su consultorio en estado "Cerrado"
Se encaminó a la cafetería, allí solía almorzar todos los días, estaba a punto para su hora de almuerzo, pidió un solomo en salsa negra, ensalada de repollo, dos papas a vapor, postre de moras, una copa de agua estaría bien. Silvia en ese instante avanzó por la puerta del salón, sentándose frente a él, extendiendo sus manos hacia las de Juan Carlos.
-Este no es momento de hablar Silvia-No quiero hablar sobre lo que paso. Estoy en el postre-dijo señalándolo, -.
-Es una equivocación Roberto es un amigo- Lo que viste no es así, lo interpretaste mal-Escúchame-...
-Un abrazo no lo es, suelo abrazar las personas-Abrazarlo y quedarte en brazos, besándose, va más allá de una simple amistad, ¡Oh! Perdón, parece que vi, he interpreté mal- sé muy bien lo que vi-este tema está cerrado, olvidado, lo nuestro quedo hasta aquí- No te guardo rencor Silvia- le dijo el levantándose para marcharse, hizo ademán al camarero para que recibiera el dinero-. Ella se irguió y le asió de la mano-Juan Carlos- Yo quiero seguir contigo-.
-El detalle es que yo no- Estoy seguro de que Roberto te hará muy feliz- Nuestra confianza se quebró, y no hay nada que hacer-.
-Lo siento mucho- la voz de Silvia sonó apagada-
-No lo lamentes, fue lo mejor- Esta todo bien- Sin rencores- dijo mientras le apretaba la mano, y con delicadeza la soltó, un pequeño dolor sintió en lo profundo, pero era un capítulo para cerrar.
Fue directo al estacionamiento, dormiría unas horas, en la noche estaría de guardia en urgencias.
Ani Villanova buscaba en su bolsillo las ultimas monedas que quedaban, atravesó la plaza hacia el banco a cobrar la pensión que su padre depositaba para su abuela. Ella ahora le cuidaba, había dejado su empleo de pastelera en "La Giorgio" Había estudiado en Francia dos largos años, su sueño era tener su café, había retornado a España aceptando un trabajo que le habían ofrecido en Vigo, le gustaba el trabajo, los compañeros, se quedó un año largo como jefe de pastelería, estuvo a punto de firmar un contrato a tres años,
pero su abuela al escribirle y contarle del agresivo cáncer contra el que luchaba sintió que debía estar junto a ella.
El abuelo le había dejado una linda y agradable casa en Cadaqués, el lugar era encantador, la propiedad tenía dos plantas, ventanales amplios, un hermoso jardín de entrada que le hacía acogedor.
Si bien la abuela no necesitaba grandes cantidades de dinero, su padre le enviaba una pensión a la abuela, quería que ella pagase un hogar y viviera bien. Aunque la abuela quería estar en casa, allí quería pasar sus últimos días, no se veía fuera de su casa.
Del abuelo le había quedado una pequeña pensión, se habían amado, eran dos adorables personas.
Ani al llegar de Francia se quedó un tiempo con su padre, la abuela había tomado unos días de estadía en Barcelona, donde su padre, mientras pintaban y decoraban la casa, hasta lograr hacerla un hogar acogedor, tenía cuatro habitaciones, sala comedora, cocina amplia, dos baños, y el cuartito de costura y planchado, la cocina tenía una puerta que daba a un amplio jardín, una huertecilla, al frente un amplio hall de entrada con dos grandes butacones.
Le gustaba la acogedora amplia vista desde los balcones de la casa.
Volvió su pensamiento de nuevo, tomando el bolso, saco los documentos, el hombrecillo frente a la caja le solicitó su identificación se fue y al cabo de unos minutos, le extendió el efectivo.
Ani miró la billetera saco su libreta de ahorros, en verdad que le quedaba muy poco. Pero se las arreglaría, debía hacer las compras de casa, siempre solía gastar lo necesario, le ahorraba una parte del dinero de sus entradas a la abuela, allí estaban disponibles para cuando ella necesitase algo.
Esa noche sus hermanos estarían en casa, Naomi tenía dos niños Ithan y Martín, de ocho y cinco años, su hermano Henry tenía una niña de nueve, Zarina, era una dulce chica, y gustaba de la música. Cuando estaban todos en casa era una guardería completa.
Iban a menudo para cenar con la abuela, los chicos contaban cuentos, la abuela horneaba galletas, eso le hacía feliz.
Naomi era médica, y Henry Ingeniero Civil, solo Ani contaba con ese exquisito gusto por la cocina era un talento de la abuela que había heredado, pues a los cinco años empezó a hacer sus galletas.
Su hermana le llamo en aquel instante-Hola- sí... que bueno-escucharte-. ¿Cómo dices? -te has vuelto loca-. Invitaste al sujeto en cuestión sin preguntarme-.
-Si, esta noche a las ocho estaremos en casa-. El llegará un poco más tarde- le dije que la cena será una delicia-dijo Naomi mientras reía-tengo que dejarte linda, nos vemos en casa - deberías aceptar a Pascual Ani, el amor no hace daño querida-deberías darte ese placer- Naomi hablaba sin parar, Ani rió sarcásticamente era algo medio grotesco de su hermana decirlo, solo sabían traer sus hijos para cuidarles, cocinarles, y demás, nunca tenía tiempo para ella, la abuela tenía días que podía estar bien, como otros que no se levantaba de cama, ella la cuidaba con amor, su abuela siempre había sido especial, siempre para ellos en todo momento, pero que sus hermanos trajeran sus hijos y le sumaran más trabajo, era inaudito.
Justo ese día que había una cena familiar, le decía que llevaría un amigo, estaba segura eso sí, que no era para presentárselo a ella, pero esto era un abuso de su parte, invitar un desconocido, solía aprovechar estas cenas para hacer sus chistes y bromas, le molestaba que siempre estuviera desesperada buscándole marido, tenía treinta y dos años, de ninguna forma estaba infeliz por faltarle una pareja.
Ani había nacido en los Estados Unidos, sus padres habían vivido muchos años allí, se habían casado de dieciocho años. Durante largo tiempo, habían trabajado arduamente, nacieron Naomi, Henry y Ani, se llevaban tres años entre ellos. Cuando Ani cumplió los dieciséis habían decidido volver a España, había sido un sueño para ellos retornar, el abuelo había comprado aquella casa en Cadaqués con la esperanza de vivir en ella, no había podido ser, un infarto al corazón, fulmínate truncó el sueño, a los meses de la muerte del abuelo, Candelaria su abuela había retornado también a España, estuvo algunos meses con la familia en Barcelona, a los dos meses, había ido un fin de semana a Cadaqués, había quedado prendada, enamorada de aquel lugar, lleno de casas blancas, plazas, mar, azul y rocas... solía ir a marruecos con Berta, una vieja amiga de Tánger, se había enamorado del sabor mediterráneo de la cocina Marroquí, de hecho antes de la enfermedad solía ir de tanto en tanto, le era tan a gusto el lugar, aun tenía muchas amistades.
A sus treinta y nueve años, la vida de Nadia Meyer transcurre entre su pequeña pastelería, los vaivenes familiares, las quejas de su madre, su padre y un nuevo amor. Soltera irremediable, siente que el tren de la vida ha pasado de largo, dejando atrás sus sueños de maternidad. Sin embargo, esto no la angustia; no está desesperada en búsqueda de una aventura, pero anhela algo más. Nadia desea escapar de las cuatro paredes de su pastelería y embarcarse en una búsqueda de cambios y nuevas oportunidades. Enfrentará dramas familiares, secretos ocultos, herencias que dividen, lazos rotos y conflictos entre el corazón y la razón. Está dispuesta a no abandonar este camino hacia lo desconocido. Todo cambia cuando conoce a Sergio en una noche de copas. Entre atrevidas confesiones, risas desbordantes y secretos revelados, la vida les brinda la oportunidad de explorar un romance inesperado. Sergio es un atractivo hombre que se acerca a los cuarenta, lidiando con una madre sobreprotectora, un padre aquejado por mil dolencias y una hermana soltera que se aferra a su estilo de vida. Además, su profesión es vista por sus padres como poco prometedora. Tanto Nadia como Sergio necesitan cambios en sus vidas: amor, poesía, risas y aventuras. A través de esta travesía, Nadia descubrirá que los dulces 40 pueden ser un tiempo de giros inesperados. Aprenderá que no debe vivir para los demás, sino para sí misma. Acompáñame en esta encantadora historia llena de emociones y sentimientos. Un relato que invita a reír, reflexionar y atreverse a sentir que los dulces 40 no vienen solos; traen consigo gratas y amplias sorpresas. LA AUTORA Charló Blus
Berina Bellucci es una mujer que está cansada de tocar puertas, cantante con una voz magnifica, pero pocas oportunidades, le encanta el jazz, la bossa nova, la música de sus raíces corre en sus venas como si ella fuese del mismo desierto. Su abuela Jadida una afable mujer Ítalo turca, cantante de jazz, amante del bolero y todo instrumento de cuerdas, sufrió de un desbastador mal de amores que le dejó una vida de recuerdos, nostalgias y lágrimas, un amor de esos imposibles, cerrados por la sociedad a vivir libremente. La abuela de Berina, con su pequeña Atina en brazos llega a Norteamérica. Iniciando de cero ha encontrado un nuevo amor, el sueño de su vida. Atina, maestra de artes plásticas, tuvo un buen amor, y alguna que otra situación de la vida, empuja el destino de Berina. Su padre, profesor de literatura, una pasión por la lectura ávida. Italiano cortes y educado, hombre con gran influencia en Berina y la música. Berina se presenta en lugares de noche para generar algunos billetes más, aspira seguir estudiando, aunque últimamente las cosas no están bien económicamente. Ayuda a sus hermanos porque no quiere verlos sin sueños, o truncados en sus vidas. Carlo De Santis es su admirador número uno, hombre acaudalado conectado al mundo de los negocios, exitoso ingeniero que irrumpe en su vida, pero con algunos tropiezos en el camino. Moira De Santis, madre de Carlo, dama de la alta sociedad italiana, poder, riqueza, y esplendor rodean su vida, tiene interés que su hijo despose a Ivonne De Versalles, chica de nobleza, clase y riqueza. Moira conoce a Berina, de quien tiene un singular atractivo por su voz, atractivo que Berina percibe, colocándole en debacle sus ideas. Intrigas, pasiones, romance, seducción, celos, negaciones, erotismo, mentira y seducción hacen entrada en la escena de vida de Berina. Park Jeong interesante hombre, empresario dueño de una cadena de hoteles importantes en varios países; Desea conquistar el corazón de Berina Bellucci. Le hará una promesa, amarla cada día de su vida. Luchará por conquistarla. Historia llena de drama, con momentos de sensibilidad, transportando a emociones abrumadoras, como a otras que inundan como torbellinos. Charló Blus
Serie Todo Tiene Su Tiempo Una nueva historia cargada de sentimiento y emociones. Una vida que ha tenido grandes batallas donde conquistó destacadas victorias, una mujer que ha derramado lagrimas como también sonrisas. Madelin atravesará grandes decisiones en su vida, momentos que marcan un antes y un después, el secreto mejor guardado de la madre de Madelin sale a luz, ¿Podrá lidiar con eso? Calvin su esposo le engaña por momentos con Úrsula su prima lejana, quien ahora visita la casa más a menudo, una amistad y confesiones hacen la antesala. Madelin descubre en una visita médica que su salud decae como su mismo corazón decae ante los embastes de sus propias mareas. Madelin toma una gran decisión, pues el tiempo es importante y vital para gastarlo en lo único que podrás tener, días maravillosos. Las decisiones que tomamos marcan la vida de otros, y es que reconciliarse con la vida en sí, no es fácil, pero quien dijo que es algo imposible. Su hija Pamela aprenderá una lección que le llevará a elegir un destino diferente. Fuertes emociones, lagrimas, dolor, flores secas y marchitas, secretos, mentiras y amor, forman parte de esta nueva entrega de la Colección Todo tiene su tiempo. Disfruta una nueva historia cargada de sentimientos, emociones que pueden tocar la puerta de tu alma. "Y ante una tumba fría solo resta colocar unas frías flores, mirar al vacío y llorar de dolor, o sencillamente sentarse debajo de los árboles para recordar los días maravillosos" La Autora: Charló Blus
Aida Delmon es una fotógrafa, con una familia estable y un matrimonio de más de 18 años. Leila es amiga y compañera de trabajo, ambas han compartido muchas cosas de sus vidas, es tal la amistad que es parte de la familia. Horacio Kent es un empresario, exitoso, excelente esposo, quien, en una noche de copas, da rienda suelta a un romance que deshace todo lo que han construido con Aida. Este romance toma fuerza, logrando desestabilizar el matrimonio por completo. Un divorcio en puerta, una familia desunida, una amistad que se quiebra, serán los matices nuevos en la vida de sus protagonistas. Horacio quiere conquistar a su ex mujer, su ex mujer está siendo conquistada por Albert uno de sus vecinos. ¿Podrá el amor renacer después de una tormenta? ¿Se dará Horacio por vencido? Descubre en cada capítulo sus vidas, sus sentimientos, emociones, y lo más importante al final del camino. ¿Despertará el amor? O ¿Es el momento de tomar sus vidas nuevos rumbos? Las decisiones que abordaran los llevaran por el sendero marcado, el perdón que reinicia todo, el pasado que debe quedar sepultado. Un perdón nace del alma para reconstruir el camino que los hace encontrar el amor. Acompáñalos en esta historia que tocará el alma de sus personajes. La Autora Charló Blus
Una mujer que ha quedado viuda atiende su café cada día, allí pasan viajeros, comerciantes, todos lo que van de paso. Rose tiene 51 años y una vida entera por delante. Charles, tiene 56 y siempre entra al café por su pedido, un día común y corriente, Charles se queda con su auto averiado, ante lo cual Rose se ofrece llevarlo a su oficina. Durante el trayecto se cuentan sus vidas y anécdotas. Rose descubre una historia con muchos matices y colores, ella también tiene muchos secretos que contar. Charles se siente atraído, hipnotizado, pero con recelo al mismo tiempo. ¿Puede el amor romper las barreras que así mismo se coloca? Aceptando ser su conductora por unos meses, comienza a notar que el corazón palpita a paso rápido. ¿Puede un extraño cautivarla? El Café de Rose, se torna en el lugar de citas y encuentros.
¿Cómo se tortura a otra persona? Para Vincent, se trataba de atraparla en un matrimonio sin amor y llenar sus días de humillación y miseria sin fin. Estaba convencido de que la traicionera Kaitlin se lo merecía todo, y nunca se arrepintió de sus actos... hasta que estuvo ante su tumba. Kaitlin tenía veinte años cuando se enamoró de Vincent. Pasó los tres años siguientes como su humilde y dócil esposa, ayudándole a alcanzar la gloria mientras aguantaba su despiadado rencor. "¿Amor?", él se burló de ella en sus últimos momentos. "Nunca hubo amor entre nosotros". ¿Cómo se destruye a otra persona? Para Kaitlin, era hacerle comprender que se había forjado una tragedia a sí mismo. Cuando Vincent supo la verdad sobre lo que siempre había anhelado, ya lo había arruinado con sus propias manos.
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