-Vamos, tienes que comer algo pequeña. -dijo el castaño sentándose a mi lado.
-No quiero.
-Te enfermaras. -me advirtió.
- ¿Qué sentido tiene? Mi papá ya no estará y si me enfermo moriré y seré feliz allá arriba y no aquí sola.
-No seas pesimista. -dijo mientras acomodaba un pelo que caía por mi frente- eres hermosa y me da mucha tristeza verte mal.
-No puedo estar bien si mi papá está al borde de morir y no se con quién quedare.
-Con alguien que pueda cuidarte muy bien, eso lo decide asistencia social.
No pudimos seguir hablando ya que la tos incontrolable de mi papá interrumpió la charla.
-Quédate afuera. -me ordenó cerrando la puerta de la habitación de mi papá.
Me senté en el piso a pensar que iba a ser de mi cuando ya no tuviera a mi papá, cuando todo fuera mi peor pesadilla más que mi vida.
-Lo siento mucho. -dijo abrazándome.
-Dime que no murió. -me levanté y corrí hacia donde estaba mi papá acostado en su cama. - ¡No papá! -exclame agarrando su mano- Habla, vamos, no te iras, dime que te quedaras y que todo estará bien cuando despierte, si es un sueño.
-No lo es. -dijo Luciano sosteniendo mi otra mano.
- ¡NO! -grite desbordando en lágrimas.
Todo mi mundo se vino abajo al escuchar esas dos palabras "lo siento".
Desperté entre cajas y polvo por todas partes.
- ¿Qué sucede? -pregunté a un hombre que llevaba una caja.
-Alista tus cosas pequeñas. -me dijo sonriendo tiernamente.
Me desespere, ¿alistarme? ¿A dónde me va a llevar?
Me puse un short y una musculosa, unas chatitas y levanté mi cabello.
Salí al pasillo y se llevaban absolutamente todo. ¿Qué ocurría aquí?
-Ven-me dijo una mujer de pelos oscuros. -Soy Araceli y seré quien te llevara con alguien que cuide de ti.
-No-dije corriéndome de su lado- yo me quedare aquí en mi casa.
-Amorcito, debes estar a cargo de un mayor. -me advirtió- solo arma tus valijas.
¡Bien! No le haría un escándalo a la vieja, pero ya tenía decidido que a mis 18 me iría de la casa donde estuviera conviviendo.
Con dos valijas en mis manos salí a donde la mujer cargo mis cosas.
Anduvimos cerca de 30 minutos y nos detuvimos en un gran salón pintado con gris por el lado de afuera.
- ¿Qué es este lugar? -pregunté mientras ella bajaba mis valijas.
-Solo ven conmigo y trae tus cosas.
Perfecto, no solo soy huérfana, sino que también estoy con una extraña y me iré a vivir con otros extraños.
Entramos y me hizo subir a una habitación.
-Es ella-le anunció a dos hombres y una mujer que se encontraban allí.
-Hola-salude con gracia y uno de los hombres tomó mi mano y depositó un beso en ella.
-Hola pequeña. -me dijo la mujer desde su sillón.
-Hola-saludo sin siquiera mirarme el otro hombre al lado de la mujer.
-Deja tus cosas aquí. -señalo un rincón y ponte algo de ropa presentable, luego baja.
Se retiraron todos dejándome completamente sola.
Abrí mi valija y saqué un jean y una remera de encaje negra, unas sandalias y solté mi pelo. No sé qué pasa aquí que debo estar "presentable".
Cerré mi valija nuevamente y bajé.
Me encontré con mucha gente sentada en sillas blancas de plástico y un hombre al frente hablando.
-Oh aquí estas. -dijo Araceli tomándome del brazo.
Me llevo tras una cortina y me dijo que cuando llamaran mi nombre debería salir a donde el hombre hablaba.
-________-nombraron finalmente y me levante para ir hacia allí.
Me sentaron en una silla frente a todos y me miraron todos, me sentí bastante invadida.
-100 pesos-dijo una mujer del fondo.
¿Me están subastando? Oh por dios, pensé que me adoptarían no que me subastarían.
- ¿Qué? -dije fuertemente y dos hombres de seguridad se pararon a mis costados.
Ya no tendría escape alguno.
-$300-dijo uno más al costado.
-$350- ¿Qué tan poco valgo?
-$500.
-$800-nombró una mujer más atrás.
Ya iban por el $1000 y no sé cuándo acabaría.
-$3000-se levantó un chico de unos 20 años y alzó la mano.
Se quedo todo en silencio.
- ¿Nadie más? -dijo el hombre del frente. -VENDIDA.
Oka ahora si se venía lo peor.
La gente comenzó a retirarse y rogaba porque el chico no apareciera.
-Hay espera-me dijo de mal modo cuando amague a irme de ahí. -tú te vienes conmigo.
Solo me hicieron buscar mis valijas y subirme al auto con el hombre.
-Bien-dijo encendiendo el motor. -nos vamos.
Me quede callada todo el camino, no tenía intenciones de hablar con este tipo.
- ¿Cómo te llamas?
-_______ ¿tu?
-James...-dijo sin despegar los ojos del camino. -James Maslow.