Episodio 1
- Pensaba que ya no recordabas mi número de teléfono.
- Sólo han pasado... ¿cuántos? ¿10 años? No es suficiente tiempo para perder la memoria.
-¿Qué hay de ti? ¿Ya has sentado la cabeza?
-¿Estás de broma? ¡El viejo eres tú!
-Pero si tenemos la misma edad, ¿¡qué me estás contando?!
-Yo aparento menos.
-¡Déjate de bobadas! ¿Cómo está Susana? (Susana es su mujer, mi amiga de toda la vida. Se dedica al mundo editorial igual que él y me convencieron para publicar mis memorias de gigoló)
-Bien, ya sabes, liada con la corrección. Últimamente no paramos con los nuevos escritores.
-Espero que no me llames para que vuelva a escribir porque yo sí que no tengo tiempo.
- ¡No, que va! No es para eso precisamente, pero tampoco difiere mucho.
-Explícate mejor.
-Un alumno del aula de escritores, bastante nefasto por cierto, quiere dedicarse a lo tuyo.
-¿Quiere ser abogado?
-¡No, hombre! Quiere ser acompañante.
Me quedo perplejo asimilando la información.
-¿Y qué tiene que ver eso conmigo ahora mismo?
-Bueno, ya sé que te has vuelto un tipo serio pero eras el mejor en lo tuyo y creo que podrías echarle un cable.
-¿Y tú por qué te sientes involucrado?
-Bueno, no sé, me tocó la fibra. Es coreano de padre americano. Está sin blanca pero tiene un cuerpazo. ¡No te imaginas cómo se lo mira Susana! Casi igual que cuando te mira a ti. Me empieza a dar celos. Ha estado trabajando en oficios precarios y es un buen tío, noble como los ssaurabis (los samurais coreanos), ya sabes, los de las películas... -no sé si me está tomando el pelo pero parece serio, siempre ha sido un tipo muy fantasioso, debe ir incluido en su trabajo de editor- ...y me ha parecido que le podría echar un cable.
-Tengo un juicio mañana. Voy de culo toda la semana pero si quieres, el sábado puedo quedar. No tengo muy claro en qué voy a poder ayudarle pero a ti te debo una.
-A mí no me debes nada, tu novela se vendió como churros, me hizo más rico a mí que a ti. Me alegra que gracias a eso pudieras abrir de nuevo el despacho de abogados.
-Bueno, dile que nos vemos el sábado a las diez. No prometo nada. ¡No lo tengo claro ni yo! Estoy muy desvinculado de ese mundo y ¡trabajo me costó!
novelascamr.com