/0/16187/coverbig.jpg?v=3cbfb6ffed6e0afe85b97ea62b0015bb)
En medio de escándalos mediáticos, la modelo Ariana y el cantante Ethan acceden a un romance por contrato. Lo que inicia como una estrategia publicitaria se transforma en una compleja relación, donde el amor y la fama chocan. ¿Será su amor lo suficientemente fuerte para sobrevivir al escrutinio público?
(ARIANA JÁUREGUI)
Yo, que era fan de la boyband Chromatic desde sus inicios, sentí una mezcla de fastidio y rabia al ver los titulares. Siempre me había gustado su música, pero Ethan... él siempre me había caído particularmente mal. Había algo en su actitud, en esa sonrisa que parecía reservada para las cámaras, que me sacaba de quicio. No entendía por qué tantas chicas lo idealizaban. Y ahora, por su culpa, toda la banda estaba en el ojo del huracán. Me hervía la sangre al leer comentarios que generalizaban y atacaban a toda la banda. Y me daba rabia, mucha rabia, que por culpa de Ethan se estuviera juzgando a toda la banda. Dejé el teléfono a un lado.
-Ariana, ¿estás lista? Ya tenemos que irnos -dijo mi mamá.
Me levanté. «¿Ya nos iremos a conocer a Robyn? ¿Las fotografías son reales?» No podía creerlo. No era una mala noticia, al contrario, era fantástica. Aun así, no dejaba de sorprenderme. Este desfile no se parecía en nada a los que solía asistir. Era un verdadero espectáculo televisado. Esta sería la segunda vez que desfilaba junto a mi madre. De hecho, mi debut fue a su lado.
-¿Terminaste? Tu mamá me dijo que deben ir a los ensayos en veinte minutos -dijo Keyla, que estaba detrás de mí, apartando mi cabello para sujetarlo en una trenza.
«¿Cómo le explicaba este repentino arrepentimiento?» El miedo a fracasar me atenazaba. «Dios mío, iba a ver a mi artista favorita.»
Keyla me maquilló muy natural, me perfumó y me ayudó a ponerme una chaqueta. «Quiero morir.» Estaba a un paso de conocer a Robyn. «¿Cómo demonios iba a poder mirarla a los ojos sin perder la compostura?» Y ahora que iba a trabajar para ella... La ansiedad me invadía. Al bajar de la camioneta, Silvia me pidió con una mirada severa que me comportara frente a Robyn, que no hiciera nada que pudiera avergonzarnos.
-Lo entiendo -respondí-. Es una gran oportunidad.
-Este show se transmitirá a todo el mundo -añadió Silvia-. Si haces un buen trabajo, las ofertas lloverán.
-¡Silvia! -exclamé-. Me estás poniendo aún más nerviosa.
-Úsalo como combustible -insistió-. Es una plataforma increíble.
«¿Combustible? Lo único que hacía era incendiar mis nervios.»
Apreté los labios, guardando mi teléfono en el bolso. Seguí a mi madre. Al alcanzarla, entrelacé mi mano con la suya y entramos juntas al edificio. Silvia me dio una palmada en la espalda y me indicó con la mirada hacia la izquierda. Allí estaba Robyn. Contuve la respiración. Silvia tomó mi mano, y se lo agradecí.
-¿Crees que pueda tomarme una foto con ella? -susurré.
Silvia me miró con una sonrisa divertida y depositó un suave beso en mi cien.
-Al final de la grabación, tal vez. Pero recuerda que este show se grabará. Podrás verlo todas las veces que quieras.
-Lo sé -insistí-. Pero quiero una foto con Robyn.
-Veré qué puedo hacer -dijo, dándome unas palmaditas en la espalda antes de alejarse.
Al cruzar el umbral, me encontré en un mundo aparte. El estudio era un torbellino de color y movimiento. Ropa por todas partes: vestidos vaporosos, chaquetas de cuero, pantalones ajustados, y, por supuesto, una gran cantidad de lencería. Las modelos, con una confianza envidiable, se movían con naturalidad entre el equipo de Robyn, que ajustaba y perfeccionaba cada detalle. Observé con admiración el trabajo del diseñador y su asistente, cómo moldeaban las prendas sobre los cuerpos como si estuvieran esculpiendo una obra de arte. La escena me trajo recuerdos de mis propias sesiones de alta costura, donde la precisión y el detalle eran igualmente importantes. Sin embargo, allí, la lencería, con su crudeza y su cercanía al cuerpo, creaba una atmósfera distinta. En la alta costura, la ropa era una extensión del arte; aquí, parecía ser una extensión del cuerpo mismo, una segunda piel que revelaba más de lo que ocultaba. «Esto es increible, me encanta este mundo.» Un miembro del staff se aproximó con una sonrisa de genuina admiración. Le respondí con una sonrisa educada, escuchando su propuesta.
-¿Te gustaría ver las prendas que el diseñador ha elegido para ti?
Una corriente de nerviosismo recorrió mi cuerpo, un eco de la incomodidad que había sentido al observar a las otras modelos. Sin embargo, me recordé a mí misma que esto era parte del trabajo, un nuevo desafío.
-Sí, por favor -respondí con una sonrisa profesional -me señaló un probador circular, oculto tras una cortina de lino-. Pruébate cada una-me dijo-, necesitamos ver si hay que hacer algún ajuste.
Entré, sintiendo el peso de la tela entre mis dedos mientras me desvestía. Cada prenda, al contacto con mi piel, me recordaba la naturaleza de este trabajo: exposición, vulnerabilidad. Al salir, tras probarme ambas opciones, me repetí que no era tan terrible. Podía manejarlo. Las prendas, de líneas sencillas y escasa tela, contrastaban drásticamente con los elaborados diseños de alta costura que solía lucir. Por un momento, me sentí desnuda bajo la mirada invisible de todos. Pero luego, una sonrisa determinada se dibujó en mis labios. Aceptaría el desafío.
Apenas la asistente terminó de ajustar la última prenda y registrar sus observaciones, el murmullo del estudio se filtró a través de mi concentración. Los asistentes y las modelos hablaban con entusiasmo, con un tono que mezclaba sorpresa e intriga. Un nombre resonó con particular fuerza: Ethan Park. Fruncí el ceño, desconcertada. ¿Qué pintaba él en un evento como este? Y entonces, al levantar la vista, lo vi. Estaba allí, irradiando una confianza casi arrogante que me crispó los nervios. ¡Él también iba a desfilar! La incredulidad me invadió. «¿Esto es una broma?» El nerviosismo que sentía por la lencería, que ya era considerable, se disparó hasta límites insospechados, eclipsado por una creciente irritación. Ethan Park, compartiendo la misma pasarela. Era una cruel ironía del destino. «Dios... ¿cómo voy a sobrevivir el resto de la semana con Robyn presente y con Ethan también?»
Llegó el momento de la caminata. La pasarela se extendía frente a nosotros, un escenario imponente que ahora se convertía en mi peor pesadilla. Intenté concentrarme en la coreografía, en mantener la postura, pero la presencia de Ethan al otro lado era una distracción constante. Cuando llegó mi turno, sentí su mirada clavada en mí. Levanté la vista y nuestros ojos se encontraron. Por un instante, el tiempo se detuvo. Y entonces, el desastre. Tropecé con mis propios pies, cayendo de rodillas con un golpe sordo. La vergüenza me quemaba el rostro. «Tenía que pasar. Justo delante de él.» Lo vi acercarse, con una expresión que no lograba descifrar. ¿Lástima? ¿Diversión? ¿O algo más oscuro?
¿Qué sucede cuando el lujo, la fama y el amor se entrelazan? Jazmín Valastro, heredera de Éclat, está a punto de descubrirlo. La llegada de dos estrellas coreanas desata una cadena de eventos que la llevarán al límite. ¿Será capaz de elegir su propio camino en medio del caos?
Bajo el sol de Cancún, dos almas destinadas a encontrarse, Jason y Alejandra, se ven envueltas en un torbellino de pasión y peligro. Un amor prohibido nace entre secretos susurrados y miradas furtivas, mientras un hombre obsesionado teje una red de celos y amenazas. ¿Podrá este amor desafiar las sombras que se ciernen sobre ellos?
Jhazlym, después de vivir una serie de problemáticas que parecen nunca terminar, decide asistir a terapia en busca de ayuda, pero el universo juega a su favor para invitarla hacer una sanación que había ignorado por muchos años. Sanar la raíz de sus problemas: su padre. Sigue un ejercicio de escribir cartas a su padre a quien le cuenta todo lo que se perdió en su vida que la invita interiorizar para encontrar muchas vivencias que había escondido bajo mil candados en lo más profundo de su ser y al abrirlos es obligada hacer la sanación que la llevará auto conocerse, aprender amarse para finalmente recibir el regalo que el universo estuvo preparando para ella: su complemento. La persona que la va amar como ella lo hará y viceversa.
Lucia Meller es mi vida, me enseño amar, me enseñó a adorarla, me mostró el mundo de forma diferente, le di todo lo que la vida me ofrecía, y se ha ido; se llevó mi vida, mi amor, dejándome el corazón y el alma hecha pedazos. Ahora me duele respirar, me duele amar, me duele la vida. La quiero, jamás podré volver amar a alguien como la ame a ella; la quiero de vuelta, la quiero conmigo, a mi lado donde pertenece; pero por más que la busco no la encuentro, es como si la vida me la hubiera arrebatado y eso me duele, ella me enseñó que se puede matar a un hombre, aunque se conserve la vida, sin embargo, me canse, no puedo llorar por alguien que no me quiere amar y aunque duele, hoy después de casi dos años le digo adiós a mi sirena; después de todo soy Gabriel Ziegermman. Un año desde que me aparte de Gabriel y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, amar a ese hombre es lo mejor que me ha pasado en la vida, a él le debo el hecho que hoy esté viva y tener a mi lado a mi mayor tesoro, él me enseñó que lo que se desea con el alma se obtiene, pero también me enseñó que amar duele, que su amor duele, a él le debo el dolor más grande, porque dejo de amarme, no fui suficiente para él, me enseñó que su madre, su exnovia y su destino no están conmigo, y aun así lo quiero de vuelta, sé que sus prioridades cambiaron; yo solo pedía una verdad sin embargo él prefirió engañarme y dejarme.Lo quiero olvidar y lo quiero conmigo, aunque no se lo merezca, pero como hago si amar ese hombre es mi arte. Ahora estoy de vuelta y lo único que quiero es tenerlo a kilómetros de distancia, porque me enseñó que yo también tengo derecho a cambiar mis prioridades. Novela registrada N ISBN 978-958-49-7259-0 Está prohibida su adaptación o distribución sin autorización de su autor. Todos los derechos reservados all rights reserved
Charles tenía novias diferentes cada día del año, nunca salía con la misma chica. Su nombre había sido vinculado a innumerables mujeres. Autumn, por su parte, se vio obligada a casarse con Charles sustituyendo a su hermana, quien se había escapado. Su único deseo era divorciarse después de un año. Ninguno de los dos había esperado que se enamoraran el uno del otro. Tampoco esperaban que el mundo entero los desafiara. Una ex novia quien causa problemas cada dos por tres. Una hermana fugitiva quien regresa con la intención de recuperar a Charles. Una suegra que siempre se entromete en sus momentos íntimos. ¿Te gustaría leer más? ¡No dudes! ¡Vamos allá!
Lenny era el hombre más rico de la capital. Estaba casado, pero su matrimonio no tenía amor. Accidentalmente tuvo una aventura de una noche con una extraña, por lo que decidió divorciarse de su esposa y buscar a la chica con la que se acostó. Juró casarse con ella. Meses después del divorcio, descubrió que su esposa estaba embarazada de siete meses. ¿La mujer lo engañó? Scarlet estaba buscando a su esposo, pero, por error, los dos pasaron una noche apasionada. Sin saber qué hacer, se escapó presa del pánico, pero luego descubrió que estaba embarazada. Justo cuando estaba lista para explicar lo que le había sucedido a su esposo, este le pidió el divorcio. ¿Descubriría Lenny que la extraña chica con la que se había acostado era en realidad su esposa? Más importante aún, ¿su matrimonio sin amor mejoraría o empeoraría?
Clarissa Chapman, un día, al entregar preservativos a una habitación de hotel, descubrió que su cliente era su... ¿prometido? ¡Atrapó a su prometido y media hermana en la cama! ¡Solo entonces Clarissa se dio cuenta de que su novio de seis años la había engañado! ¿Qué es más ridículo? Su padre dijo que era porque ella no era atractiva y su hermana lo merecía más. Dejó a su prometido idiota, ¡se encontró con su Sr. Correcto en una aventura de una noche! Espera... ¿por qué este hombre se veía exactamente parecido al CEO multimillonario - Anderson Jordan en la televisión? Anderson era de muchas cosas, guapo, considerado y leal. Nunca imaginó que un apuesto como Anderson se enamoraría de ella, hasta ese día... Su familia de pesadilla la encontró, tratando de arrastrarla al pasado miserable... otra vez...
"Estuve enamorada del CEO dominante, Credence Scott, durante diez años. ¡Y finalmente me casé con él! Se suponía que yo era una mujer feliz que se casaba con la persona que amaba. Sin embargo, Credence me odiaba. En nuestro matrimonio de cuatro años, rara vez se acostó conmigo y me culpó por matar a su padre. Nunca hice eso. ¡Fue mi hermana, Rosalie, quien me había tendido una trampa! La parte más desconsolada fue que Credence nunca creyó en mí. Bien, será mejor que acabe con mi vida. Pero fue entonces cuando Credence me reveló su ternura... "