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Sara es una adolescente inteligente y hermosa, hija de una madre de descendencia musulmana y un adinerado padre, que vive en uno de los barrios humildes de Madrid. Un día, emprende un viaje a Ciudad de México. Allí conoce a Miguel Ángel, un joven millonario, arrogante y mujeriego. Ambos estudian en la misma universidad y trabajan en una imponente petrolera. A lo largo del año, atraviesan una serie de eventos que cambian definitivamente sus vidas. También conoce a su prima Victoria, una dama de gustos exquisitos, ambiciosa y llena de riquezas, que luchará contra Sara por los celos y tratará de quitarle su legítima herencia y su gran amor. Por su parte, Sara es cortejada y seducida por Diego, un ejecutivo de la alta sociedad que hará todo lo posible para hacerla suya. Finalmente, Pamela, una hija soltera, abnegada y trabajadora, se enamora profundamente de Miguel Ángel, lo que provoca un conflicto amoroso con su compañera de trabajo, Sara.
- ¡Guadalupe, ella es nuestra.....! ¡Ella es nuestra......! -Le dice aquel hombre con lágrimas y profunda tristeza en sus ojos.
- ¡Cállate, Néstor! No te atrevas a decir ni una palabra más o nunca te perdonaré. -Contesta ella con severidad y firmeza.
-Debe saber la verdad, no se la niegues, te lo imploro por amor a Dios. -Aquel hombre insiste con un arrepentimiento sincero.
-Ya me has hecho demasiado daño, ¡vete de aquí! Deja en paz a mi hija. -El semblante de doña Guadalupe se torna impetuoso y exaltado.
-No me la niegues, te lo suplico. -La voz del desdichado hombre está llena de angustia y desesperación.
Su abnegada madre, al no poder resistir la presencia del anciano, lo echa a empujones hasta la puerta de salida, mientras él le ruega perdón. Terminada la penosa circunstancia, ella se pone a llorar en brazos de su querida hija. Ella está confundida, no comprende la relación que su madre tuvo hace muchos años con aquel triste anciano.
- ¡Mamá, no sufras! No es justo que te pongas así por un desconocido. Ella la consuela con amor y ternura.
-Sara, no consientas que ese ingrato hombre regrese nuevamente a casa, caso contrario tendremos que mudarnos a otro lugar lejos de su alcance. -Le dice su madre, mientras sigue sollozando.
Los chillidos de contrición de aquel miserable señor afuera del departamento se oyen durante varios minutos hasta que dejan de escucharse.
Es una mañana soleada, con el firmamento en todo su esplendor. Su querida madre se dirige a su dormitorio antes de tomar una taza de café para calmar sus nervios, y se duerme profundamente.
En verdad, aquella mujer no logra entender por qué ese hombre regresa a su vida después de 17 años. Desde ese momento, su vida y la de su hija tomarán un rumbo distinto.
Al despertar a la mañana siguiente, Sara comprueba que su madre, doña Guadalupe, no se encuentra ni en su dormitorio ni en la cocina ni en el comedor. Seguramente, está pidiendo ayuda a su mejor amiga por la dura situación económica que están padeciendo. Para su asombro, su tía entra repentinamente por la puerta del apartamento y le indica a Sara que se van a vivir cerca de ella. Que viene a recoger todas las cosas para llevarlas a su pueblo natal.
Luego de unas horas, doña Guadalupe entra por la puerta trasera de la cocina y, saluda con su hermana y le dice a Sara que se van a mudar al pequeño pueblo de Brahui, conocido por los musulmanes como uno de los lugares más venerados, tanto por su presencia histórica como religiosa, y que tiene varias mezquitas en todo el pueblo.
El padre de doña Guadalupe era árabe y su madre española, por lo que ella es descendiente de musulmanes de parte paterna y hace décadas atrás sus abuelos vivieron en aquel pequeño pueblo.
Finalmente, Sara acepta la repentina mudanza sin decir nada ni a su madre ni a su tía.
Antes de viajar a Brahui, Sara va al colegio a recoger algunos libros que tiene en el pupitre del salón de clases, luego va a dar las gracias a sus compañeros recién graduados y finalmente, despedirse de sus queridos profesores.
Sara está con el semblante apenado por su inesperada partida, el triste adiós a sus amigas del barrio, compañeros y profesores del colegio, y los divertidos paseos por el centro de Madrid, los echará de menos.
Ella sale del colegio y da varias vueltas por el parque central cuando, de repente, se le acerca un señor. Lleva un traje marrón, sombrero del mismo color, y tiene un aspecto elegante y refinado, con canas y una mirada profunda.
Para sorpresa de Sara, aquel anciano se encuentra detrás de ella.
- ¿Cuál es tu nombre, hermosa jovencita? -Dice el anciano con una voz dulce y delicada.
- ¡Disculpe, pero tengo prisa, además no hablo con personas desconocidas! Permiso, tengo que salir. -Sara se muestra molesta y un poco a la defensiva.
-Sin lugar a dudas, tienes mis ojos verdes y mi mirada profunda, además de mi cabello rubio, cuando era un jovial muchacho como tú. -Le comenta con una mirada nostálgica.
- ¿De qué me está hablando? Está loco o delirando. Váyase de aquí o llamaré a la policía. -La voz de Sara se torna agresiva y violenta.
-No quiero hacerte daño, mi dulce niña, solo deseo verte un poco más de cerca. Eres tan hermosa como tu madre. -El venerable anciano da un suspiro.
-Viejo morboso, ¿por qué no se calla? Vaya a echar piropos a personas de su edad -Ella grita.
-No es lo que tú crees, solo déjame hablar un momento contigo. -Él le suplica con un insondable sentimiento.
Sara, al ver la vana insistencia del anciano, da la vuelta y se marcha dejándolo poco a poco atrás.
Mientras ella sigue caminando, se da cuenta de que los ojos y la mirada del anciano se parecen a los suyos.
Él, sin darse por vencido, le expresa desde lejos en voz alta que está dispuesto a reparar todo el daño que le hizo a su madre, que a Sara la va a reconocer como su hija legítima y que va a tener plenos derechos sobre todas sus compañías petroleras y su fortuna.
Tras ser expulsada de su casa, Harlee se enteró de que no era hija biológica de su familia. Se rumoreaba que su empobrecida familia biológica favorecía a los hijos varones y planeaba sacar provecho de su regreso. Inesperadamente, su verdadero padre era multimillonario, lo que la catapultó a una inmensa riqueza y la convirtió en el miembro más apreciado de la familia. Mientras esperaban su desgracia, Harlee poseía en secreto patentes de diseño valoradas en miles de millones. Por su brillantez, fue invitada como mentora a un grupo nacional de aviación, atrajo el interés de varios pretendientes adinerados y llamó la atención de un misterioso personaje, ascendiendo a la cima del mundo.
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
Janice, la heredera legítima olvidada hace tiempo, se abrió camino de vuelta a su familia, volcándose en ganarse sus corazones. Sin embargo, tuvo que renunciar a su propia identidad, sus credenciales académicas y sus obras creativas en favor de su hermana adoptiva. A cambio de sus sacrificios, no encontró calor, sino un mayor abandono. Decidida, Janice juró cortar todo vínculo emocional con ellos. Tras quitarse la máscara, ahora era conocida como maestra en artes marciales, experta médica y célebre diseñadora que sabe ocho idiomas. Con una nueva determinación, declaró: "A partir de hoy, nadie de esta familia se cruzará conmigo".
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.
¿Es posible sentir tanta atracción sexual por un extraño que acabas de conocer? Daviana Morris no se imaginó que se iba a convertir en la obsesión sexual de Michele Gershon, ella es la secretaria personal de Connor Gershon desde hace un año, y en todo ese tiempo nunca conoció al verdadero dueño de la compañía donde trabajaba. Connor era quien dirigía la empresa de su padre Michele durante su ausencia, pero una día cualquiera este CEO aparece retomando las riendas de su compañía, y es cuando la joven se da cuenta de que tendrá cambio de jefe. Sin embargo, surgen ciertos problemas durante ese cambio de director. Puesto que el joven Connor no desea que ella sea la secretaria de su padre, si no que continúe siendo su asistente; y la razón era que ese caprichoso CEO también quería abrir sus piernas para tener sexo con ella. Cabe destacar que ese pelinegro lujurioso se había follado a la mitad de las empleadas de la compañía, menos a ella. Lo que desconoce este joven imprudente era que el coño de Daviana solo reaccionaba ante la presencia reservada de Michele. Mientras que ella desconocía que ese CEO tenía pensado probar con su cuerpo muchas posiciones del kamasutra ignorando el hecho de que ella seguía manteniéndose virgen.
Kaelyn dedicó tres años a cuidar de su esposo tras un terrible accidente. Pero una vez recuperado del todo, él la dejó de lado y trajo a su primer amor del extranjero. Devastada, Kaelyn decidió divorciarse mientras la gente se burlaba de ella por haber sido desechada. Después se reinventó, convirtiéndose en una cotizada doctora, una campeona de carreras de auto y una diseñadora arquitectónica de fama internacional. Incluso entonces, los traidores se burlaban con desdén, creyendo que ningún hombre iba a aceptar a Kaelyn. Pero entonces el tío de su exesposo, un poderoso caudillo militar, regresó con su ejército para pedir la mano de Kaelyn en matrimonio.