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Segundo libro de "Mi Luna" Ellie Russel, era la luna del alfa Carson Dunn, un lobo que había buscado a su pareja en otras manadas, por otro lado Ellie había estado buscando por mucho tiempo a alguien, cuando se conocieron el veía a una humana pero ella veía mucho mas allá. -¿Quien eres Ellie? -Quisiera ser sincera, ¿me seguirías amando si te lo dijera?
El auto nuevo que recibió era más pequeño que el anterior, miro el lindo mercedes negro sin interés, su madre salió con una sonrisa mientras su padre estaba de mal humor.
-Se ve mas elegante, vamos a probarlo, ¿vamos a comer? -la señora Russell pregunto.
-Si, a comer en el carro que le dieron, vamos a celebrar -su esposo respondió con sarcasmo.
-Es un regalo, tranquilo, no salimos -Ellie sonrió.
-Todos los años es lo mismo, esos hombres siempre quieren salir con una niña como tu -su padre miro molesto el auto- si quieres un auto yo te lo compro, dile que se lo lleve.
-¡No! Me gusta el color -su esposa lo golpeo en el hombro- deja que cortejen a tu hija. Ellie, si no te gusta le dices, aunque a algunas personas les gusta seguir enviando regalos aunque los rechacen -sonrió.
-Materialista -murmuro el señor Russell.
Ellie se rio al escucharlo, los llevo a comer, le gustaba verlos pelear y reconciliarse. Estaba apoyada de la silla, miraba con una sonrisa a sus padres, ellos estaban acostumbrados a su mirada, su madre le dejo la mitad de su pastel.
-Come más, ya no quiero -empujo el plato hacia su hija.
-Gracias.
-Mañana empiezan las clases, te compre un bolso -su padre le apretó la mano- vamos mi princesa.
Sonrió por la emoción de su padre porque ella viera su regalo. Iba de caminó a la universidad, se estaciono donde siempre, al bajarse escucho a los alumnos susurrar como siempre.
-Tiene auto nuevo.
-Cada año lo cambia.
-Russell casi no sonríe, es una amargada.
-Si sonríe...
-Solo por cortesía, es una hipócrita.
Ignoro sus comentarios, tomo el bolso que su padre le regalo y camino hacia el edificio, un murmullo le llamo la atención.
-¿Dónde estoy? No entiendo estos números...
Miro al chico que estaba en una esquina nervioso, estaba mirando su celular con frustración, lo reconoció de un vistazo, sonrió al verlo.
>>Has crecido<<
-¿Estas perdido? -Ellie se acercó con una sonrisa.
-S-si... -se sonrojo de la vergüenza- estoy buscando la clase 4 de psicología.
-Te llevo, esta de camino a mi clase.
-Gracias -asintió nervioso.
Mientras caminaba el chico solo miraba al suelo, cuando llegaron a su salón, él hablo con nerviosismo.
-Gracias, me llamo Zach Pearce, un placer conocerte -extendió la mano incomodo.
-Un placer, me llamo Ellie Russell -le estrecho la mano.
Se fue a su clase sin decir más, el profesor la miro sin disimular su deseo.
-Señorita Russell, se ve hermosa, ¿cómo paso sus vacaciones? -pregunto con una sonrisa.
-Bien, ¿su esposa ya tuvo su segundo bebe o sigue embarazada? -cuestiono casualmente.
-Ella está bien, gracias por preguntar -suspiro molesto- siéntese adelante.
-Me gusta estar alejada del frente -camino hacia la última fila.
Escucho como la maldecía en un susurro.
-Ellie, ¿vamos a comer? -un chica se acercó a ella, la tomo del brazo- vamos a comer, quiero comer.
-¿Ya terminaron tus clases? -le pregunto sorprendida.
-No, me falta una, pero me muero de hambre.
-Es lesbiana, siempre la abraza -una chica hablo con suavidad.
-Emily no tiene novio, puede ser la novia de Ellie -un chico se rio mientras respondía.
Escucho los murmullos con desinterés, pero Emily se giró bruscamente, parecía que los mataría.
-¿Qué sucede? -la miro.
-Nada, olvídalo -Emily la jalo del brazo para ir a comer.
>>Debe de estar molesta<<
Estaban caminando cuando vio a Zach sentado solo, estaba mirando a todos lados incomodo, Emily lo había reconocido pero lo ignoro, Ellie negó con la cabeza al verla, soltó su mano y camino hacia él.
-¿Estas esperando a alguien? -Ellie le pregunto mientras se sentaba a su lado.
-No... estoy esperando mi siguiente clase -la miro y volvió a bajar la mirada.
-¿Ya conoces todo el campus?
-Si, vine con mi esposa y ella me acompaño a caminar...
>>Te incomoda las personas y los lugares nuevos<<
-¿Estas casado? Felicidades, espero que el amor nunca les falte.
-Ellie, tengo hambre -Emily la tomo del brazo.
-¿Quieres venir a comer con nosotras? -le consulto gentilmente.
Emily frunció el ceño molesta, no quería comer con la pareja de la beta de la manada del alfa Dunn, su mate era celosa.
Zach miro a Emily incomodo, Ellie los ignoro y acaricio su cabello.
-Vamos pequeño, debes de socializar en la universidad, no es bueno que sigas escondiéndote.
No pudo controlarse y lo acaricio, los viejos hábitos eran aterradores, siempre estaban presentes. Zach la miro avergonzado, susurro que si iría, Emily suspiro al escucharlo. Caminaron hacia un restaurante cercano, vio a sus acompañantes, no se veían cómodos con la presencia del otro.
-¿Qué estudias Zach? -pregunto mientras bebía café.
-Administración, ¿y tú?
-Idiomas -sonrió- Emily estudia psicología, tienen algo en común -su amiga la miro sin entender- Zach también ve una clase de psicología.
-¿En administración dan psicología? -cuestiono.
-Si, es optativa -respondió incomodo.
-¿Qué ven? -Ellie le pregunto.
Ambos comenzaron a conversar entre ellos de psicología sin darse cuenta, Ellie los miro sin intervenir más la charla, había inducido el tema apropósito para que hablaran.
>>Son semejantes, el problema es que Emily es más extrovertida<<
Después de comer se separaron, hizo que ambos se fueran por el mismo camino, Emily ayudaría a que Zach fuera menos inseguro con lo nuevo.
-Ellie -Zach la llamo- ¿me puedes ayudar con mi ensayo?
Se giro para verlo, había pasado un tiempo desde que lo conoció, se había vuelto más unido a ella, la seguía al igual que Emily.
-Es para psicología -miro su cuaderno- te queda un mes para hacerla, eres muy diligente pequeño.
-¿Me puedes ayudar? Quiero hacerlo rápido para que no se me acumulen los trabajos.
>>Vienes a mí en vez de preguntarle a Emliy, tal vez...<<
Paro sus pensamientos, lo miró mientras movía su silla un poco.
-No creo que se acumule nada -se rio- ¿dónde quieres ir para que te ayude?, ¿tu casa o quieres ir a los salones de estudio?
-¡Los salones! -dijo emocionado.
Estaba hablando sin parar sobre lo que más le gustaba, Ellie sonreía de buen humor al escucharlo.
-Ellie, ¿Cuál es tu color favorito?
>>Cobre<<
-¿Cuál es el tuyo? -le pregunto de vuelta.
-Blanco, mi esposa dice que el blanco y negro no pueden ser colores favoritos porque son muy neutros...
-Blanco... si, es puro, magnánimo, energía positiva, tiene la supremacía sobre los demás colores, la luna es blanca, y todo lo llamado puro es blanco....
>>Que blasfemia<<
-¿También te gusta el blanco? -la miro emocionado- es por la luna, sí, me encanta el blanco, todo lo lindo es blanco.
Al finalizar las clases fueron a un salón de estudio que estaba en la biblioteca, vio su celular sus padres habían salido a almorzar, querían llevarle comida, les dijo en donde estaban, al llegar saludaron a Zach en voz baja. Noto que se impresiono al conocer a sus padres.
>>Ya se dio cuenta<<
Dejo la comida en la mesa y los acompaño a la entrada su madre se acercó a ella y le hablo en voz baja.
-¿Es tu novio? Es muy lindo -su madre le susurro.
-Es un amigo, está casado.
-¿Casado? -su padre sonrió- es un chico seguro.
Zach se movió incomodo al escucharlos hablar, estaban lejos, en la salida de la biblioteca, pero con su audición podía oír todo lo que susurraban.
-Siento la tardanza, mis padres hablan mucho -se sentó a su lado y comenzó a comer.
Comieron sin decir nada, se sintió incomodo, Ellie nunca le había dicho que era adoptada, pensó en todas las veces que hablaban, frunció el ceño, no recordaba qué hubiera dicho algo sobre ella, siempre hablaba entorno a los demás. Mientras lo ayudaba a hacer el ensayo intento preguntarle.
-T-tu padres son agradables -le lanzo miradas fugaces.
-Gracias.
>>Tienes mucha curiosidad pequeño<<
-Yo no tengo padres, murieron hace tiempo -la miro incomodo.
>>¿Hablaras de eso ahora?, debes de sentirte realmente mal por tocar el tema, como para que me cuentes eso<<
-Lo siento Zach -acaricio su cabello- a veces las personas cercanas se van para mejorar nuestra vida -el abrió los ojos sorprendido al escucharla- no todas las personas que nos rodean son buenas, algunas deben de marcharse.
-Y-yo no odiaba a mis padres Ellie -sintió su garganta apretarse.
>>Demasiada nobleza lastima<<
-Lo sé, no lo decía por eso, tenemos que saber cuando despedirnos de las personas y aceptar su ausencia -miro como luchaba con sus pensamientos, acaricio su cabello de nuevo- mis padres murieron hace tiempo también, pero eso hizo que conociera a mis actuales padres, toma lo bueno de la vida y nunca lo malo.
Cuando sus ojos se humedecieron ella lo abrazo, palmeo su espalda lentamente, no dijo nada más, cuando se calmó la vergüenza lo invadió, nunca le gusto llorar delante de los demás, su pareja era la única persona qué lo había visto así.
-Tranquilo, no pienses -Ellie le susurro con ternura- llorar no es de débiles, es de valientes mostrar cuando están heridos, porque sienten que sin importar si te ven débil no podrán lastimarte.
Zach la miro fijamente, asintió al escucharla.
-Gracias Ellie...
Zach llego a la casa de la manada, Grace, su pareja estaba esperándolo en la puerta, cuando lo vio se levantó y lo abrazo.
-¿Qué sucedió cariño? Estabas muy triste -reviso su cuerpo- ¿te lastimaron?, ¿por qué no respondías mis enlaces?
-Lo siento, estaba pensando -apoyo su cabeza en su pecho- estaba con Ellie.
-Si... -gruño- su olor está en toda tu ropa, no me agrada.
-Hablamos sobre mis padres -susurro. Grace se impactó al escucharlo- comencé a llorar y me abrazo...
-¿Por qué hablaste de eso? -acaricio su rostro- ¿estas bien cariño?
-Si, estoy bien.
Grace lo cargo, él se avergonzaba cuando ella hacia eso, pero esta vez se acurruco contra su pecho, el olor de su mate lo hacia sentir en paz. Ella quería regañarlo por llegar con su olor de nuevo, era la segunda vez que lo hacía, la primera vez tenía ese molesto olor en su cabello, sentía que su nueva amiga quería tomar a su pareja. Se bañaron juntos, quería quitar cualquier rastro del aroma de otra persona de su mate.
En un apartado pueblo en Nueva Zelanda, Carson Dunn se siente aislado y decepcionado, es el alfa recién nombrado de su manada, pero aun no encuentra a su luna, aun cuando ha recorrido cada manada del pais. Un día un sutil aroma lo cautiva, el de su mate, busco durante meses, hasta encontrarla, una humana lo esperaba al final de su busquedad, sin importarle su naturaleza la intento cautivar, pero la joven parecía no sentir nada por su insistencia. >>¿Qué tengo que hacer para que me mires?<< -¿Porque me miras de esa manera? -Quiero tenerte.
-Nuestro amor nos llevará a terminar como Romeo y Julieta. - ¿Juntos? - ¡No! Muertos. -Tú siempre tan romántica. -Y tú, tan estúpido. -Ya hablo doña perfecta. -Aunque te cueste reconocerlo, así que no pienso seguir perdiendo mi tiempo contigo. Me retiro antes de que se me pegue lo malo, con permiso joven Sanz. -Hasta nunca B-R-U-J-A fea. Espero que choques en tu escoba voladora y te destroces el rostro para no volverte a ver la cara de mustia amargada que tienes. -Qué tus buenos deseos se te multipliquen insecto -grito la chica al salir corriendo de la casa para tratar de llegar lo más pronto a la parada y alcanzar el último autobús que la llevaría de regreso a la Universidad de Barcelona, donde estudiaba. Esto era tan solo una pequeña pelea a la que se tenía que enfrentar cada vez que se encontraban en la residencia de la familia Sanz o donde coincidieran, en donde había sido contratada como niñera del menor de los hijos de la familia. - ¿Podrás algún día dejar tranquila a "Mi Vale"? Sigue por ese camino y me voy a asegurar que papá te quite todas las tarjetas, congelé todas tus cuentas y de pasada te ponga a trabajar para que dejes de estar molestando a mi chica. - ¡Mocoso! Nadie pregunto tu opinión, ¡Cuidado y abres la boca o me desquitaré contigo! Deberías de estar de mi lado y no de un espantapájaros como ese que no es parte de tu familia y a duras penas conoces. -Mira, quien habla, el chico más estúpido que puede existir en toda la ciudad, si no fuera por tu cara bonita, nadie se fijaría en ti. Te aseguro que en esa cabeza no hay ni gota de masa encefálica de la cual puedas presumir como ella. - ¡Basta! Lárgate a tú cuarto o voy a acabar contigo en menos de un segundo. - ¡Huy! Ya se enojó el niño bonito. Te estaré vigilando, no vuelvas a molestar a Vale. Si ella se marcha por tu culpa, me aseguraré de cumplir todo lo que te he dicho y sabes que no bromeo HER-MA-NI-TO. ¿Quién se atrevía a desafiarlo de esa manera? ¡Claro!, otro Sanz, uno que por lo menos conocía el amor y respeto a las personas sin importar su clase social o personalidad. Para este chico todas las personas eran iguales, hasta que demostraran lo contrario.
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