Sustituto

Amelia, era una chica de 17 años que cursaba el último año de preparatoria. Tenía la vida perfecta; familia, amigos, éxito en la escuela. Era la chica más agradable, gentil, inteligente y hermosa de todas. Los que no la querían, la envidiaban y querían ser ella, a toda costa.

Últimamente, Amelia estaba empezando a tener pesadillas por la noche, en las que se veía a sí misma en un espejo, pero sentía que no era ella del todo, alguien más que se parecía ella en físico, pero completamente diferente en alma. Eso se estaba extendiendo demasiado tiempo y cada vez eran más reales y tenebrosas, pero no se lo había mencionado a nadie, ni siquiera a sus padres, simplemente los descartaba y seguía con su vida.

Un día, cuando llego a la escuela, su grupo de amigas la recibieron con euforia. le contaron que el chico más guapo de la escuela; Gary, gustaba de ella. Por fuera se mostró serena, como si no fuera la gran cosa, pero por dentro, estaba saltando de alegría. Todo en su vida iba bien, o eso creía ella hasta que cosas extrañas se empezaron a manifestar. Mientras estaba en clases, Amelia miraba por la ventana el danzar de los arboles con el viento. A distancia creyó ver a una joven mirándola directamente pero no logro distinguirla bien, solo era una sombra fija entre la maleza. Le pareció extraño, pero como cualquier chica de su edad, no le dio importancia. Pasaban los días y cosas más raras seguían sucediendo y se estaban intensificando; sombras persiguiéndola, voces asechándola, hasta apariciones en donde ella se reflejaba. Cada vez se ponía más nerviosa pero no le decía nada a nadie, prefería mantenerlo en secreto por temor a que la tacharan de loca, pero todo iba empeorando cuando le decían que la veían en tal lugar, mientras que ella se encontraba en un lugar diferente a la misma hora. Esos acontecimientos se hacían cada vez más frecuentes, sobre todo cuando Gary intentaba hablar con ella, cuando creía verla a ella a distancia y pensaba que lo ignoraba. Sin duda pasaba algo raro, pero estaba segura de que alucinaciones no estaba teniendo.

Un día, su mama le pidió que la ayudara a limpiar el ático. Movieron muchas cosas llenas de polvo y telarañas. Dentro de una caja, se encontraban muchas fotos familiares y otras de la infancia de Amelia. Le pregunto a su madre que de quien era la foto de un ultrasonido que parecía ser de gemelos. Su madre se puso pálida, nerviosa y no le respondía, pero Amelia insistió. Al final, su madre se sinceró. Con lágrimas en los ojos, su madre le dijo que cuando estaba embarazada de ella, Amelia venía con una gemela. Hubo complicaciones durante el parto y su gemela falleció, a la que habían nombrado Alexa. Jamás se lo habían contado porque no le vieron el caso. Aunque había sido un momento muy doloroso para sus padres de perder una hija.

Después de que Amelia se enterara de lo sucedido y de que tuvo una hermana gemela, se obsesionó con ella. Preguntándose cómo sería su vida si estuvieran juntas o qué clase de cosas harían juntas. Empezó a comprender que durante toda su vida sentía que le faltaba algo, pero que de alguna forma sentía que Alexa jamás se había ido, que siempre había estado con ella.

Con todo lo sucedido, empezó a bajar la guardia. Sus pesadillas continuaban, pero seguía sin acudir a nadie.

Un día, al salir de la escuela, Amelia se topó con un letrero que decía que se leían las cartas del tarot. Ella no creía en esas cosas. Decía que era una estafa, pero sintió curiosidad y entro en la tenebrosa y lúgubre casa. Ahí dentro, se topó con una gitana anciana semiciega y le dijo que tomara asiento. Ella lo hizo y la mujer comenzó a barajear las cartas. Se le dificultaba leerlas así que le pidió su mano para tener una mejor predicción. Ella acepto y la anciana le pregunto que si tenía una hermana. Amelia le respondió afirmativamente, pero le dijo que ella no estaba viva, que había muerto en el vientre de su madre. La anciana le dijo que ella estaba cerca, acechándola en las sombras, intentando asilarla de todo el mundo, con un propósito siniestro. Amelia estaba asustada por las palabras de la anciana, le confeso que cosas extrañas le estaban sucediendo. La gitana le dijo que era la presencia de su gemela y que quería apoderarse de su cuerpo para tener la vida que jamás tuvo. Amelia le pregunto cómo podía evitarlo. Ella le respondió que la única manera de detenerla era manteniendo a sus seres queridos cerca y no dejarse sentir sola por nada del mundo. Amelia le pago a la gitana y se marchó con sus palabras retumbando en toda su cabeza y en su corazón, preguntándose cómo lidiar con la situación de querer ser usurpada.

Durante varios días, Amelia hizo lo que la anciana le dijo. Se portó más positiva ante la vida, como lo era antes de que todo esto pasara. Parecía funcionar porque ya no tenía pesadillas ni visiones tenebrosas. Salía con sus amigas, platicaba más con sus padres, hasta logro hacerse novia de Gary. Todo estuvo en calma y perfecto hasta una trágica noche, en que tocaron a la puerta y avisaron que su padre había tenido un accidente de auto y había muerto en el impacto. Eso devasto a Amelia profundamente. Estaba tan deprimida que no salió de su cuarto por días. Su madre intentaba animarla un poco, diciéndole que su padre siempre la acompañaría desde el más haya. Que debería vivir su vida como él hubiera querido; siempre alegre, siempre fuerte. Eso animo un poco más a Amelia y decidió seguir ese consejo.

Pasaban los meses y el dolor poco a poco se fue desvaneciendo. La chica vivaz y alegre estaba de vuelta. Estaba contenta con sus amigas y su novio Gary. Una nueva vida estaba empezando, pero lo único que se reflejaba era la esencia de Alexa y no de Amelia. Amelia había quedado por completo en el olvido. Para ese entonces ya había sido sustituida y nadie se había dado cuenta en lo más mínimo... Había sido completamente sustituida.

FIN.