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ALEXANDER SINCLAIR ES UN CEO MULTIMILLONARIO QUE LO TIENE ABSLOTUAMNETE TODO, EXCEPTO LA UNICA MUJER QUE QUIERE. SU PEOR ERROR.... HABER PUESTO LOS OJOS EN LA HERMANA MENOR DE SU MEJOR AMIGO. AURORA FITZGERALD. ELLA ESTA PROHIBIDA, ES UNA TENTACION EN LA QUE NO DEBE NI PUEDE CAER, PERO, EL EMPEZO ESTE JUEGO DE SEDUCCION SIN SABER QUE CAERIA EN SU PROPIA RED. ¿PODRA AURORA RESISTIRSE A SUS ENCANTOS? ¿SERA SOLO UN JUEGO DE SEDUCCION O SE CONVERTIRA EN ALGO MAS GRANDE Y MAS PROFUNDO?
Aurora
A veces uno no está lo suficientemente preparado para los golpes que te va a dar la vida, y hoy era una de esas ocasiones.
Era un día particularmente difícil, pero no era la primera vez que me enfrentaba a la sensación de pérdida, la primera, fue mi padre cuando murió en ese accidente de auto cuando apenas tenía ochos años, fue duro, crecí sintiendo que no había tenido el tiempo suficiente con él. De esa misma manera me estaba sintiendo en este preciso momento, a mis dieciocho años, también sentía que no había tenido tiempo suficiente con mi madre.
El cáncer se la había llevado más rápido de lo que pensábamos, pero estábamos preparados para esto, sabíamos que tarde o temprano iba a suceder. Lo que no hacía que doliera menos.
Ahora solo éramos mi hermano Thomas y yo.
Nos adorábamos y amábamos con el alma, pero a veces sentía que había tenido que madurar demasiado de golpe y hoy con treinta años, parecía más mi padre que mi hermano y a veces le cuesta entender que crecí y que no soy más una niña.
A pesar de que soy el fruto de un embarazo no esperado cuando mis padres ya casi rondaban los cuarenta años, me amaron desde el minuto cero, crecí llena de amor, pero ese es el motivo por tal diferencia de edad con mi hermano y del porque en parte es como es conmigo.
-¿Rori, estas bien? - mi hermano me observa desde la puerta de mi habitación, sacándome de mis pensamientos.
-Si Tom, estoy bien, solo estaba pensando- se acerca a mí y me abraza-. Enserio, estoy bien, somos fuertes, vamos a superar esto.
-No es necesario que me mientas- lo miro frunciendo el ceño-. Vamos tenemos que bajar, la gente ya está empezando a irse y además quiero que saludes a Alexander que llego hoy de Londres.
-¿Alexander? ¿Qué Alexander? - lo miro confusa, no conocemos a nadie con ese nombre que sea cercano, al menos que yo sepa.
-Mi amigo de la adolescencia, Alexander Sinclair ¿acaso no lo recuerdas? - muevo mi cabeza negando-. Si, puede que tengas razón se mudó cuando tenías ocho, bueno no importa bajemos.
-Dame un momento, ya bajo- se va tirándome un beso y vuelvo mi vista al espejo.
Alexander Sinclair, claro que lo recordaba, quien podría olvidarlo. Es decir, no es que pase diez años de mi vida pensando en él, no, pero, no es alguien que uno olvidaría, aun cuando se tiene ocho años.
Para ese entonces él y mi hermano, que aún no se había mudado, tenían 22 años y estaban haciendo una especialización en comercio internacional por lo que pasaba mucho tiempo en casa. Obviamente yo era la pequeñita hermana de Tom, "la pequeña Aurora" como él me decía. Mirando hacia atrás, recuerdo pensar que no había conocido hasta ese momento y creo que después tampoco alguien tan impactante como él y eso que, para mí, mi hermano era hermoso.
Recuerdo que su pelo oscuro perfectamente arreglado y sus ojos azules lo hacían perfecto a la vista de cualquiera. En fin, supongo que en diez años habrá cambiado, ciertamente ahora era bastante mayor.
Me miro brevemente al espejo arreglando mi vestido negro y bajo.
Cuando estaba llegando al último escalón veo a mi hermano haciéndome señas para que me acerque y juro que no estaba preparada para lo que vi.
De ninguna manera.
Cuando él se dio vuelta y sus ojos conectaron con los míos juro que me quito la respiración y un frio recorrió mi espalda. Mierda, este hombre no era para nada como lo recordaba...
Era aún, muchísimo mejor.
No quiero sonar exagerada, pero estoy casi segura que no existe en la tierra un hombre tan sexy como este. Su pelo y sus hermosos ojos azules estaban ahí pero su cuerpo, por dios, era otro. Aun con su traje puesto a medida, se podía observar que todo en él era musculo firme y duro. Era enorme y yo me sentía una hormiguita diminuta a su lado. Podría jurar sin saber, que este hombre en la cama era un dios del sexo, no podía ser de otra forma si todo en el emanaba sexualidad.
Dios Aurora, basta. ¿Qué está mal conmigo?
Sacudí mi cabeza tratando de dejar de pensar en eso cuando noté que mi hermano estaba ahí y hablaba.
-Alexander, ¿recuerdas a mi hermanita Rori?
-Cómo olvidar a la pequeña Aurora- el extendió su mano y beso la mía dándome esa sonrisa que pone a todo tu sistema en alerta, disimuladamente retire mi mano de la suya sintiendo como esa electricidad me recorría todo el cuerpo-. Creo que tenías ocho años la última vez que te vi.
-Un placer volver a verlo, Señor Sinclair- le sonreí lo más inocente que pude, si él me decía pequeña, entonces yo apelaría al termino Señor.
-Alexander, señor me hace sentir muy viejo- me guiña un ojo.
-De acuerdo, pero si vamos a entrar en esa tónica, yo ya no soy pequeña, puede llamarme Aurora simplemente- sonreí.
-Touchè, Aurora- me sonríe-. Y si, puedo ver cuánto has crecido- me dijo mirándome intensamente de arriba a abajo y no puedo ni siquiera expresar lo que esa mirada me género.
Me disculpe de la conversación porque necesitaba tomar aire, este hombre me ponía demasiado nerviosa. Fui a la cocina por agua y me quedé ahí un tiempo prudencial, cerré los ojos y suspire, pagaría lo que fuera porque este día se terminara, necesitaba desesperadamente dormir.
Un día, dos o una semana entera, daba lo mismo.
Después de una larga hora más, el departamento empezó a vaciarse, para cuando llego el atardecer solo estábamos mi hermano, su novia Samantha, Alexander y yo. Me ofrecí a preparar café ya que estaban los tres sentados en el living hablando de cosas que honestamente me aburrían y yo necesitaba hacer algo.
Después de servirle una taza a cada uno me senté en el sillón individual y empecé a revisar mi teléfono, respondí algunos mensajes y vi las redes sociales. Estaba un poco aburrida ya que no sabía de qué hablaban y nadie noto mi presencia excepto él, que cada tanto me miraba disimuladamente.
Cuando llego el momento de que todos se fueran tuve un intercambio intenso de opiniones con mi hermano que quería que me fuera a su casa así no me quedaba sola en la mía, pero cuando vio que no iba a ceder se rindió, cosa que internamente agradecí dirigiéndome a la puerta.
Sin embargo, él tenía que hablar...
-No te preocupes Tom, yo voy a estar encima de ella, la cuido por ti- dijo dándole una palmada en el hombro a mi hermano y con un tono de voz bastante sugerente.
-¿Que? - giré mi cabeza en su dirección y abrí los ojos sin dar crédito a lo que había escuchado-. ¿Que se supone que significa eso??
-Que voy a vivir en el piso de arriba, pequeña Aurora, somos vecinos- dijo con una sonrisa. Después de aquello último se despidió de todos y salió dándome un guiño de ojos antes de salir.
Genial.
No pude evitar maldecir internamente, como si no fuera suficiente con el pesado de mi hermano ahora también iba a tener a su increíblemente sexy amigo controlándome.
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