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Raven Edwards trabaja en R&R, es una ejecutiva de las más importantes de la empresa. Su reputación es intachable, así como su trabajo lo es. Sin embargo, y para un día cualquiera, la amenaza de la aparición de un nuevo director con su equipo de trabajo a la empresa, destruye todo lo bueno que le quedaba a ella allí. Su corazón tendrá que tomar decisiones difíciles y en su camino habrá una variedad de obstáculos que le impedirán seguir siendo la misma persona que solía ser antes de la llegada del nuevo director, que se convertirá en su nuevo amor prohibido.
Raven
Londres era la ciudad perfecta para cumplir mis sueños, todo marchaba muy bien, hasta que un día, en la oficina de R&R se corrió el rumor de que llegaría un nuevo director ejecutivo.
Todos en la oficina estaban muy preocupados porque todos sabían muy bien que este nuevo director vendría con su propio equipo de trabajo y que, por tanto, más de uno iba a perder su trabajo para cuando en estos momentos de la vida, nadie podía darse el lujo de hacerlo.
Yo trataba de no matarme todo el tiempo al cabeza en pensar en todas esos comentarios que nada más estaban provocando el pánico entre las personas; preferí ignorarlos y llegué ese día a la empresa como si nada estuviera sucediendo, me metí dentro de mi oficina, cogí mi bloc de notas, mi bolígrafo, me preparé un café, y me senté frente a mi computadora para comenzar con las labores de mi día, que cada día que pasa siempre termina siendo más larga la lista de ellas.
- ¡Kate! ¿Qué demonios haces aquí? ¡Apúrate! ¡El nuevo director nos ha citado a todos a la sala de juntas, ahora mismo! - gritó Jessy, mi mejor amiga de la oficina, y así mismo, mi secretaria. Ella entró a mi oficina tan rápidamente como yo me he sentado en mi escritorio; entró sin haber tomado la molestia de tocar la puerta antes para avisarme.
Por poco, la imprudencia de Jessy provoca un accidente con mi café que estuve a punto de tirarlo encima y arruinar mi preciado vestido finísimo que llevo puesto hoy que, justamente, era blanco, y una mancha de café encima de este, se vería espantoso y perdería todo su brillo y elegancia que lucía hoy.
- ¡Jessy! ¡Por Dios! ¿Cuántas veces tengo que decirte que dejes de hacer eso? Sabes que odio que entren a mi oficina de esa manera - dije, evitando querer gritarle para no alterarla más de lo que ella ya se sentía en ese momento por culpa de las nuevas noticias.
- ¡Lo siento! Luego me regañas, pero apúrate, nos están esperando en la sala de juntas - insistió Jessy con apuro.
- Sí, ya salgo para allá - contesté.
Traté de darle un sorbo a mi café, pues necesitaba uno para comenzar mi día, de lo contrario, iba a ponerme de malas. Le di un sorbo a mi café, y justamente cuando dejé la taza encima del escritorio, alejándola del computador, Jessy volvió a aparecer, asomándose a través de la puerta, y entonces, tuve que irme con prisa detrás de ella al lugar donde a todos se nos había citado esta mañana de intriga.
Al llegar a la sala de juntas, como eventualmente suelo hacer, saludé a todos, pero ninguno parece haber querido captar mi presencia, o simplemente, quisieron ignorarme debido a la tensión que sentían en ese instante por culpa de todo lo que estaba ocurriendo. No les reproché nada, yo entendía perfectamente como ellos se sentían, más no podía hacer nada más por ellos, si venía un nuevo director acompañado de su equipo de trabajo, pues, ¿Qué más se podía hacer ahí?
De algo que si me encontraba completamente segura, era que yo no iba a ser una de esas personas que iba a terminar por salir de la empresa, todo gracias a que mi padre es accionista de la misma, él es dueño del 50% de las acciones de la empresa, y, por tanto, puede influenciar en la toma de decisiones de los directivos frente a lo que ocurra en la empresa y con sus trabajadores, y así mismo, tanto él como yo íbamos a pelear para que nadie pudiera sacarme de la empresa, porque para que él pudiera invertir una gran suma de dinero en ella, mi padre peleó para que y pudiera conseguir mi puesto anhelado estando aquí, y nosotros no nos íbamos a dar por vencidos frente a ello.
Por lo pronto, intento mantener la calma, y entonces, el silencio que inundaba toda la sala de juntas se desplomó para cuando el nuevo director y su fila de cinco personas entraron en el lugar.
- Buenos días, me presento, soy Ryan Evans, el nuevo director de R&R y como todos saben, estas personas que vienen conmigo, serán parte de mi equipo de ahora en adelante, por tanto, he traído conmigo la lista de las personas quienes, lamentablemente, no van a poder continuar trabajando para esta empresa. Así que, cunado los llame uno a uno, por favor, pasan al departamento de recursos humanos para firmar la renuncia y ponerse de acuerdo con el abogado para que se les pague su debida liquidación - dijo el nuevo director, acercándose con total confianza a sentarse en la silla donde el antiguo director de la empresa se sentaba junto con los jefes para las reuniones mensuales.
Como era de esperarse, los murmullos entre todos comenzaron a aparecer. Todos hablándose entre sí, pero las únicas que ahí dentro no nos decíamos nada éramos Jessy y yo, sin embargo, y, a pesar de todo, nosotras sabíamos que debíamos de mantener la calma, porque si yo no me iba de la empresa, ella tampoco lo haría porque Jessy además de ser mi compañera de trabajo, era mi mejor amiga desde que íbamos al kínder, y entonces, mi padre la protegía como si ella fuera esa hermana que yo nunca tuve.
- Muy bien, comencemos... Jade Vega... - comenzó Ryan a hablar mientras que miraba la lista de las personas que trabajarían hasta hoy en la empresa, desde su tableta.
Uno a uno fueron yéndose, algunos quisieron protestar, pero prefirieron quedarse callados porque todos sabían que sería una batalla perdida. El nuevo director tomaba las decisiones, y muchas veces, esas decisiones no tenían reversa.
Pero entonces, siento que el corazón se me paraliza por unos minutos hasta que pueda reaccionar, porque pensé que estaba viviendo una horrenda pesadilla de la que nunca podría despertar, y entonces, Jessy tuvo que pellizcarme con disimulo en el brazo para que yo pudiera despertar.
- ¿Raven Edwards está aquí? - insistió Ryan, mirándome fijamente a los ojos y con una seriedad absoluta, como si supiera quién era yo, pero no se atrevía a decir ni una palabra al respecto.
Lentamente y con un nudo en la garganta haciéndose en mí, camino hasta quedar frente a frente con el nuevo director. Este era un hombre muy atractivo, ojos cafés, cabello negro muy bien arreglado, y vestido de esmoquin como si fuera asistir a una boda que requiriera de suma elegancia para sus invitados.
Ryan y yo nos miramos a los ojos por un momento, más no supe esas miradas porque se dieron, simplemente, se dieron y yo me estaba encontrando impuesta en una incómoda situación.
Ryan parece haber reaccionado, y se volvió a concentrar en lo que era más importante; mi supuesto despido de la empresa.
- Señorita Edwards. Lamento informarle que usted ha sido despedida, pro favor, diríjase a recursos humanos para concluir su ciclo con esta empresa - dijo Ryan, su voz se mantenía fría, seria y determinante.
- No, usted no puede hacerlo. ¿Qué acaso no sabe quién soy yo? - contesté. Sonando desafiante ante él, si era necesario pelear con él por mi puesto en esta empresa, lo haría, porque al fin y al cabo, mi padre también se reuniría con él, y cualquier decisión que mi padre tome, tendrá que ser respetada, y de no ser así, era más que seguro que mi padre cancelaría toda su inversión y este sería un problema muy grande para la empresa.
- ¿Disculpe? ¿Tiene algún problema con la decisión, señorita Edwards? Necesito que le quede claro que usted se marcha hoy de aquí, y esta es una decisión que no voy a cambiar de parecer. Por favor, retírese y déjeme continuar con mi trabajo que tengo mucho que hacer hoy - respondió él con indiferencia.
Golpeo la mesa de la sala de juntas con fuerza al apoyar mi mano encima de ella, para darle a entender a este hombre que se estaba metiendo con la mujer equivocada, y por suerte, parece que este lo ha captado todo muy bien porque en cuanto sintió el golpe, su cuerpo dio un brinco así como cualquiera lo haría al recibir un susto así.
Salí de esa oficina, pero mi camino no fue directamente hasta la oficina de recursos humanos a cumplir con lo que tenía que hacer frente a la renuncia, no, yo no iba a darme por vencida.
No iba a dejar que otro llegara a pisotear todos mis buenos años de labor en esta empresa, he hecho muchas cosas buenas por ella para cuando hemos entrado en crisis, porque aunque la empresa fuera muy buena, era natural que siempre hubieran fechas en dónde la situación se pusiera complicada para nosotros, y, en la mayoría de esas situaciones, fui yo quién ayudó a que la empresa pudiera salir adelante porque soy una profesional en el área de los negocios, y tuve que hablar y hacer muchas negociaciones con personas importantes para convencerlas de invertir en la empresa y que esta no fuera a terminar en la ruina.
Y, en verdad, me decepcionaba bastante que un desconocido apareciera de la nada para querer hacer de las suyas, y con ello, pagarme con un despido no iba a ser una guerra que yo iba a permitir que ellos ganaran.
- ¿Papá? ¿Estás ocupado? - pregunté cuando mi padre finalmente contestó mi llamada después de haber insistido ya una vez en ello, pero él la había colgado. Supuse que estaba ocupado porque mi padre siempre que veía una llamada mía, solía responder de inmediato a excepción de cuando tiene más cosas que hacer en ese momento.
- No linda. Estaba en una reunión con los accionistas de R&R, ¿Por qué? ¿Sucedió algo? Ya me enteré de las nuevas noticias... - respondió mi padre.
Que bueno que mi padre haya tomado la iniciativa de hablar de ese tema, y que, justamente ahora estuviera reunido con esas personas, porque yo iba a aprovecharme de ese momento para ir a verlos, y pedirles que no permitieran por nada del mundo que me sacarán así como así de la empresa.
Los accionistas con quiénes mi padre se reunía para hablar de temas de la empresa siempre han sido sus mejores amigos, son serios en el momento en que ellos tienen que hablar de esos temas, pero casi siempre cuando querían dejar a un lado los asuntos del trabajo, se reunían en nuestra casa a pasar un buen rato, y por tanto, yo los quería como si fueran mis tíos de toda la vida. De hecho, uno de ellos era mi padrino de nacimiento, y padrino de la boda de mis padres porque siempre ha sido el mejor amigo de toda la vida de mi padre, y siempre tuvo muy buena relación con mi madre.
Así que, era más que confirmado que con la ayuda de ellos, yo no dejaría mi trabajo en R&R, por nada del mundo, y mucho menos lo haría ahora que me he ganado un enemigo al que debo demostrarle con firmeza para que soy buena, y sobre todo, demostrarle quién soy yo.
- ¿Puedo reunirme con ustedes? Hay problemas en la empresa, y son muy serios. Necesito que me ayuden, por favor - dije a mi padre, y, mientras que mantengo mi celular puesto al oído, decido organizar las cosas que tengo en el escritorio en la mochila que siempre llevo conmigo para la empresa para no andar con papeleos y carpetas en mano que puedan terminar destrozadas.
- Claro que sí, estamos reunidos en nuestro restaurante favorito, ¿Quieres venir acá y te voy ordenando algo de comer? - ofreció mi padre. Aunque yo estaba tratando de contenerme para que no se sintiera que estaba muy abrumada por todo lo que ha ocurrido en esta mañana, la voz de mi padre me transmitía la seguridad que yo necesitaba para así salir adelante con mi situación.
- No, solamente pídeme un capuchino de los que me gustan mucho. Ya salgo para allá - contesté.
Cuelgo la llamada, y al terminar de empacar mis cosas en mi mochila, salgo de la oficina, pero entonces, antes de que pueda dirigirme hasta el ascensor para que pueda bajar al parqueadero donde tengo guardado mi auto e irme, Jessy me agarra del brazo y me detiene por un par de minutos para hablar conmigo.
- ¿Para dónde crees que vas? ¿Qué no tenemos que ir a recursos humanos para largarnos de aquí? Te he estado esperando allá porque yo sola no puedo entrar - dijo ella, noté que en su voz se hacía un nudo profundo que estaba impidiendo ella con todas sus fuerzas para hacer que no se notara. Supe que ella había estado llorando, efectivamente, así como a mí a ella también la querían despedir, y no, así como yo iba a pelear por mí, a Jessy también la pelearía porque ella y yo siempre hemos trabajado juntas, y al trabajar juntas nos ha ido muy bien como para que tengamos que separarnos por un idiota que no sabe cómo valorar el trabajo de los demás.
- No me detengas, Jessy, iré a hablar con mi padre acerca de esto. No llores, no tienes de que preocuparte, y tampoco vayas a firmar nada, más bien, recoge tus cosas, y vámonos juntas. Salvemos nuestros trabajos, pero no dejes que ellos te intimiden y quieran sacarte. ¿Vienes conmigo? - le dije. Trato de hablar con seguridad en mis palabras para que ella pueda sentirse mejor y tome la decisión correcta, y entonces, ella se tranquiliza, y asiente con la cabeza confirmándome que hará caso en lo que yo le decía, y se marchó a su escritorio, recogió la mochila que ella también siempre llevaba consigo al trabajo así como yo para ir más cómoda, y se unió a mí para luego irnos juntas al parqueadero y marcharnos del edificio a esa reunión con mi padre y sus amigos para que nos ayudarán con esta gran ola de problemas que se nos avecinaban.
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