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Abril Granfort fue obligada a casarse muy joven, solo para que su esposo pudiese reclamar su herencia, ella lo hizo por amor, el por ambición. El problema radica en que luego de ser abandonada por el durante 3 años, en lugar de morir de amor, surge de las cenizas, y se vuelve toda una mujer que al regreso de Dante, captura su corazón, lo que él no sabe es que para este entonces, ella ya lo ha olvidado, y en su corazón hacia a él, solo existe rencor ¿Podrá Dante vivir con el desprecio de su esposa después de amarlo tanto? ¿O Abril caera ante el como años atrás?
Narrador
Chocando directo en el rostro de Abril, el sol la hizo removerse, y es que la intensidad con la que la azotaba no la dejaba permanecer tranquila, por lo que llevando su mano hasta la zona, intentó cubrirse de este sin obtener mayor resultado, por lo que girándose sobre su cuerpo, se halló con la fría soledad de su cama
Se suponía que esa mañana todo sería diferente, pero no lo fue, y al levantarse descubrió que él, ya se había marchado
¿Por qué creería que las cosas podían cambiar después de un año de casados?
Sencillo, al ser su primera noche como marido y mujer, y el haber al fin consumado su matrimonio, Abril pensó que Dante la miraría distinto, pero se equivocó.
Colocándose de pie, esta sintió como un dolor agudo se extendió por su pelvis, y manteniéndose inmóvil unos segundos, cuando este cesó, continuó su caminata, hacia la estancia de la mansión.
-Buenos días, señora ¿En qué la puedo ayudar?
La primera que se cruzó en su camino fue Georgia, la nana de Dante, quien al ver que Abril venía descendiendo por las enormes escaleras, se acercó para ofrecerle su ayuda
Con una media sonrisa, Abril solo retuvo parte de su aire, y tras debatirse unos segundos si preguntar por él, o no; decidió que podía hacerlo, estaba en todo su derecho al ser su esposa, y al fin, después de tanto sufrir, se fusionaron en uno solo
-¿Dónde está Dante, Georgia? ¿A dónde fue?
La mujer mayor bajó su rostro por una milésima de segundos, y acercándose a Abril, tomó su mano, para luego decir
-Se fue... El niño Dante se marchó, y tal vez no regrese en un par de años
La frente de Abril por inercia se frunció unos segundos, pensando que todo se podía tratar de una pésima broma, pero al notar que los ojos de la mujer que vio crecer a su amado, se cristalizaron, esta supo que no estaba jugando, y que en serio Dante se había marchado.
Un dolor intenso se apoderó de su pecho, y luego de llevar las manos a su boca, las cuales Georgia liberó, Abril callo un sollozo que salió de lo más profundo de su corazón.
Ella entendía que Dante no la amaba, de hecho, cuando se casaron él se lo dejó muy claro, y fue por esto que en un inicio su matrimonio no se consumó, pero ahora, meses después empezaron a llevarse bien, hasta el punto en el que ella pensó que el de verdad sentía algo por ella; y se entregó, sin saber que no lo volvería a ver de nuevo.
Acercándose a ella, Georgia froto su espalda en un intento de consolarla, lo cual no funcionó para nada.
La sensación de haber sido utilizada reemplazó el dolor de ser abandonada, y secando un par de lágrimas que rodaron por su mejilla, Abril se repuso para preguntar
-¿Al menos dejo una explicación? ¿El muy cobarde al menos dijo por qué?
El siseo que salió de su boca, venía cargado de ira pura al sentirse un objeto, uno que solo usas, y luego lo desechas, justo lo que hizo Dante antes de irse.
Georgia, al ver que Abril se hallaba colérica, negó, lo cual esta supo que no era cierto, y extendiendo su mano le exigió la verdad
-¡Entrégame lo que haya dejado! Como su esposa tengo el derecho de saber qué mierdas pasó
No tenía sentido ocultar una verdad que tarde o temprano saldría a la luz, y metiendo la mano temblorosa en su delantal, la mujer de cabellera oscura, con un par de hilos blancos, sacó una hoja de papel doblada
Esta no llevaba ningún sobre, ningún detalle, parecía escrita así nada más, con prisa, como por obligación; lo cual le demostró a Abril que Dante no quería dejarla
Con manos temblorosas, Abril tomó el papel, y tras pedirle a la mujer que la dejara sola, tomó asiento en el último peldaño de la escalera, en donde abrió la hoja que ocasionó el dolor más grande en toda su vida.
Abril...
Cuando veas esto es muy probable que este lejos, lo suficiente para no volverte a ver en un largo tiempo.
Lo intenté...
Te juró que lo hice, pero no puedo, no, cuando sabes que no te amo, no cuando mi corazón tiene dueña , y luego de pasar una noche contigo, comprendí que no tenia sentido forzar algo que no servirá.
Eres una buena mujer, pero no te puedo amar cuando alguien más es mi vida, espero que algún día lo entiendas.
Después de elevar su vista al cielo con sus ojos inundados de lágrimas, Abril se colocó de pie, y regresando a su habitación dejó el papel sobre la cama
¿Ahora qué haría?
¿Llorar por un amor no correspondido?
¿Seguir adelante?
En definitiva, ella haría lo último, y caminando hasta el espejo, se miró una última vez; antes de dejar en el pasado, a la tonta, y enamoradiza Abril que solo usaron, y nada más
Años después...
Caminando con pasos delicados, y ligeros, Abril ingresó al enigmático edificio H&G, el cual, se hallaba centrado en el corazón de la ciudad.
Y es que ser la editora en jefe de la revista más adquirida de los últimos 5 años tenía sus beneficios, por lo que antes de que esta pudiese llegar a su elevador personal, su asistente se abalanzó para comentarle las actividades del día.
-Señora Granfort, para el día de hoy...
Antes de que esta pudiese continuar con su agenda, Abril elevó su mano, y luego de despojarse de sus gafas de sol, le pidió
-Antes de empezar...
La chica la conocía tan bien, de hecho llevaba tres años a su lado, y antes de que se lo pidiese, le extendió su café cargado, con solo dos terrones de azúcar, lo cual la hizo sonreír
-¿Qué haría sin ti? Ahora vamos a la oficina, me esperan.
Tomando el vaso entre sus manos, Abril le pidió avanzar, y retomando su marcha, ambas ingresaron al elevador que las llevaría hasta la planta superior.
-Los chicos necesitan verla, como sabe el número sale en dos días, y todos en la editorial andan corriendo de un lado al otro
Abriendo las puertas a su paso, Melissa la acompañó hasta la sala de juntas, en donde antes de que esta pudiese respirar, todos centraron su mirada en ella.
-Buenos días... Sé que estamos contratiempo, pero se solucionará... ahora, empecemos
Caminando hasta la enorme mesa oval, Abril le entregó sus pertenecías a Melissa, y apoyando sus manos en esta, le sonrió a su equipo de trabajo, para que la faena del día iniciara
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