/0/12477/coverbig.jpg?v=577f3c30b5c194d3127a7068a5bf8a09)
Alexander es el futuro alfa de la manada. Criado en una familia con mucho amor, esperaba impaciente la llegada de su persona destinada. Su sueño era convertirse en un gran doctor y ayudar a las personas. La llegada de una joven a su vida lo obliga a cambiar sus planes e irse por un tiempo. Ash es una adolescente nacida en una manada gobernada por Kael, un alfa violento. Creció viendo a su madre ser golpeada continuamente por su padre. Aprendió desde muy pequeña que lo mejor que puede hacer es no hablar. Hasta que un día un hecho la obliga a escapar y conoce a un joven que la trata de forma diferente. Pero cuando pensó que su vida empezaba a mejorar, éste se va y la deja sola. Años después, Alex regresa para reclamar su puesto y lo que le pertenece, pero Ash ha cambiado. Ahora sale de fiestas, consume sustancias y lo peor de todo, está en una relación con Len, un alfa de la manada. Alex busca la forma de acercarse sin entender por qué Ash no siente la conexión entre ellos. Mientras tanto, Iris, una omega, está decidida a ser la Luna de la manada y pondrá obstáculos a su relación, al igual que Len, quien no quiere renunciar a su omega. Después de muchos años, Kael aparecerá con siniestros planes. ¿Podrán Alex y Ash soportar el camino lleno de bombas a punto de explotar en su búsqueda de la felicidad?
- Linda ¿Qué sucede?- preguntó Alexander al ver la cara de dolor en el rostro de su mejor amiga.
- Creo que el bebé quiere nacer, busca ayuda por favor y avisa a mi madre- pidió entre jadeos tomándose el abultado vientre.
- Aguanta por favor- pidió el joven mientras salía corriendo del lugar.
El joven Alfa Alexander, de tan solo diecisiete años, era el hijo mayor del Alfa Max y la Omega Nadim. Desde muy pequeño, había sido el orgullo de sus padres. Su cabello negro más largo de lo habitual y sus penetrantes ojos celestes le daban una apariencia de niño travieso, poco común dentro de una manada de lobos americanos.
Su cuerpo musculoso denotaba el trabajo que realizaba a través de las largas horas de cacería, pero sin duda era la bondad de su corazón lo que todos amaban. Dentro de un año partiría a la universidad para cumplir su sueño de ser doctor, a pesar de la renuencia inicial de sus padres.
Su madre, era quien más se había mostrado reacia a conceder la petición de su hijo mayor, pero su padre le había explicado que Alex solo deseaba poder ayudar a la gente. Después de largas noches en vela había aceptado con la condición de que regresara al finalizar sus estudios.
El joven era el heredero, el futuro Alfa de la manada, y aunque todas las omegas del lugar deseaban ser elegidas como su Luna, él estaba esperando a su amor destinado. Recordaba que cuando era niño, su madre solía contarle las historias de sus antepasados. Como cada uno de ellos esperó al único elegido por la diosa Luna y fue recompensado con un dulce amor. Él deseaba una historia igual.
Después de comunicarse con la partera y llamar a Mirka, la madre de Linda, Alex volvió a su lado para acompañarla. Sus madres se conocieron cuando eran jóvenes y estudiaban para ser maestras. Ambas conocieron el amor poco tiempo después y realizaron una boda doble.
Poco después nació Alex, dos años más tarde llegaron los mellizos beta Luke y Mike, y solo cinco primaveras atrás la pequeña omega Kiara llenó su hogar de felicidad.
Los padres de Linda habían intentado durante años tener hijos, pero cuando Mirka finalmente quedó encinta, sufrió un aborto que le impidió volver a quedar embarazada. Sin embargo, el destino les tenía preparada una sorpresa. Una tarde, el Alfa Max regresó de una cacería con una pequeña niña. Sus padres habían sido atacados por cazadores, dejándola sola en el mundo. La niña tenía diez años y, a pesar de ser mayor que Alex, rápidamente se convirtió en su mejor amiga.
Cuando Linda le confesó que había conocido a su amor destinado, Alex sintió envidia. Él aún no sabía lo que era estar enamorado. Al cumplir los dieciocho años, se casó con Tim, un beta encargado de las finanzas de la manada.
- Linda aguanta, la partera está en camino así como tu madre, Tim, mi madre y quizás media manada- dijo Alex intentando bromear al ver su rostro dolorido.
La manada Alaskan Wolves era famosa por la hermandad entre sus miembros. Sus ancestros habían logrado que cada miembro se sintiera valioso, único e imprescindible. Cada evento era celebrado por todos, al igual que cada muerte era llorada.
- Cuéntame cómo tus padres llegaron a un acuerdo con la Universidad, ayúdame a distraerme- jadeó agarrándose la enorme barriga.
- Mi padre habló con Aaron, el rector, ellos se conocen desde hace muchos años- contestó Alex con humor- él le aseguró que no habría problemas para ausentarme cuando mi "naturaleza" se hiciera presente.
- Estoy tan feliz, vas a cumplir tu sueño de ser doctor- gritó emocionada- quizás mi próximo hijo ya sea atendido por el Dr. Alexander Wolves.
- Espera amiga que aún no empecé- dijo imaginando ese futuro prometedor.
- Ya verás, las omegas de este lugar harán lo que sea para lograr que las atiendas.
- Estas exagerando.
Mientras ellos continuaban bromeando, esperando la llegada de sus familiares, una loba corría por su vida a cientos de kilómetros de allí.
Ash estaba sucia, hambrienta y herida en una pata. Gastaba sus últimas reservas de energía para escapar de lo que había hecho. Los aullidos de sus perseguidores resonaban detrás de ella. Siempre había sido la más pequeña y enfermiza de su manada. Sabía que sus posibilidades de huir eran pocas, pero tenía que intentarlo. Aun sentía el sabor cobrizo de la sangre en su boca. No quería pensar en lo que había sucedido esa mañana ni en las consecuencias que sus actos traerían.
Al cerrar los ojos, solo podía ver a su hermosa madre en el suelo, rodeada de sangre. Sus brazos y piernas estaban llenos de moretones, algunos violáceos, otros más amarillentos por el tiempo. Su padre estaba a su lado, con esa mirada fría que lo caracterizaba.
Recordaba la primera vez que lo vio golpearla. Ella era apenas una niña de cinco años, se encontraba jugando detrás de un viejo sofá cuando lo escuchó llegar. Poco después empezaron los gritos desde la cocina. A su madre se le había pasado la cocción de la carne, su padre la comía casi cruda, pero ese día él había tardado en volver, por lo que ella había tenido que recalentarla. La dura bofetada la hizo caer, arrastrando consigo el mantel con parte de la vajilla.
Al observar los vidrios rotos y parte de la comida en el piso, su mamá se cubrió la cabeza con las manos. Entonces su padre se quitó el cinturón y la golpeó recordándole lo inútil que era. Lo cansado que estaba de tener que volver a una casa donde lo esperara una mujer tan fea y poco deseable. Con el tiempo Ash empezó a preguntarse si su madre era realmente tan inútil como su padre decía o el miedo provocaba sus constantes torpezas.
Ella había visto fotos de su madre. En su juventud había sido una mujer realmente hermosa, su cabello rubio caía como una cascada hasta su cintura, sus curvas la hacían increíblemente atractiva. Pero en ese momento viéndola ensangrentada en el piso parecía una anciana que había perdido las ganas de vivir.
Su padre constantemente le reclamaba el que no quedara embarazada otra vez, le recriminaba que solo había podido dar a luz a una inútil omega enfermiza. Todos sus amigos tenían por lo menos un heredero alfa mientras que él solo era el hazmerreír. Claro que él no se responsabilizaba de los embarazos perdidos por lo golpes por considerarla débil a su madre, incapaz de retenerlos.
Kael, hermano mayor de su padre y alfa de la manada, solo ascendía de puestos a aquellos lobos que tuvieran descendencia de hijos varones alfas y esto llenaba de resentimiento a su padre.
Todo había empeorado con el correr de los años hasta llegar a lo que pasó hoy. Pero no debía pensar en eso, solo debía seguir corriendo.
Misha no es una mujer romántica. Descreída del amor después de haber vivido un infierno en manos de su prometido que casi termina con su vida. Sus días los pasa dentro de un laboratorio junto a su mejor amiga Mica intentando ayudar a mejorar la calidad de vida de niños con problemas. Un accidente de auto cambiara las cosas para siempre. Aunque intenta ser feliz el pasado ha dejado grandes secuelas mentales y físicas. Khalam es un cínico abogado. El convivir dentro de una familia poco afectuosa lo llevó a huir de los compromisos. Su vida transcurre entre lograr contratos para su mejor amigo Ann y mujeres al azar. Un accidente mueve sus cimientos y lo obliga a replantear todo aquello que alguna vez pensó. Entre las sombras una persona busca venganza y no descansará hasta tomar lo que considera suyo. ¿Podrán alcanzar alcanzar la felicidad? ¿O estarán destinados a un futuro de soledad?
Sinopsis Amelia, huyó el día de su boda, pues era fiel creyente en el amor, huyó lejos de su familia y todo lo que le rodeaba, para darle paso a una nueva vida, pero estaba lejos de imaginarse, que el hombre que dejó botado en altar la buscaría para vengarse de ella y hacerla vivir el sufrimiento más grande que ella pudiera sentir. Unos años más tarde, después de haber sometida a tantas humillaciones, Amelia regresó convertida en otra mujer, empoderada, y llena también de unos deseos inmensos de vengarse del hombre que le hizo tanto daño. Pero con lo que ninguno de los dos cuenta, es que siempre estuvieron destinados a estar juntos ¿Crees en las segundas oportunidades? ¿Crees en el amor verdadero? Acompáñame en esta conmovedora historia.
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.
Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugería que Cristian, normalmente racional, había perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. Podía tolerar los cotilleos sobre sí misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salían a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habían sido engañados.
Paola Fischer vive un matrimonio aparentemente feliz hasta el día en que, al regresar a casa, encuentra a su esposo, Lucas Hotman, en la cama con su secretaria, Rose Evans. La traición la deja destrozada, y, sin saber cómo enfrentar el dolor, se marcha de su hogar. Esa noche, en un bar, conoce a un enigmático desconocido que le ofrece una compañía inesperada. Buscando escapar de su desilusión, Paola se entrega a una noche de pasión con él, dejando que el dolor de su traición se diluya en la intimidad. Al día siguiente, trata de seguir adelante, pero pronto se enfrenta a una sorpresa que cambia el curso de su vida: está embarazada, y el padre no es Lucas, sino aquel hombre al que apenas conoció.