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Una historia sobre el futuro presidente de una gran empresa petrolera, un jefe de una mafia y un hombre que mantiene su empleo en secreto. Un trío amoroso con acción, traición y muchas sorpresas.
Una historia sobre el futuro presidente de una gran empresa petrolera, un jefe de una mafia y un hombre que mantiene su empleo en secreto. Un trío amoroso con acción, traición y muchas sorpresas.
Después de una pesada noche, el dolor en mi cabeza al despertar es insoportable.
Me gusta divertirme después de un día pesado, pero odio la resaca al día siguiente.
Batallo para abrir mis ojos sin que la luz del sol que entra por la ventana me deje ciego.
Me levanto y voy directo al baño a tomar una buena ducha caliente, me cepillo y salgo, al ver la hora me apresuro a vestirme con lo primero que consigo en el armario.
Unos jeans negros y una camisa negra, me coloco el cinturón, los zapatos negros, mi reloj de correa negra y me miro al espejo.
- Dios, mis ojeras se notan más de lo normal.
Arreglo mi cabello y salgo con mi saco en la mano.
Pienso en subir a mi moto pero mejor me decido por el auto es más cómodo ir a la empresa en el.
Ya en la empresa me ven todos bajar de mi auto un Audi negro R8 V10 Plus. Amo este auto, todos me siguen con la mirada, a veces no se si es porque llamo la atención o porque hay algún rumor sobre mi de la noche anterior.
Y es que, a veces me emborracho y no se que hago hasta el día siguiente que me entero de todo. No pasa tan frecuente pero siempre me miran como si fuera una especie de otro planeta. Salgo todas las noches de fiesta no lo niego, pero no siempre me emborracho.
Pasó por la recepción a escanear mi carnet y la señorita detrás del mostrador, Judith, me mira con una sonrisa y mirada perdida.
- Buenos Días, Sr. Black. Ya su carnet ha sido chequeado, puede subir, el presidente lo está esperando.- Dice con su rostro sonriente y rojo como un tomate.
Me cansé de decirle en el pasado que no me llamara señor, pues si le llevo un año o dos es mucho, pero dice que por ser el hijo del presidente debe dirigirse a mi con respeto.
Ruedo mis ojos y subo por el ascensor hasta el 12vo piso que es donde queda la oficina de la presidencia.
Toco la puerta y del otro lado de oye un, "pase". Entro y allí está el, con su gran ceño fruncido mirandome fijamente desde su escritorio, me siento incómodo, pues sus ojos verdes eléctricos lo hacen ver aterrador, pareciera que brillaran, y cuando te veía fijo parecía un animal a punto de cazar a su presa.
Trago saliva, pues no se para que me esperaba, mucho menos el porque me veía así.
- Dime Padre - digo esperando un regaño quien sabe por qué.
- Te recuerdo Ethan, en la empresa soy "el presidente" no "padre". - dice con ese tono amenazador de siempre.
- Disculpe presidente, ¿para qué me esperaba? - digo ya serio porque no sabía que era lo que se venía.
- La Compañía de un amigo ha estado esperando que nos asociemos - comienza, lo más seguro es que volverá al tema de que quiere que me case con la hija de alguno de sus socios, ruedo mis ojos pues estoy cansado del mismo tema, ya no se como decirle que no me quiero casar o simplemente, pues, que soy gay. - Y el quiere que nuestros hijos se casen para así formar una mejor alianza.- continúa.
- ¿Y porque no hablas con Irina? - le pregunto aunque sé su respuesta.
- Tu hermana no será la sucesora de la empresa ya ella lo rechazó.
- Si pero lo que importa es estar seguros de que serán leales mediante la Unión de las familias ¿no?. Entonces no debería de haber problema con que sea ell-
- ¡YA TE DIJE QUE SERÁS TU! - Grita mi padre levantándose de su silla, con sus puños apoyados en el escritorio, mirándome furioso y acentuando ese color verde eléctrico que te hace sentir como un conejo a punto de ser cazado frente a un tigre siendo el cazador.
A mi padre siempre le molesto que le nombre a mi hermana, pues ella es la consentida y a pesar de que hace lo que quiere el no le da importancia. En cambio yo siempre estoy bajo la mira con cada movimiento que hago.
Mi padre respira profundo y se endereza dejando ver lo alto que es, mide 1 metro 95 centímetros, y para tener 50 años es un hombre fornido que siempre hace ejercicio y mantiene una buena dieta, su cabello es negro dejando ver algunas canas y un rostro de facciones fuertes.
- Ethan, debes dejar ya de querer vivir la vida loca y sentar cabeza, serás el presidente de la empresa dentro de poco y no es bueno que sigas bajo tantos escándalos. -trata de hablar calmado pero en su rostro se nota que sigue molesto y más porque sabe cual será mi respuesta.
- Puedo ser el presidente de la empresa sin necesidad de casarme, sabes que no me gustan las mujeres y no me puedo casar con una si no la puedo querer.
- Dios, en que se supone que me equivoque contigo. - suelta sin más - sabes qué? Déjalo así por hoy, hablaremos de esto después con más calma, por ahora ve a trabajar.
- Me retiro presidente. -digo y salgo de su oficina para ir a desayunar, pues con tanto ajetreo está mañana olvidé comer algo.
Salgo del edificio sumido en mis pensamientos, no quiero casarme y no entiendo el porque mi padre no lo entiende.
De pronto choco con alguien.
- Disculpa, no estaba prestando atención. - digo y enfoco mi mirada en aquel enorme hombre de piel bronceada, cuerpo fornido que parecía una escultura, cabello negro ligeramente ondulado y a simple vista puedo ver que es más alto que mi padre, podría decir que mide 1.98 y comparado a mi que mido 1.90 debo alzar mi vista.
- Descuida, yo también estaba distraído - oh por Dios, su voz es increíblemente gruesa. Y ahora que me está mirando debo decir que tiene unos ojos azules muy llamativos y unos labios que provoca morder.
Salgo de mi fantasía al ver a una mujer hermosa acercarsele y hablarle.
- Alexander, ¿que haces ahí parado?. Ayúdame con mi bolso al menos, hoy conoceré a mi futuro suegro.- Dice la mujer, debo decir que es hermosa, su piel es blanca de cabello negro lacio muy largo y tiene un buen cuerpo.
- Todavía no sabemos si vas a casarte.- le responde Alexander o al menos así lo llamo la chica, eso me da esperanza de que no es su novia así que quizá le pueda quitar el número si me atrevo.
De pronto suena mi teléfono y me saca de mis pensamientos y los asustó a ellos dos, veo el marcador y es una llamada de mi padre. Ahora que querrá, no me llama por teléfono muy seguido, siempre es un mensaje simple diciendo "ven" y listo cuando me llama es algo importante.
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