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Letavia después de llevar una vida rutinaria y aburrida por 20 años decide embarcarse en una nueva aventura y descubrirse a sí misma tras sufrir un dolor agonizante por quien daba su vida.
Era mediados de noviembre cuando comencé a sentir un aire extraño, era como una especie de miedo envuelta en un tornado de sentimientos enredosos que me acompañaban donde fuera.
El 16 de noviembre desperté aún más extraña: era nuestro aniversario; con Franco llevaba 20 años de matrimonio, lo cual se sentía como una eternidad, llena de rutinas y anhelando todo el año las benditas vacaciones a destinos distintos que parecían nunca llegar.
Decidimos no tener hijos para así disfrutar de nuestra compañía y lo curioso era que casi nunca estábamos juntos.
Franco era profesor de historia en una escuela secundaria de lunes a viernes y era sagrado para él ir todos los sábados a jugar ajedrez en la plaza ubicada a unas cuadras de nuestro hogar. Yo en cambio era bibliotecaria: llevaba trabajando en esa librería biblioteca casi lo mismo de matrimonio con Franco, estaba ubicada a la vuelta de nuestra casa, casi de unos cuantos sancos llegaba a ella y es lo que más me encanta y disfruto a diario. En ese trabajo lo conocí por segunda vez y vivo en la misma casa que llegué a rentar cuando empecé mi vida en este lugar. Ahora es nuestra, la terminamos comprando; costó tanto ir ahorrando. Creo que en el momento que terminamos de pagarla terminaron también nuestros sueños.
Bueno, volviendo al tema; cuando desperté aquel día sentía mucho miedo y trataba de pensar en algo o lo que había soñado pero no podía. Entonces lentamente giré para ver a mi lado: Franco ya no estaba, todos los días él se va más temprano dejando su aroma por toda la habitación.
Tomé aire y me incorporé de a poco al borde de la cama; me di una ducha y no podía pensar en nada, sólo sentía pena, mucha pena y soledad. Hoy creo que era por mí. Me vestí y fui a mi trabajo, traté de leer algo, pero mi mente no retenía nada, era como si estuviera viendo una sopa de letras sin sentido ni dirección, miraba a la nada y como nunca nadie fue ese día a la biblioteca, ni siquiera pasó Franco como todas las tardes por mí. Mi soledad más se agrandaba al igual que mi angustia.
A eso de las veinte horas cerré la tienda y me dirigí a casa. No había nadie, tampoco estaba Franco, me saqué los zapatos y de un brinco me incorporé en el sofá. Miré todo y no había nada.
De pronto sobre la mesita al costado del sofá había una nota: era de Franco.
Una joven atrapada en una horrible vida, decide huir de su hogar para no volver más. Conoce en su camino a un hermoso joven empresario, a quien le colocará el mundo al revés. ¿lograrán ambos jóvenes romper el hielo que hay en sus corazones?, ¿ la vida les dará una segunda oportunidad?.
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenía mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿Podría ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un príncipe, aunque tenía un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegítimo de una familia rica que vivía una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que había escuchado sobre ella. El destino había unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenía un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿Descubriría que Janet se casó con él por su hermana? ¿Sería su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.
Anoche pasé una noche erótica con un desconocido en un bar. No soy una mujer al azar. Hice esto porque estaba muy triste ayer. El novio que había estado enamorado de mí durante tres años me dejó y se casó rápidamente con una chica rica. Aunque actúo como si nada hubiera pasado delante de mis amigos, estoy muy triste. Para aliviar mi estado de ánimo, fui solo al bar y me emborraché. Accidentalmente, me encontré con él. Él es más que atractivo e increíblemente sexy. Como el deseo controlaba mi mente, tuve una aventura de una noche con él. Cuando decidí olvidarme de todo y seguir adelante, descubrí que mi aventura de una noche se convirtió en mi nuevo jefe. Un tipo posesivo.
Paola Fischer vive un matrimonio aparentemente feliz hasta el día en que, al regresar a casa, encuentra a su esposo, Lucas Hotman, en la cama con su secretaria, Rose Evans. La traición la deja destrozada, y, sin saber cómo enfrentar el dolor, se marcha de su hogar. Esa noche, en un bar, conoce a un enigmático desconocido que le ofrece una compañía inesperada. Buscando escapar de su desilusión, Paola se entrega a una noche de pasión con él, dejando que el dolor de su traición se diluya en la intimidad. Al día siguiente, trata de seguir adelante, pero pronto se enfrenta a una sorpresa que cambia el curso de su vida: está embarazada, y el padre no es Lucas, sino aquel hombre al que apenas conoció.
Rachel pensaba que con su devoción conquistaría a Brian algún día, pero se dio cuenta de que se había equivocado cuando su verdadero amor regresó. Rachel lo había soportado todo, desde quedarse sola en el altar hasta recibir un tratamiento de urgencia sin su presencia. Todos pensaban que estaba loca por renunciar a tanto de sí misma por alguien que no correspondía a sus sentimientos. Pero cuando Brian recibió la noticia de la enfermedad terminal de Rachel y se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo de vida, se derrumbó por completo. "¡No te permito que mueras!". Rachel se limitó a sonreír. Ya no necesitaba a ese hombre. "Por fin seré libre".
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…