Creo que tienes más cintura que tu madre, ¿será que te bautizamos mal?", ríe con suavidad, aún adormecido y frota finalmente sus ojos. Repentinamente entre su despertar agradable y cálido, tocan la puerta una y otra vez, despertando finalmente de la somnolencia.
-¡Hans Engla Siu Murphy Doyle, abre la puerta ahora mismo! -Furioso, Harry Connor Williams, toca la puerta desesperado y preocupado.
-¿Ahora qué pasa? -Con el cabello hecho un desastre observa a su mejor amigo, Harry, que empalidece y se agarra los cabellos.
-Dios mío, Dios mío. -camina de un lado a otro exasperado.
-¿Qué?, ¿qué pasa? -pregunta confundido.
-¡¿Cómo qué, qué pasa?!, Hans, hoy tienes la entrevista en Ansgar Rockefeller. -suspira al ver los ojos sorprendidos y ansiosos del joven que tapa su rostro segundos después. -Dios, yo te recomiendo, mi jefe interno va a matarme. -El teléfono suena repentinamente captando las miradas de ambos. -Hola. -contesta temeroso. -¡Oh, es una pena, ya estamos más que preparados, pero tranquilo señor, llegaremos a las 12 en punto!. -Con el rostro reluciente asiente varias veces. -Hasta luego entonces, gracias por el aviso señor. -cuelga y rápidamente empuja al chico al interior de la pequeña casa. -Ve a bañarte, tienes dos hora para alistarte y por pendejo te doy 40 minutos, y salimos de inmediato para estar antes ahí para la inducción.
-De inmediato, lo siento, me quedé dormido, pensé que habían pasado 5 minutos.
-Por Jesucristo todos pensamos eso Hans. -suspira y se sienta en la cama. -Apúrate, no llegaremos tarde está vez, tienes mucha suerte niño Murphy.
-Lo siento. -avergonzado acaricia su cuello y entra a la ducha rápidamente. -No olvide alistar todo, eso sí.
-Eso me alegra, si no te hubiera golpeado.
-Qué cruel.
-Lo sé. -suspira pensativo. -Esto es una locura, Hans. Tanta es tu suerte que trabajaras en la empresa que quieres y casualmente el hombre por el que se te mojan los calzones será tu jefe.
-Podrías ser más sutil. -dice aquello mientras termina de restregarse con el jabón de avena. -Solo iré a trabajar.
-Sí, claro, mientras lo miras como el mayor tesoro de un pirata.
-Di lo que quieras... además, nunca le gustaría. -Un silencio incómodo se forma entre ambos. -Di algo, no me hagas sentir incómodo.
-¿Qué quieres que te diga?, a Ansgar Alessandro Gabriele Jörgensen Rockefeller le gustan las mujeres, tanto que ha peleado con las revistas para que dejen de tratarlo como un Pluma blanca. -suspira preocupado. -Por favor, prométeme que no te acercarás a él, solo has tu trabajo y luego conseguiremos ese permiso para irnos al exterior y conseguir esa beca.
-Lo sé. -dice aquello con ojos nostálgicos. -Conseguimos esa beca y busquemos otra vida. -sacude su cabeza.
-Promételo.
-¿Qué?
-Que no te enamoraras del Paladín del Norte más peligroso de Belfast.
-Prometo que no permitiré que mi corazón se enamoré más de Ansgar Alessandro Gabriele Jörgensen Rockefeller.
-Eso espero, solo un año, Hans, solo un año.
-Solo un año.
Cierra sus ojos pensativo, sintiendo el agua tibia quitar la suciedad y el jabón de su cuerpo.
"¿En qué clase de umbral de ultratumba me he metido?".