30
igilo,no necesito que mi madre me cache y me obligue a morir postrada en u
estoy a punto de tocar pero el abre y me mira de arriba a abajo
toma lo necesario,no quiero que muer
l y con la probabilidad de que nos oigan. Tampoco quiero llevar eso pegado a mi nariz para d
o han dicho?-niego aunque m
do,el frío afuera debe ser un poc
paro volteando mi mirada a él que está a
arme. Siempre viendo a través del ventanal de mi habitación solitaria a las personas que pasaban tomando la mano de alguien riendo mientras yo me moría a cada
sal. Respira el aire fresco porque la vi
ieren moverse pero él tiene razón,la
te. Sabe que tengo miedo así que tomo su mano con nervios y
sistema,por primera vez en estos dos meses tan preocupada por una cura
respetable menos una de mis manos,esa que él todavía sostiene con esmero,como si fuera algo que él quis
moviendo nuestros mano
está por morir eres tú-y aleja su mano de m
a un maldito paso atrás y vuelve a tu habit
dónde se supone que voy y e
e de qué habla-otro síntoma del tumor que te
s vomitos,siguen siendo síntomas que me siguen diciendo que estoy enferma y que voy a morir. Así que así co
el principio
es an
frente al hospital Monte Sinai de New York por pedido de una madre desesperada para no ver morir a su única hija,una de 17 años que ni siquiera se ha graduado de l
da compartida. No hasta su di
artimos por los pasillos de ese hospital donde pasaríamos nuestra vida lamentando todo lo que nunca hicimos y que ahora estábamos dejando para después. Dónde un día sus ojos grises me miraron con empatía y
nos ojos y una sonrisa? ¿Inclu
mortal que la mía, él estaba dispuesto y me daría las últimas cuarenta y ocho horas de vida más inolvidables. O por lo menos eso pensaba mientras lo veía parado a mi lado en la estación esperando al primer tren que salía a las 5:00
podía ver cómo sus brazos temblaban,aún cuando parecía querer
a pensar ¿Por qué a él? ¿Por qué no a mi madre? Que seguro aún debe estar dormida cr
o que tiene leucemia avanzada y que lamentablemente ya no tiene cura porque ya ha invadido tant
nsar en si puedo hacerlo, él me alentará y literalmente me aventara hacia ello porque eso es lo que pasa cuando ya no hay tiempo. Lo que
ual forma lo haré. Y no necesito a mi madre para cumplir una lista de deseos que seguro en su lugar con ella estaría tra
r libres solo cuarenta y ocho horas para tratar de