. Las personas siguen viéndome cada vez que paso a su lado y
dado cuenta que hay muchos que los miran con desprecio ―Cosa que aún no entiendo, pero me apunto mentalmente por averiguar―aun así no se
l que yo ha agregado muchas clases de Arte en su horario. Nataniel, ―quien me ha pedido que lo llame Nate, pues de la otra manera se siente como su padre― si se encuentra estudiando Arte y al igual que Luke quien solo inclinó por el deporte ― y una que otra materia de arte o escritura para estar con sus amigos― hace part
o el mundo suele verla tan mal, aunque sinceram
guardado antes y es en ese momento, cuando me doy cuenta que acabo de tener un buen día o
bro y una voz dulc
os cafés de Mei me
rte contemporáneo. No logré cerrar la boca en las dos horas que duró la asignatura, mientras Mei mantu
ndo incluso a mí misma de la
puertas de la Academia. La chica tiene una habilidad única para decir más de cien palabras por segundo. En lo que llevamos caminando hacia la puerta ―que no son ni cinco minutos― me ha conta
ndo a todo lo que dice ya que
nar hacia donde se encuentra
igo a modo de despedida, mientr
ndaga la chica f
¿Me d
ríe y niega c
dijiste que vendrías ¿No cree
amos de quedar para hacer algo después de clases, no
erdad
amos. Un mal presentimiento se instala en mi estomago al verlos o tal vez son solo nervios. Doy una mirada a Mei a mi lado y
me gus
y nada menos que mi bella acosadora
dome de lo mismo. Pero sin pasar por alto el hecho que me hizo
o es como un niño de cinco años en un cuerpo adulto. ¿Y quién puede decirle que no a un niño? Estiro
hermosos ojos azules de Derek, que se acerca a mí acortando el espaci
ozar débilmente mi
ído tu cámara Gabe, e
ia; es ahí cuando noto lo cerca que estamos, y la forma en que dijo mi nombre... Retrocedo. Doy un paso atrás y me giro encontrando tres pares de ojos observando. Mei Leing me da una sonrisa
dad que quedan en mí, ignoro lo
? ―pregunto a na
cosadora ―contesta Luke
iguiendo a ambos carros en caravana. Antes de arrancar envío un mensaje a mi padre diciénd
eto con fuerza el volante entre mis dedos, ¿por qué estoy haciendo esto? Un golpe de realidad llega en mí... Estoy dirigiéndome Dios sabe dónde con gente que acabo de
os en mi interior. Los faros del coche de Luke se iluminan y el vehículo se aparca; la puerta del copiloto se abre y Derek sale del auto
lpe en el vidrio de mi ventana
dispuesto a hablar, pero vacila, me queda viendo por un instante y
―pregunta, con
puedo decirle que estoy asustada de que e
o por preguntar y giro
o logro entender y luego gira su rostro hacia del
i cerebro procesa demasiado lento. Cuando quiero reaccionar él ya ha abierto la puerta del copiloto y se ha senta
en inquietas y su pres
ir un suspiro sacude un poco su cabeza y coloca un
edo acompañar ―lo dice de manera casua
aridad «Es solo el río Gabriel y ellos son solo chicos igual que tú; ya tienes 19 años, ya no eres una niña indefensa», di
na sonrisa que logra marcarle uno
o, arranca