IC
to. Miré mi celular, entumecida, y luego volví a marcar frenéticamente e
mborileo frenético contra mis costillas. Un dolor agudo y desgarrador
se intensificó, una sensación de desgarro implacable. Intenté levantarme, pero mi cuerpo no obedecía
stré hacia la puerta, mis dedos buscando a tienta
la de ruedas por pasillos brillantes, la fría eficiencia de la sala de urgencias. Mis dedos todavía aferraba
Clure?". Una voz fam
y ojos gentiles, me miraba. El Dr. Benjamín Dávila. Mi amigo de la prepa. Se v
voz era un s
oy yo. ¿Qué pasó, Ali
alabras. El dolor era
on el ceño fruncido. "Estamos haciendo todo lo que
como un puñetazo. Aborto e
nja me dio un pañuelo, su tacto era suave. Me recetó algo par
los?", preguntó, su
ncapaz de hablar. La humill
etó la mano de nuevo. "Está bi
renó bruscamente frente a la entrada de Urgencias. La puerta se abrió de gol
jes. ¿Cómo está el bebé? ¿Está todo bien?". Me envolvió en u
posó en su impecable camisa blanca. Una leve manch
rtió en hielo. El ton
ligrosamente baja, cargada de un
ió. "Te lo dije, amor. Una junta de emer
nido áspero y quebradizo. "¿Fue con Kendra?
estás hablando? ¿Estás delirando
. "Esto. De esto estoy hablando. Y de esto". Saqué mi celular, el video
rtos. "¿Quién es ella? No la conozco
entrada del hospital, con una sonrisa radiante en el rostro. Sostenía una pequeña y elegante ca
otros. "Sé que dijiste que lo mantuviéramos en secreto, pero
empujándosela bruscamente. "¡Kendra! ¿Qué haces aquí?". Su voz
nferior temblaba. Parecía un cervatillo herido. "Carlo
ue le enviaba cartas de amor a mi novio durante años? ¿La que declaraba públicamente su amor p
s ardían. "¡Alicia, para! Estás histéric
aire estéril del hospital. Luego, con toda la fuerza que me quedaba, saqué mi "acta de
do mi visión. "¡Este pedazo de papel. Es falso,

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