A PIÑE
la habitación e
e los Bermúdez, yacía e
jos muy abiertos, una mezcla d
o?", preguntó, su vo
i rostro i
acer", dije, mi voz
quina. No soy
da, se apresuró a
bargo, no apartab
s, señorita Piñeiro", dijo, su vo
no se lo to
arga se dibujó
es mi probl
dígale que el procedimie
o, dudando. "No
, mi mirada f
e le pagó Gerardo. Por su si
avaricia. La moralida
preguntó, su v
le", co
risa apenas percept
iro. Fue un accidente. L
rpo aún débil, pero mi espíri
dadero, de una familia,
de ese sueño, estaba
más f
impla
é haci
palabra, mis pasos resona
la mansión Bermúdez se
jeto, me recordaba l
scapar. Nece
único lugar donde sie
de mi abuelo, escondida en
ntuario,
allí de niña, cuando la presión de
siempre lo supo. Y siempr
to, un acceso ilimitad
otor rugiendo con una
o y sinuoso, pero cada kilómet
zaba a ponerse, tiñendo el cie
ntaña llenó mis pulmone
me bajé, mi mirada se
go esta
. Un todoterreno
dio un vuelco.
n cautela, mi
go lo
do. Y
porche, riendo, sus c
l viento, fingiendo un desma
uerte", dijo, su voz mel
o lleno de una preocupac
ación que m
algo más en
smos que me habían humillado e
biendo, di
vie
o de pie, una sonrisa d
z llena de falsa sorpr
us ojos oscuros, l
r donde no te llaman?", p
", respondí, mi voz m
ilia Bermúdez", espetó u
rida, con una sonrisa
a familia Piñeiro.
ó otro amigo, su v
re que adoptar
as esta
ardió de
e", dijo Frida
brillaban con una mali
unes a nosotros?", dijo
de lo que pasó
e detuvo. ¿C
s ojos oscuros, lle
ocupación. Solo u
l, Martina?", preguntó,
or amargo de la traic
es el placer
, Gerardo", dije, mi
iré a sus amigos, una mira
an. Son solo el eco de la
se contraj
ó, su sonri
bemos que estás dolida. P
, dije, mi
deseo su amor.
bía algo en su mirada, una chisp
me imp
n
te vayas, Martin
ugar para
rdo", dije, una sonris
ara mí en tu vida.
mi espalda recta,
l bosque, lejos de ellos, lej
de los árboles, el viento
la voz de Frida, agud
lobos! ¡Este bos
e. No miré
ado a los lobos.
calofrío de
que me habí
ababan de despertar a
no tení

GOOGLE PLAY