Instalar App
Historia

Capítulo 4

Palabras:1309    |    Actualizado en: 19/12/2025

Al

hacía poco por disipar la penumbra. Mi cabeza todavía palpitaba, y los rasguños en mi cara se sentían en carne viva.

una trabajadora social de rostro amable

esta mañana? ¿Y Leo? El doctor Eva

or las lágrimas no derramadas-. Y e

ose las manos-. El señor Villarreal acaba de recibir una notificación formal s

zón mar

lo que quiera. Me

í por el pasillo hasta la habitación de Leo. Estaba pálido, su brazo fuertemente vendado y en

us ojos todavía u

uidado, con cuid

s vamos a casa. No

aso. Sus ojos estaban desorbitados, su rostro sin afeitar, un marcado contraste co

esquiciada. Nos alcanzó, su mano sujeta

-siseé, abrazando

ntentó arrancarme a Leo de los brazos-

, las lágrimas picando en mis ojos-. ¡Y

eñaló con un dedo

juguete favorito de Adriá

Todavía se aferraba a

hablando? ¡Le

agarrando mi brazo,

orrar los recuerdos de Giselle! -Comenzó a arrastrarnos, tirando de nosotros de vuelta al hospital, hacia el ala de Gisell

specto sorprendentemente fresco, una mano delicada presionada contra su pec

to dramático-. ¡Lo robó! ¡El que Adrián me dio! ¡Intentó l

rrando su rostr

no lo to

empujó bruscamente hac

e que es culpable! ¡Est

a Leo con fin

para mí. Es todo lo que me queda de él. ¿No te importan mis sentimientos en

bello-. ¡Estaba en el suelo! ¡Solo lo recogí, y luego r

e Carlos se

niño difícil! ¡Y tú, Alia, fomentas su

vuelco. Iba a golp

ción frenéticamente, buscando cualquier cosa, un arma, un escudo. Mi mirada se posó en un pesado

esesperación-. ¡No robó nada! ¡Mira el relicario, Giselle! ¡

us ojos parpadeando hacia la mesita de noche.

de duda cruzó su rostro. Parecía confun

como una víbora, apro

ento mucho, Leo. Mami debe haberte metido la idea en la cabeza, ¿verdad? ¿Para hacerme quedar mal? Eres un niño tan bueno, Le

ó de inmediato. Se volvió haci

eo por su brazo sano, sacándolo de detrás de mí, su agarre dolorosamente apretado-. ¡Nec

ación se

¡Está enfermo! ¡Está her

ordo y repugnante. Leo gritó, un sonido agudo y agonizante. Se desplom

ario, dejando caer

ar! -Me arrojé sobre Car

ldosas con un crujido repugnante. La oscuridad se arremolinó en los bordes

Sus llantos se habían reducido a jadeos entrecortados. Miró a Carlos, sus

as audible-, yo... solo quería

, congelada en el aire. Un destello de algo

re la titiritera, a

ereó, su voz un susurro venenoso-. Siempre lo hace. Se

ez más, una bofetada brutal y deliberada en la cara de Leo. L

i cuerpo estaba entumecido, roto. Mi visión se tunelizó. Me arrastré

. ¡Está enfermo! ¡Tiene fiebre! ¡Está

ta a Giselle, que ahora sonreía, un

en protesta. La sangre goteaba de mi nariz, mi cuero cabelludo

os abiertos con una mezcla de conmoción e incredu

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY