sus nudillos blancos. Sus ojos, usualmente fríos y ca

Toro? -exigió, su voz baj

n el sofá de felpa

-Extendió la mano hacia el teléfono, un brillo juguetó

bruscamente, fulmin

filo desconocido. Se dio la vuelta, presionando el teléfono

u repentino cambio d

pre arruinando las cosas. Honestamente, es una carga t

la cajuela. Sola. En la oscuridad. Y morí ahí. Mi forma espectral tembló

rsionó, una mezcla de incre

e solo se está escondiendo. Ella hace eso, juega juegos. -Golpeó la pared con el puño, un golpe

extendían por el vestíbulo. Algunos huéspedes del hotel miraron hacia ar

puso rápidamente. Caminó hacia At

a. Probablemente es solo una broma. Sabe cómo manipular a la gente. -Me lanzó una mirada ve

su mano, sus oj

asó una mano por el cabello, con el ceño fruncido en conf

o y culpó al perro? ¿O cuando "accidentalmente" derramó café en mi vestido favorito? Es una maestra manipuladora, Atlas. No dejes

¡Tú me dijiste que era un juego! ¡Tú me dijiste que lo hiciera! Una oleada de calor, como fuego, barrió

de Katia como si fueran verdad. Sus ojos se endu

no podía deshacerme de ella. Si tan solo la hubiera enviado lejos antes. Si tan solo... -Su voz s

ire. Mamá estaba equivocada. Ser buena no hizo que me amara. Solo me hizo más fácil de lastimar. Mi corazón ingenuo, una vez tan lleno de anh

quiero ir a casa. Pero "casa" era un lugar que ya no tenía. Y estaba atrapada, atada

suite, haciendo saltar a Atlas. No era el toque tentativo de

puerta, su rostro un

? -espetó,

Sus rostros eran sombríos, sus expresiones ilegibles. Uno

funda y formal-. Soy el Comandante Murillo, este es el Oficial

risa sin humor esc

tá haciendo trucos como este. Díganle que pare. No es gracioso. -Tra

na-. Ha habido un incidente. Su esposa, Elisa Hinojosa,

adas y frías. Atlas se quedó mirando. Sus ojos, f

Probablemente solo me está ignorando. -Hizo un gesto salvaje alrededor de la suite vacía-. ¡Elisa! ¡Deja de ser infantil! ¡Ab