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Historia

Capítulo 5 5

Palabras:1875    |    Actualizado en: 04/12/2025

embre. En

a. Breck

enzi

frescura. La chimenea todavía está encendida, o eso creo, porque el aire alrededor d

a desde las cortinas de la cabaña. Por supuesto, es el reflejo

intento de este por salir a flote a

ro que noto es el silencio

lo que pasó anoche no

necesario, hasta que recordé el sofá cama que hay en esta cabaña. Después de una pequeña discusión en la que él me dejó hablando sola, se fue hacia ese sofá para acost

ay un reguero de almohadas tan típico de é

stuvo

rca como para que nuestros cuer

ndo cuando eso pasó y simplemente me limité a ignorar mi sueño, c

en mis sueños, no pude engañarme a mí misma y cedí. Lo dejé quedarse, porque en mi subconsciente eso

no sabe diferenciar entre la

ueño, ni loca lo dejo meterse en la cama. Ahora él debe estar regodeándose en el

madrugador empedernido, incluso en vacaciones, incluso después de discusiones, incluso cuando

ue hoy será un día largo. Paso una mano por mi rostro, apartando el cabello que se me pegó

e acomoda naturalmente en el espacio que él acaba de

a obtener claridad-. No vayas por ese camino, ya cerraste esa pue

ño. No pienso, solo actúo en automático, aprovechando estos minutos sola donde solo

e que me hace detenerme, la ducha está encendida y él está

agua cayendo sobre su espalda, recorriendo la

e hecho, porque no voy a negar que él es el hombre al

oso. Aunque legalmente lo siga siend

ariciado y besado infinitas veces. El pecho firme, el abdomen definido, la espalda amplia qu

us ojos. Porque

ier

os se curvan apenas, porque le divierte encontrarme aquí, pegada al

n una sonrisa que me hace q

ando como si no estuviera desnudo en el maldito baño. O peor, como si yo no fuera la m

inclinando la cabeza y dejando que el agua res

cruzo de brazos, porque no sé qué más hacer con ellos-.

n un gesto que al inst

encio de la ducha se vuelve ensordecedor-. Y por pensar, te quedaste ahí, ci

enciende hasta las orejas-. Fue shock. Fue sorpresa, Killiam.

recioso que me obstina, porque ya no soporto esa sonri

o, como si esta conversación absurda no lo afectara en nada, c

n dejar de sacudir su cabello oscuro, un paso, dos-. N

días han sido un martirio, y me refiero a más de los siete que han pasado desde que le pedí e

favor, Mackenz

e de mí y ese miembro semiduro que tanto m

re

ver... esto -le señalo vagamente con

Lo que no debería hacerme nad

onmigo. Calma las

pensé que se sintiera raro, hace poco más de una sema

n la mano levantada, antes de

mos superado la etapa de "ay, qué pudor" -cont

ue eres! -gruño, insistiendo en algo que ya sabía que él iba a

dura al maldito, po

onrisa ladeada-. Solo es un cue

, y el calor que

. No le des gusto

jo-. Y deja de sonreír

unta, inclinándos

de demonio enmarañado se marca un poco más. Da un paso más y queda muy c

e hablar más fuerte sería admit

de hombros, su s

parada justo aquí -responde, extendie

respiración se contiene por un instante, me quedo inmóvil, atrapada entre él y

etira. Se inclina más y pone su

to sentir... -Su voz baja un tono, a ese que siempr

la voz más aguda de lo que m

r qué estás roja como un adorno de Navidad y respirando como

le empujo el pecho con la punta de los dedos par

uesto. M

unto exacto donde mis

sa-. Te juro que si me mirabas un segundo más, ibas a retractarte de lo qu

tándolo por fin cuando se hace a

rodeándome para salir del baño y colgándose la toalla alrededor d

table -susurr

esa maldita sonrisa torcida-. Tú estás tem

e, pegada a la pared, tratando de recuperar el aliento

me juró su amor eterno

le

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