La séptima oportunidad

or entre Vincent Fuller y Camila Saunders era

ento de física, conocido por su fría actitud

a dos exc

a infancia, con quien compar

nar su romance de siete

iradora persistente que Vincent ab

t le había dicho mil veces que se largara, pero e

se tomó a Ela

Medicina, veía a Elara como una in

el apodo que Vincent le había pu

aba "Ca

perdió la calma y le h

ulloso, se arrodilló frente a ella, se dio cientos de bofetadas, eliminó

te que nunca má

ró una liga para el cabello con

o que ella n

incent ni siquiera notó su

Seavelt para comprarle sus pasteles de piña favoritos, y esperó po

amila se abland

protección que le había dado a su nov

Vincent, r

uió, la alcanzó y la abrazó tan fuerte que parecía querer fundirla contra su pecho, con lágrim

maleta en mano,

cuarta, la quint

él era su debilidad, seguro de que e

a sépti

ándose, comenzaro

ada de un número desconocido y dudó antes de contes

u frente, su expresión era d

ent, no intento molestarte... pero creo qu

mila, y dijo irritado: "Tu teléfono tiene una aplic

lg

inclinó, susurra

aicionaba su agitación, su me

undo, su teléfon

instintivamente:

e hombres mezcladas con un grito femenino d

stro usualmente impasible lleno de páni

o resp

de su teléfono, agarró su abr

lo detuvo en seco. "Esta es

terrumpió: "Camila, escuchaste lo que pasa. Una vida est

respuesta, sa

lágrimas lentamente resbalando por

bía hecho un pacto serio con él: "Siete años de amor,

la pantalla de su teléfono, m

en serio, por eso pisoteaba s

que esta vez ella

brió con la manta, ente

durante siete años, y Elara lo había

on en una clase de educación general, convirtié

a, y él inmediatamente le entregó su pluma estilográfica,

ella estaba absorta en un

un gran ramo de rosas bajo una suave iluminación ambie

e, el foro del

licitaron, e

confirmación, y se derrumbó cuando vio

o por él no era

ta de amor, solo para que él la re

y comprarle regalos, siguiéndol

, haciendo todo lo p

elo, y escupía las palabras más crueles: "¿No tienes verg

nos de lágrimas, siempr

momento, las c

ono durante las comidas con Camila,

dejó de bloquear las llamadas de El

a comprar en el extremo sur de la ciudad, otr

de Elara, su anterior d

era suficiente para que abandona

uánto tiempo, Mira sacó su teléfono y le