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Historia

Capítulo 2 El Laberinto de Cristal

Palabras:1296    |    Actualizado en: 30/10/2025

lgo que demostrar. Su nueva oficina, un cubículo de cristal en la planta alta con una vista que empequeñecía ante la que tenía Elías, era una jaula

erando, sin duda, que fracasara como sus predecesores. Valeria se aferró a los diseños, a los códigos, a los

s de que ella lo viera. Él entraba, se plantaba frente a su escritorio, y con una mirada escrutadora, revisaba sus avances. Sus preguntas eran agudas, sus críticas, demoledoras, pero siempre entregadas con esa voz grave q

numbra, solo iluminada por la luz azulada de su pantalla. Valeria luchaba con el diseño del núcleo del laberinto, una estructura que

asc

No lo había oído entrar. Él estaba detrás de ella, inclinado, mirando

ecir, con la voz queb

ado en la fina lana de su traje, rozó su hombro al señalar la pantalla. Un escalofrío le recorrió el brazo

lla, girando lentamente la silla para enfrentarlo. E

storsionado de lo que anhela. Ofreciéndole un placer que solo se encuentra en la

en las sienes, en las yemas de los dedos, en el centro mismo de su ser. Él no

. Tal vez el problema es que usted no ha definido claramente qu

dola como si fuera el enigma más

aldo de su silla, a un palmo de su nuca. Podía sentir la intención, la promesa de un contacto que no ll

epetición de su primer encuentro, pero aquí, en la intimidad de la noch

sito que no solo lo diseñe. Necesito que sienta el laberinto. Que se

aga eso? -preguntó Val

ue como un baño de agua fría-. Los deseos son universales. Poder. Sumi

ma de su colonia pegada al aire. Valeria se quedó temblando, con el cuerpo despierto y la mente en ll

ue solo ellos podían descifrar. Cuando él le pasaba un documento, sus dedos rozaban los de ella, y un shock silencioso recorría su brazo. Empezó a observarlo, como él le había sugerido. Lo observ

a sobre la inteligencia artificial del Minotauro los tuvo a solas en la sala de con

ador debe sentir que el laberinto reacciona a sus e

os cruzados, se acercó. La energía entre ellos

ed que debería reflejar, Valeria? -

a rendición -contestó ella, sin pensar,

, tan cerca que el dobladillo de

. Un concepto interesante. Requiere de una confianz

rla, a cerrar la distancia de una vez por todas. Pero en su lugar, su dedo índice se po

sobre el latido acelerado de su corazón-. Aquí es donde el

opagó desde ese punto. Valeria contuvo la respiración, mirando la mano grande y

ía? -logró preguntar,

s clavados en los de ella, brillando con

lo que usted está

su nudillo la había rozado ardiendo como una marca, y la certeza de que ya no estaba diseñando un laberin

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