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Historia

Capítulo 3

Palabras:1065    |    Actualizado en: 28/10/2025

ka

ción de Nana, sus cenizas colocadas en un simple relicario de plata que colgué alrededor de mi cuello. S

el columbario, trazando su

a voz quebrada-. Pero no te preocupes. Van

en comprar, un lugar lleno de tres años de recuerdos fabricados. Mientras estaba parada afuera de la puerta, buscando mi llave

sintió como un golpe físico. Mi duelo, que había sido un man

ió. Era Antonio. Su sonrisa se desvaneció cuando

su tono plan

que entrara. Sentía los pies como plomo, pero

arza. Levantó la vista, su rostro de muñeca arreglado en una expresión de dulce preocupación. El brazo d

ón primal de una presa que siente a su depredador. El armario oscuro, l

entras se deslizaba hacia mí. Era aún más hermosa de lo que recordaba, su belle

ntras sus dedos rozaban mi piel, se inclinó

ma ratoncita patética

ecta de una de sus peroratas a

n fuerte, más bien un retroceso reflejo, pero Bianca era una maestra del teatro. Se tambale

ándose de lágrimas de cocodril

sión casual desapareció de los rostros de los gemelo

tras para proteger a Bianca. Me miró como si fuera un pedazo de ba

ticia". Sus palabras del club resonaron en mi mente. Esta era la actuaci

ije nada. Simplemente me di la vuelta para irme. No podía respirar en

como hierro. Era la primera vez que me ponía una mano encima con

o Manuel, sus ojos brillando con una luz cruel-. S

un registro peligrosamente bajo-. La hemos consen

arrastrarme por la sala, pasando por la cocina de con

endo? -Luché contra su ag

mario de almacenamiento. Lo abrió y reveló un espacio p

ujó ad

mientras retrocedía, mi vieja fobia subien

réplica perfecta del tormento que B

me tomó poder subir a un elevador sin hiperventilar. El hombre que me había abrazado durante mis pesad

e la puerta-. Piensa en ello como un castigo por un crimen que no cometiste. -Sus palabras eran un eco e

adura h

soluta. Sile

a con los puños hasta que mis nudillos queda

cupados de Bianca y los murmullos tranqui

a promesa susurrada, cada toque gentil se repetía en mi mente, ahora contaminado y grotesco. Todo había sido una mentira. Una actuación. H

iento íntimo y amoroso de mis miedos más profundos. Y mientras estaba sentada allí, asfixián

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