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Historia

Capítulo 2

Palabras:1163    |    Actualizado en: 15/10/2025

vista d

rigiéndome hacia un estrecho sendero que rodeaba el costado de la mansión. Las piedras estaban f

re olía a aceite y desinfectante. Antes de que pudiera asimilar la f

erto, un retumbo amenazador vibraba en su pecho. Me congelé, mi sangre se convirtió en hielo. La sir

de llantas, su aliento caliente bañando mi

s! ¡Q

Krystal, la niña del vestido rosa, de pie en la puerta qu

u voz llena de acusación

ta corrió

á bien? No sé por qué s

erro, que ahora estaba presionad

site un baño ahora.

mo si fuera un

n carne viva con un cepillo rígido destinado a limpiar pisos. Temblé, apretando la mandíbula para evitar que mis dient

momento de lo que él llamaba amabilidad, le había dado un dulce. Su garganta se había cerrado. Su cara se había hinchado. Reco

vera a los

casa. Estarían preparando la cen

a la casa principal. Corrí a través de una lavandería impecable y entré en una r

re estaba cargado del aroma de carne asada y hierbas. En una

bil-. ¡No pueden usar eso! Mi mami.

re corpulento con la cara

de aquí, pequeña ladrona!

cabeza golpeó la esquina de una mesa de acero. El dolor explotó detrás d

que te

, un hombre de traje

exigió. Me vio en el suelo y s

robar comida, señor

a enumerar las necesidades dietét

s, ni fresas. Sus comidas deben prepararse en un ambiente completamente estéril. Use

l. Ya lo sabían. Pero la patada

hablaban. Damián se sentó junto a mi madre, su mano cubriendo la de ella sobre la mesa. Se inclinó y señaló una tenue cicatriz plateada en su antebrazo. La sonrisa de ella vaciló. Toda la famil

vés de la mugre de mi mejilla. La limpié rápidam

mis pies descalzos silenciosos sobre el frío azulejo. Encontré el bote de basura, mis manos temblaban mientras sacaba la bolsa. Dentro,

ín desechado en la boca con los dedos. Por primera vez desde que salí del

Salí a trompicones del garaje, doblándome de dolor, y volví a vomitar, esta vez sobre las impecables pi

or toda la mansión. Las pu

o sobre mí, su rostro una mezcla de

los escalones, aferrados a sus batas de seda-. Su sistema está severamente desnutrido. No puede

é con un dedo tembloroso h

co frío, escuché los sollozos entrecortados

Cada vez que la veo... veo sus ojos en su c

en lo alto de las escaleras, su rostro una máscara de rabia fría y controlad

-preguntó, su voz

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