Instalar App
Historia

Capítulo 3

Palabras:1177    |    Actualizado en: 14/10/2025

ista de Es

susurré, mi voz er

lada entre los escombros de mi recuerdo más preciado.

ropósito, Estela -di

ojos, por una fracción de segundo, mostraron un brillo tr

último hilo de mi

cerebro pudiera procesar la acción. El chasquido de mi palma co

ente, una marca roja flor

nte para protegerla. Me agarró por los hombros, s

día de nuestra boda. Tropecé, mi tobillo se torció, y caí pesadamente, mi c

Kimberly, su voz goteando falsa

n de dolor. Por un momento, vi al viejo Javi

tiró de

da -dijo suavemente-. Es

do de alejarme de

de Kimberl

ió, volviendo sus ojos llen

e se necesitó. Su

empleadas que habían entrad

eó una de ellas, c

pitió, su voz no dej

tima y miedo, me inmovilizaron los brazos. Luché,

Javier, con voz fría-. Kimberly está s

l y un algodón en la mano. Se arrodilló, su rost

ró, una sonrisa cruel jugando en

el al

botella entera sobre el raspón

, mil agujas al rojo vivo hundiéndose en mi carne a la vez. Un grito se desgarró de

avier, mis ojos suplicándole ayuda, una piz

rando. Su rostro era una

a tensarse. Es

también

oz temblorosa-. Me duele... el

su atención v

alarma. La levantó en brazos co

sin una sola mirada hacia mí, la mujer a la que acabab

ada en un montón. El olor agudo y estéril del alcohol llenó mis pulmones, un

a destruida de mi madre. Se había hecho esa cicatriz protegiéndome. Ahora

mi garganta, un son

bía amado a un hombre débil que dejab

azos de la foto de mi madr

sonriente y destrozado-. Siento mucho h

ctuación obligada; mi asistencia no era opcional. Javier insistió en que K

ma y juicio. Yo era la noticia de ayer, la novia plantada. Kimberly, aferrada al brazo

éndose de sus chistes insulsos. A mí me dejaron sola en un rincón, un fantasma inc

que siempre había estado celosa

ves un poco... desechada. Supongo que el talento y la inteli

de vino, mis nu

debió d

luego se volvió inmediatamente hacia Kimberly-.

co, inmediatamente negado por su

mbro de Javier. Luego, mientras se giraba para caminar hacia

dió en cá

ctamente hacia ella. Cientos de copas de cristal, llenas de cham

o hacia Kimberly, envolviendo su cuerpo con e

ectamente en el cami

o el cristal. Fragmentos llovieron sobre mí, cortando mis brazos y hombros desnudos. Una pesada copa de cristal me

de asegurarse de que Kimberly estuviera perfectamente ilesa, finalmente se volvió para mirarme. Sus ojos s

-

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY