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Historia
Cuando el amor murió, la libertad nació

Cuando el amor murió, la libertad nació

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1712    |    Actualizado en: 13/10/2025

e cortó la mejill

con la voz ahogada, pero su espo

amor de Dios, es

co. Luego,

ecámara principal. El calendario marcaba tres meses después de su

junto a la ventana

esta noche s

scurecido la primera vida de Amelia. El dolor familiar e

había entregado a Ethan una devo

infidelidades, su abuso emocional,

catura, ridiculizada por el círculo de Ethan

a, era una píldora amarga. Su corazón, antes roto, ahora n

las cenizas de Leonor, y Ethan, sin dudarlo, emp

una ver

de Amelia daba vueltas por el impacto

e entregó una pequeña caja de terciopelo en su pentho

De. Mi. Vida. Para. Siempre

cido para

ítu

nilla del copiloto le cortó

ijo con la voz ahogada, las manos te

stola se rio, un s

ú, pr

e ella. Sus dedos encontraron su teléfo

ada se

, ayúd

nta -espetó Ethan de la Torre, su esposo dura

por favor,

cabeza. El teléfon

uri

, un dolor abrasador y

útil, Amelia. ¿No pu

melia se abri

tado de su coche, sino en la opulenta y sof

les por las cortinas de seda.

va. Había

n el buró decía

. Tres meses dentro del infie

sa con el olor fantasma de

o una segunda

ventana, con el teléfono pegado

ándose, un tono que Amelia había anhelado y nunca recibido-. Yo

er que realmente amaba. La mujer que había sido un

dolor en su pecho, rápidamente d

vez

entemente firme, ronca por el desuso

lestia clara en s

a? ¿No ves que est

e. Los recuerdos de su muerte, de su indiferenc

cartó, volviéndose

lia, su voz ganando fuer

nido corto y burlón

Amelia. ¿Qué es esto, otro de tus

expresión una mezcla d

e mataría. Y además -se inclinó, su v

a, todo era igual. Pero

u mirada sin pestañear-. Esto n

e la cama, ignorando el t

léfono -el teléfono de esta vida- y

-dijo al teléfono, su voz clara y profesional-. Es sobre un acuerdo

n desvaneciéndose, reemplazada

lg

erme est

melia había amado a Ethan de la Torre con

dades, su abuso emocional, todo con la patética espe

a que Leonor de la Torre, su formidable

tado su matrimonio, atando el acceso de Eth

mano de Leonor en la suya

iña. Tienes una fu

Lo había intentado. Dios

Montes era una herida

desde el principio, una ví

ica en eventos que se esperaba que Amelia organizara, dejánd

r por el tiempo de Ethan, suplicándole que no vie

ía como una victoria, cada p

mas, crisis públicas que solo solidificaban la nar

vía amaba

ica por una habitación, la forma en que su voz se suavizaba cuan

la para ambos, había sido el últ

tranquila y los talentos artísticos de Amelia como un

veía a Amelia como un o

ela, ni a Amelia, por la vida

quier migaja de la atención de Ethan, Ame

, comprado ropa que odiaba pero que pensaba que él admiraría,

adera pasión, se

mociones un péndulo que se bala

de amabilidad -generalmente cuando quería algo-, ella se aferraba

igadas por las sutiles indirectas de Jessica y la defensa inmedia

da y escalofriante

y autodestructivo que había se

en ese coche, escuch

eco hueco, un tejido c

spirando por un hombre incapaz de amarla, un

para Ethan, que ahora la miraba con una expresión extrañ

mbre

avía estaba procesando

u lado, con la

con un traje impecab

a Torre? Soy

favor, pase -dijo Amel

l, muy consciente de que Ethan la s

ndió los documentos sobre

dar. División de bienes, clá

pluma. Su man

z teñida de incredulidad y un

d estás ha

peles, sus ojos escan

rte? -se burló, pero el sonido c

con un trazo vic

ando te des cuenta del error que has co

nte, el familiar des

una pequeña sonrisa genuina

Lo único que lamento es no hab

empacando. No solo ro

. Desap

traría. Esta v

Garza, reclamando la ide

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