vista d
s de falsa simpatía. Interpretaba tan bien el papel de la ami
n, sus ojos como buitres en círculo. Pod
z alta a otra mujer, pero sus palabras eran para mí-. Desd
na mano delica
e inclinó más cerca, su voz bajando a un susurro conspirador-. Pero t
, una pequeña sonrisa cru
, fui yo quien t
romperse más, pareció estallar en un millón de pedazos diminutos. La habitación se
-Mi voz era ape
nsanchó. Sabía que había
me fui. Necesitaba a alguien estable. Alguien... simple. Sin problemas. Sabía que serías perfecta. Le harías
stura se resquebrajó. Retrocedí tambaleándome, le
resco de la noche, mis manos agar
marcador de posición; era un peón elegido a mano en su juego enfermo y manipulador. Yo era la esposa tranquila y estable
etado mi papel
me tocó
juego adentro. La señora Sa
ofía estaba en el centro de un círcul
s una historia sobre lo más extravagante
e rió to
a! Apuesto a que
ontraron los míos al
que fletó un jet privado a París para mí, solo para cena
de semana. Rico me había dicho que tenía una reun
la vez que compró toda una compañía de fuegos artificial
ra un evento corporativo al que estaba
ocios. Se había perdido el aniversario de la muerte de mi
tas. Mi estómago se rev
tó alguien-. ¿Quién es
na mirada secreta y
ará p
l, las puertas del sal
o e
vio. La tensión se desvaneció de sus hombros, reemplazada por una mirada de puro, abso
a tres metros de distancia, y era com
ectamente
, su voz baja, destinada solo
n Vinny Salerno, uno de los socios imprudentes de Sofía. Estaba rompiendo la *Omertà*, el sagrado código de silen
ojos rozándome con un de
ly. Est
dije, mi
pareció registrar mis palabras, su aten
oz firme-. Yo c
tos. El príncipe hermoso y tóxico y su princ