vista:
como el plomo, escuché la voz de Isabella flotar de
ella, Dante. ¿Fue por
lo suficientemente afilada
Es hora de que a
er gestionada. La última brasa parpadeante de esperanza dentro de
r la bienvenida a su alianza con los Montemayor. Me obligaron a asistir. Uno de los viejos capos de Da
ó, Don -le dijo a Dan
un sorbo lento de su whisky, sus
e escuchó en la repentina calma de l
erte. Sentí el cambio en la habitación de inmediato. Las miradas que caían sobre mí ya no eran respetuosas ni caute
en sus brazos al estilo nupcial. No parecía enojado ni molesto. Parecía un rey reclamando su premio, un fuego posesivo y protector en sus
rancesca, los vio irse, con expr
por silbarte en la calle -murmuró-. Todos p
ensé, con el corazón como un n
otaba las ventanas. Vi cómo Dante acompañaba a Isabella a su coche, sosteniendo un gran pa
r los truenos. Me había encontrado acurrucada en el pasillo y me había acompañado de vuelt
e será para ti, Fin
he, sin paraguas y sin nadie que me esperara. Miré las cor
ondo y caminé direc
a mi cráneo y empapó mi vestido en segundos. No corrí. Caminé, dejando que la tor
la costosa alfombra, mi teléfono vibró con una notifica
umpleaños de Dante Covarrubias. Nos veremos en
arza. M
escapó de mis labios.
n que yo finalmente escaparía de él. Mi renacimiento sería su celeb