erdad?", continuó Isa, su v
dor asintieron, sus ojos yen
ndo. J
turreó una de ellas. "Especialmente
mano al pecho, fi
ucho. Prácticamente novios de la infancia
direct
adecerme. Fui yo quien le dijo
e escapó de
aile se sintió demasiado
logré s
ro veneno ahora, aunque
poco de espacio. Estaba deprimido, pobrecito. Le dije: 'Marco, necesitas a alguie
nos te
samente construida se
sangre se me
tro alrededor se v
murmuré, dánd
itaba
aza, con el corazón l
oche me golpeó la ca
ustrada de piedra,
ra solo que
fue una farsa. Or
Para mantenerlo estable hasta
ue interpretó mi pa
gritó: "¡Vamos a empezar Verdad
a volver
quedarme aqu
baile, tratando de
de un círculo, con un pu
ad!",
rador más devoto que has tenido, Isa! ¡L
barbilla, fin
zó a contar
z, mencioné casualmente que me encantaba una orquídea rara en particular, que solo se encontraba en al
jadeos d
a favorita no iba a venir a la ciudad. De alguna manera los convenció, pagó su e
apla
fiesta. Imposible de encontrar. Lo rastreó a través de una docena de coleccionis
re se m
esas h
s vagas sobre "un amigo" al que había ayudado, o "u
uestra primera cena de San Vale
nta de ahorros conjunta que teníamos, alega
loj que su padre le dio, una reliqui
a
, haciendo esa
migo anónim
Todo ese dinero.
r
chó. La habitación
ble, Isa?", preguntó alguie
izás se los presente algún día.
entrada del
í est
rc
ieron la sala, se posaron en Isa y un
de pie a solo unos
ectamente
", le dijo, en voz baja.
su agenda. No tenía
erando. Su llama
ó. La sorpresa pa
a. Vi
a una anomal
Mi voz sonaba dista
e lleve?", preguntó,
, dije. "Ya p
y me alejé, de
eja pe
l siempr