uerpo de Harlow se tensó de inmediato. No necesitaba comprobarlo p
dos enemigos. Alguien había decidido vengarse, y lo estaba hac
ana. Se aferró con desesperación al brazo de Kaden, con lo
, luego extrajo una pistola de su cha
ó en complet
a tan despreocupada como peligrosa. Se agachó y re
ue resonó como un eco entre esas paredes
n la sala se posaron sobre ella,
l temblor en su cuerpo. "Esa no soy yo", respond
a que todos parecían co
ecieron fríos. "Tienes razón", admitió. "La que aparece aquí es la señora de la casa". Se detuvo adrede, d
úblico. Confirmó, de la manera más cruel, que la muje
on nuevamente, esta ve
tan pura, pero en priv
l prefiera a Britta
estuviera hundiendo en un abismo. Intentó defenderse, abrir la boca para grit
y un escándalo así la destrozaría. Tú eres mi esposa; nadie se
ó, incrédula, con la voz hecha pedazos. "¿Vas a sacrif
ageres, eres la señora Barnes y tu honor
gnifica nada para ti? ¡La inocencia de una mujer es lo ú
stado del camino. Kaden giró hacia ella con una
. "Por Brittaney daría cualquier cosa,
s defensas. Era el final. En realid
n porque Brittaney opinó que el color era feo. O esa ocasión en que obtuvo una bendición e
a visto y jamás
a. Giró el rostro hacia la ventana, mientras las lágrimas
ió en un manojo de nervios, temerosa de q
ente se entera?",
aba él, estrechándola con ternur
necía callada, moviéndose como un fantasma por la casa, aguardando el insta
postergándolo. Se puso el abrigo, dispu
rlo
tuvo cuando ya tenía