quillista lo siguieron a la casa, con los
mos a la gala anual de la Socied
tenía que mantener la ilusión de que yo era su a
o vaporoso, joyas elegantes, maquillaje impecabl
brir la puerta del copiloto, p
e atrás -di
é, con
era lo más normal del mundo-. Se marea en el c
en el coche. Él lo sabía. Solía ser él quien me record
labios. Abrí la puerta trasera y me
n vestido que complementaba perfectamente el traj
, su voz dulce como la miel-. Estaba tan as
ullo bajo e íntimo. Se inclinó y le dio una suave
tí como un g
n el espejo retrovisor, sus ojos
bién está aquí! Lo siento mucho,
con firmeza-. Qué
n y una oleada de náuseas me subió por la garganta. Adelante, Damián
silencioso y sonriente. Me presentaba educadamente a sus colegas, y luego inmediatamente dirigía t
e de página. Ella era
ieron demasiado. Me disculpé y escapé a u
ndo de respirar más allá del nudo de dolor en mi pecho. Cuando finalmente
ces l
a Kaila en sus brazos. Su rostro estaba sonrojad
opia voz baja y áspera mient
aré a un lugar dond
en mi pecho. Los seguí, mant
pasos urgentes. Lo vi caminar
rir la puerta de una habitació
clic, dejándome sola en el