el hospital al

rna inmovilizada por una pesada escayola. Un

dose con aire incómo

do y quizá un

o impasible. "¿Q

, que te habías lastimad

e. C

ocorde. No quería su compasi

letos de un viaje a Florencia que es

ovimiento y entr

un deje de sospecha. "¿Más de

do aquella chica obsesionad

ada, re

si eso justificara su presencia. "Le preocupan... ya sab

ba de mí. Era simpl

ltrecho, sintió o

se preocupe. No pien

ía y distante. Qu

to. "Mira, Savvy,

, lo int

rendido por

n su expresión. "¿Necesitas algo? ¿

iento renuente

bien,

nueva oleada de dolor a travé

o hacia mí. "

ito tu a

s almohadas que tenía detrás de la ca

iempos: un eco fantasmal de aquel chico q

s entró

Oh, Savvy, e

o y se aferró a su braz

iato, apartándose de mí

ijo, con la voz de pronto más c

que me dejó a medias en su gesto, me hizo perde

herida s

de los labios. Un dolor ca

querida. Qué torpe. Jax, quiz

ación era

instante, con la mira

abes, comprometidos. No se vería bien que yo esté aten

. Públi

humillación fue una nu

querida. A la antigua. No querría darle a nadie una idea equivocad

on un triunfo que me

ente a ella y

Chloe. Soy perfectamente consciente de su..

ivo contrastando con la tensa atmósfera. "Muy bien, señorita Miller, órdenes del docto

n claustrofóbica, de alejarme de ellos,

sa preocupación. "¡Oh, qué idea tan maravillosa! Iremos c

rme en una silla de ruedas. Jax y Chloe nos siguieron fuera de la habita

y diáfano con una fuente decorativa ridículamente recargada que borbotea

queó el paso. Abrió la boca, quizá para soltar otra

damente, y su tacón se enganchó en el

tando los brazos en el

la fuente

pot

bruscament

gua, empapada

tro desfigurado por la furia. Yo seg

, rugió, avan

No hic

pezar! ¡Estás celo

taba acusando.

x sería capaz de hacer. Mi Jax, el chico qu

jó. Con

ruedas. Agarró las manijas y

erna sana resbaló sobre las baldosas mojadas por el chap

mbién caí al agua fría y

ón. Mi pierna escayolada impactó c

ra vez. A

con el pecho agitado. Chloe se aferraba a él, con ai

uñó Jax, con la voz peligrosamente baja, "vas a lamentar el dí

ayola. Ni siquiera podía hacer p

en la boca, mientras la herida cerca d

extendía en el agua alred

san

ar que me