rabella como s
e dolía la garganta, lo que más la atormentaba era la humillación. En el fondo, quería descargar su ira c
Pero si no puedes pedirnos perdón, haz las male
ió a Arabella como si fuera una mosca en la habitación antes de volverse hacia Eliss
so había recuperado el equilibrio. Con la cabeza en alto, se d
la desde la puerta, haciendo que to
re alto entró, bañado por una luz tenue, con el ro
a presencia imponía autoridad. Desde los zapatos hasta la camisa de cuel
quedó boquiabierto, como si
ó a toda prisa. "¡Señor Gordon!
ominick, quien dio un paso adelante, tan tranquilo como siempre.
y desbloqueó la pantalla, encontrando un mensaje del subdirector del De
enseguida: "Sí. Est
lo bastante valiente para enfrentarme a ese hombre.
se molestó e
"No es nada grave, señor Gordon. Solo una estudiante causand
a a Arabella, echándol
e y fría carcajada. "¿E
odía respirar. ¿El dolor en su pierna? Había desaparecido. ¿Su orgullo herido? Olvidado
ssa, igual de conmocionada. Bajó la voz y a
bía hablado, todos asumieron que
itud que no encajaba con lo que esperaban de alguien i
Su voz cortó el silencio como una navaja. "¿Expulsada?", dijo, lento y frí
divertida. "Nos dio una paliza, ¿sabes? ¿Qué tal esto? Daisy puede da
Estaban anormalmente rojos, lo que le daba un aire extraño y
rmuró Joyce entre dientes mient
mucho daño a todos. Sé responsable. Ponte de rodillas
comentó, con un tono indesc
acida, convencida de qu
con tono seco: "Entonces eso
lvió hacia el rector con una eficiencia impecabl
¿Te refieres a ellos?". Señaló al grupo de J
ió fría y penetrante cuando dijo: "¿Crees que vinimos aquí
a y las rodillas le temblaron, a pu
se volvió hac
díllense y pidan perdón. Uno por
ubiera bajado los humos. Joyce abrió los ojos con incredulidad y espet
Entonces, a partir de ahora, cada diez segundos
ó. "Estás fan
más poderosa, pero te
ualquiera pudiera hundir su
iles aparecieron en las pantallas de todos. Las acciones de sus familias habían caído.
umó de sus rost
orror y bramó: "¡No! ¡¿Cómo
ían perdido cientos de mil