va ola de fuego por mis piernas. Apreté los dientes, obligándome
mente era un frenesí de
Le doy una
Se lo merece!
Esto está mal. ¿E
upación. -¿Cómo aguantas, Ariadna? ¿Es difícil? Quizás
o seas tan duro con ella. Es solo arena. Yo tuve que ca
era pavimentada de la ciudad. La auda
piel de mis plantas ya comenzaba a ampollarse. Mantuve mis ojos en el horizonte,
nardo estaba llena de una rabia aterrado
y voló delante de mí. Uno de los guardaespaldas
etálicos llovieron sobre la a
av
puntas afiladas brillando bajo el sto ya no era solo una le
o podía cami
onardo desde arriba-. O aña
s de ampollas furiosas. Luego miré el camino de cl
ojos, pero las contuve. Llorar era una señ
ción profunda y tem
carne blanda de mi arco. La sangre, oscura y espesa, se acumuló a su alrededor, manchana agonía. Mis pies estaban siendo destrozad
Montes, esto está yendo demasiado lejos! Sus pies sangran profusamente. ¡
eonardo con frialdad-. Es más dura de lo
. tiene una constitución de
la, lo suficientemente alto como para que el micrófono lo captara-. Cr
por encima de nosotros, Ariadna? Siempre has tenido miedo de las cosas que se arr
por el terror. Conocía mi mi
aespaldas reapareció, esta vez con un s
enido sobre la arena, a p
deslizándose por el suelo caliente, sus
con Leonardo sobre mi fobia paralizante. Me hab
mis pies destrozados olvidados, todo mi ser consumido por u
camas y el recuerdo de una promesa que ahora él