a ha
a sabido de Helena Linares, la mujer que Braulio amaba, la mu
ue no podía competir con un recuerd
antasma había v
temblorosa-. Braulio, est
un sonido cru
rdad crees que m
staba lleno de las flores favoritas de Helena, a las que Elisa era alérgica. La
ada. Ni una sol
or, intentándol
a dónde más ir. Ere
n Braulio, cuya familia supuestamente los Garza habían arruinado. Había estado trabajando hasta
-dijo él, su voz desprovista de cualqu
cuchillo. Durante cuatro años, había creído que eran
decir una palabra más, el portazo de la
los papeles
un dolor agudo irradiando desde
pastillas, tragándos
ó a la habitación vacía-. Brau
Cerró los ojos, la oscuridad dentro
le mareaba. Y era alérgica a ellas. Sin embargo, todo el j
l hospital. Elisa no
s malditas flores -dijo Daniela, con
sa débilmente
taba de la mujer que representaban. Braulio l
hermano adoptivo, la única familia real que le quedaba. Los Garza lo habían acogi
os de su último escán
ciendo esto -dijo, su voz t
-preguntó ella, su v
y dejas que tu estado emocional se dete
nóstico, sus dedos se pus
ilo se suaviz
él? ¿Dónde
lla, las palabras sabie
nuevo-. ¿Ocupado haciendo qué? ¿Tiene
se arrepintió d
iento
ndose una man
idados paliativos. Ayud
jo ella, acept
s palabras del médico reson
illo aturdida, su
uvo en
mujer en una silla de ruedas. La mujer reía, co
te, incluso después de todos
ba v
Helena, clara y triunfante,
estoy em