los ojos bien abiertos de incredulidad. ¿La dulce herman
to!", intentó excusarse rápidamente la mentirosa, con e
n sus excusas. Siguió reproduciendo claramen
eso?", resonó la voz de Noelle, firme y tra
udida, con un tono cruel. Luego, lo cambió por completo, adoptando uno lleno de falso miedo. "¡Ay! ¡Gerard, ven rápido! ¡Noelle quiere tirarme de las esc
la; ¡todo era un engaño! Esta última había ido hasta el borde de la escalera y fingió que estaba asustada, solo pa
el ceño y soltó en un tono defensivo: "Noelle... incluso si
ero de alguna forma, todo es mi culpa por no explicarme mejor', pensó
r de que eres joven, la me
él, pero no encon
bía interrumpido sin darle siquiera la oportunidad de terminar, mucho menos de creerle una sola palabra. ¡Y no solo eso, en un arrebato había ag
ardiendo en su interior, Gerard
ard... sé que me equivoqué. No debí haber mentido sobre Noelle. Lo que pa
?", inquirió el hombre,
tal vez todavía podría arreglar el asunto, así que adoptó una expresión más lamentable
o desde que Noelle regresó, he vivido con el miedo de que dejen de quererme. Me aterra pensar que todos me dejen de lado porque ella es la verdadera hija... y mucho más
n, se sintió profundamente conmovido. ¿Cómo podría alguien como Willa tener malas in
herida, ¿verdad? Como eres la hermana mayor, ¿qué te parece si actúas con madurez? ¡Deja pa
ano acababa de descubrir la verdad y aun así, en lugar de defender
era completa
casa, ¡pues encontraba insoportables y nauseab
tonces no te quejes cuando te corra de esta casa!", prosiguió Gerard, como
uvo estoica; su hermoso rostro era inescruta
de este momento, ¡no tengo nada que ver con la familia Mo
la media vuelta y se m
os bajo ese techo, apenas tuviera pertene
a sangre con un pañuelo. No tenía tiempo para tratar sus cortes como era debido, así que optó por colocar curitas sobre ellos. Después, se cambió e
estaba haciendo un berrinche: se iba de verdad. Ella estaba co
i sueñes en regresar arrastrándote! ¡Te juro que te arr
pondió la aludida, sin inm
Ahora que estaba fuera de escena, todo lo que por derecho le pertenecía pasaría a sus manos: el amor y la
Gerard, ve tras ella! ¿Qué haremos si algo le pasa allá afuera? Est
nos días, rogará para que la aceptemos de vuelta! ¡Y cuand
spaldas entró corriendo, sin ali
asa sabían la verdad: esta joven realmente no importaba. Como no tenía estatus, no
nte! Estacionó su auto justo afuera. ¡Creo que es... de
rd y Willa, intercambiando miradas a
ueza y estatus, pero si se comparaban con los Martin, eran prácticamente nada, ¡pues el poder de est
llos, soñando con una alianza comercial, pero no habían teni
con la voz temblorosa de la emoción, mientras se acomod
a anticipación de descubrir al misterioso visitante. No podía dejar d