me expulsaran. Yo estaba de rodillas, suplicando, rota. Él estaba de pie junto a Isabella y su padre, Tío Ricardo. No me miró ni una sola vez. Simplemente
irlas en un infierno. La tristeza se había ido, reemp
a en sus labios. "No seas ridícula, Sofía. Tú me necesitas a mí. Mi fam
a la velocidad del rayo. El sonido de la
mejilla perfecta. Alejandro se quedó atónito, con los ojo
os somos artistas, creadores. Creamos belleza y pasión. Tu familia son solo parásitos que viven
ancia, mi postura exudando un
aldándote, tu padre nunca conseguirá el puesto en el ministerio que tanto anhela. Así que piensa dos veces a
tro una mezcla de furia y, por primera vez, mie
lla, que se había quedado
una ofensa personal. Es un crimen contra esta academia y contra el legado de mi abuela
sus habitaciones por el ruido ahora nos rodeaban,
antes de una competencia que define el honor de la casa, se considera alta traición" , declaré en voz alta para que todos escuchara
as leyes de la abuela Elena eran absolutas, tan veneradas como las sagrad
comenzó a
¡Yo no hice nada! ¡
merodeando cerca de mi habitación toda la semana. Y tengo tus bocetos anteriores, todos
ndo. Mi estatus como nieta favorita de la matriarca y mi demostración de fuerza y conocimien
en, ayúdenme!" , suplic
a abuela era más fuerte que cualquier
reando el momento. "Vas a empacar
sar a mi habitación y cerrar este
se cerró sobre mi brazo, deteniéndome
mi corazó
aba de pie detrás de mí. Su ro
stenía un pesado bastón de madera. Antes de que pudiera re
tó en mi cuerpo, y caí